Ikigai: la filosofía japonesa que aporta sentido y felicidad a los hogares

ikigai

Una casa debe convertirse en el fiel reflejo de la personalidad de sus habitantes y contribuir a cultivar sus pasiones y su autoestima.

Las decoraciones vintage, modernas, clásicas o minimalistas llevan la voz cantante en muchos hogares. Un amplio abanico que se abre para dejar paso a nuevas alternativas. ¿Has oído hablar de la filosofía Ikigai? No es una opción tan extendida, pero cada vez son más los que la eligen buscando plenitud.

La palabra procede de la suma de dos conceptos: iki, que significa vivir, y gai, que hace referencia a cumplir con lo que uno espera. Por tanto, si unimos ambos términos, podemos concluir que esta filosofía japonesa tiene como propósito encontrar el sentido de nuestra vida, eso que hace que nos levantemos cada mañana.

Realmente, se conozca o no esta filosofía, nadie le pondría trabas a la tarea de encontrarse a uno mismo, pero ¿cómo se hace? Pues se puede empezar por indagar en nuestras pasiones, detectar una vocación y descubrir aquello que se nos da bien y que podría convertirse en nuestra misión en el mundo. Puede ser un lugar, una persona o un sentimiento.

Trabajar con esta filosofía puede cambiar nuestra manera de ver la vida. Por tanto, no hay mejor forma de empaparnos de ella que acondicionando nuestras casas al estilo Ikigai.

Filosofía Ikigai

Estamos ante un concepto abstracto que se puede materializar de múltiples formas en las estancias de nuestras casas. 

Una buena forma de empezar es detectar cuál es tu pasión y tenerla presente en tu casa para disfrutarla. Si, por ejemplo, el arte es lo que mueve tus días, transforma tus habitaciones en espacios creativos con cuadros, lienzos, fotografías, cámaras o libros temáticos.

De esta forma, tendrás siempre presente una motivación y sentirás que tu hogar y tu personalidad están en consonancia. Una relación que apoya y refuerza la autoestima.

Filosofía Ikigai

Eso sí, tampoco se puede abusar de los estímulos. Recuerda: menos es más.

No hay que olvidarse de dejar hueco para rincones de descanso. Y es que para encontrarnos con nosotros mismos es necesario contar con alguna zona de lectura o relajación que nos permita desconectar y pensar. Una zona chill out podría ser ideal o, simplemente, un dormitorio sin grandes adornos ni distracciones.

Si pensamos en esto, el ejercicio puede ser también una manera de desenchufar. Es ahí cuando aparece la meditación. Y es que reservar un espacio en el que realizar estiramientos puede convertirse en nuestro pequeño refugio casero. 

En resumen, se necesitan espacios para recrearnos en nuestros hobbies, pero, también, zonas de desconexión. Va quedando claro que la filosofía Ikigai apuesta por dividir la casa en rincones creados a medida para reflejar nuestra manera de ser en sus paredes.

Filosofía Ikigai

Y aún queda una zona por descubrir. Hay que contar con un espacio abierto para pasar tiempo con las personas que queremos y, por ello, un lugar dedicado a las reuniones con mobiliario sencillo, que no obstaculice el paso, es fundamental. Un salón abierto puede ser la mejor opción. 

Tampoco debemos olvidarnos del baño. El agua de una buena ducha puede ofrecernos uno de los momentos de mayor paz y relajación del día. Por ello, unas buenas sales o una bañera de hidromasaje se convertirán en grandes aliados.

Está claro que cada zona tiene su cometido, y que tanto la naturaleza como la luz son imprescindibles en todos esos espacios. Las ventanas abiertas y algún que otro geranio pueden ayudarnos a crear un ambiente relajado. 

El objetivo final es identificarse con cada estancia para poder encontrar en nuestro hogar un remanso de paz que despierte nuestras motivaciones.