Xavi Rius es químico. Durante el desarrollo de su tesis conoció a Francisco Andrade y Par Blanking y, juntos decidieron explorar cómo las personas que vivimos en las ciudades nos relacionamos con las plantas. Después de realizar encuestas, entrevistas y reuniones en grupo, descubrieron que las principales barreras para disfrutar de la naturaleza en casa o en el trabajo son la falta de tiempo, espacio o conocimientos para cuidar las plantas. Para solucionar estos problemas se creó CitySens.
Los inicios de CitySens se remontan a enero de 2012, cuando Xavi Rius montó su primer jardín vertical hidropónico de tomates en su laboratorio como parte de su tesis doctoral en nanosensores en la Universitat Rovira i Virgili en Tarragona.
Yo hago cosas que me gustan y cosas que creo que tienen sentido Eso me motiva muchísimo para tirar adelante
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Me pongo un notable. Un siete o un ocho… Porque creemos en ello y todas las decisiones que tomamos son con el mejor criterio posible. Esta es la parte positiva. Lo negativo es que siempre hay cosas a mejorar. A mí me gustaría poder impactar en más gente. Hacer las cosas bien, pero que no lo sepa nadie, hace el camino más largo y más difícil.
A nivel personal, ¿en qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Ahora estoy muy involucrado en temas de mi familia. Tengo tres hijas. La mayor tiene 8 años, luego tengo una de seis y la pequeña que tiene dos años. A mí la familia me mueve mucho y me gusta ser un padre presente. Esto hace que me haya involucrado en el AFA del colegio, hasta aceptar la presidencia.
También estoy colaborando también con una ONG que se llama Comité Óscar Romero que hace proyectos de colaboración con América Central. Y, en temas culturales, estoy involucrado con la Asociación Cultural de Sant Fructuós que busca potenciar el conocimiento de las raíces cristianas de la Iglesia tarraconense y todo su patrimonio arqueológico.
¿Qué te llevó a crear CitySens?
Tuve la suerte de tener buenos maestros. Uno de ellos fue Francisco Andrade, socio de CitySens. Él es quien introdujo toda la parte de innovación a la facultad de química donde yo estaba haciendo la tesis. Me ayudaron también mucho el diseñador industrial Pär Blanking, mi tutor de tesis, Jordi Riu y, sobre todo, mi padre que para mí es un gran maestro y colabora en todo lo que estoy haciendo.
A mí lo que me motiva es hacer cosas que aporten valor. Tenemos que hacer cosas que tengan sentido y que cubran las necesidades y los deseos de personas que hay a nuestro alrededor. Hay mucha gente que va a trabajar con pereza y para ganar un sueldo. Yo hago cosas que me gustan y cosas que creo que tienen sentido y eso me motiva muchísimo para tirar adelante. Aportar valor para mí tiene mucha importancia.
¿Por qué crees que CitySens tiene que existir?
Mira, el otro día tuve una reunión con una empresa de La Sénia, en Tarragona, tocando Castellón. Ellos hace muchos años que fabrican muebles. Mi reunión fue con la segunda generación de una empresa familiar de mobiliaria y me contaban que han cambiado totalmente el modelo de la empresa. Ya no fabrican muebles, sino que dan servicio a empresas que construyen residencias a través del mobiliario que estas necesitan.
Me contaban que, actualmente, quienes están entrando en el sector del mueble y haciendo cosas nuevas es gente que viene de fuera. Yo soy químico y no tenía ni ideade dónde me metía. Pero, para mí tiene mucho sentido hacer cosas desde la periferia. Es decir, sin estar tan involucrado en un sector, ser capaz de detectar una necesidad como es hacer productos de decoración más sostenibles y, en mi caso, colaborando con personas con riesgo de exclusión laboral. Los que venimos de fuera quizá nos sea más fácil aportar cosas nuevas que el que está dentro y lleva toda la carga de los años de sostener el negocio.
En CitySens hemos buscado aportar sostenibilidad e impacto social y hacer cosas que vayan más allá con tecnología e innovación. Todo lo que hemos aportado es porque venimos de fuera. Hoy en día todo es muy cambiante. O estás dispuesto a cambio o este se te lleva por delante.
¿Cuál es el éxito más importante que habéis conseguido?
Si existimos es gracias a la gente que ha creído en nosotros. El éxito es haber encontrado a gente que cree en lo que hacemos igual que nosotros. Para mí esto es un éxito muy grande y esto estoy muy contento de que los primeros clientes, los que participaron en la primera campaña de 2015, sigan acudiendo a nosotros y se haya generado este vínculo punto a partir de aquí se trata de ir construyendo, es una carrera de fondo. El éxito para mí es la motivación para seguir en este camino.
¿Qué proyectos tenéis pendientes de desarrollar y qué necesitáis para desarrollarlos?
A lo largo de este mes sacaremos nuevos productos de sobremesa. Son productos de pequeño formato desarrollados con impresión 3D que insisten en nuestra idea de generar esa relación entre usuarios y plantas que es la base de CitySens. En este proyecto está involucradas varias empresas, como Upcycling Bottles, el estudio de diseño Innou, el fabricante de impresoras 3D nacional TuMaker, la empresa especializada en tecnologia 3D IT 3D y el centro tecnológico Eurecat. Es un buen ejemplo del tipo de innovación abierta que nos gusta liderar.
Otro proyecto es crear nuestras jardineras adaptadas a los balcones. Sistemas modulares pero que sean verticales y horizontales con sistema de de alto riego con ADN CitySens pero para el balcón. Este proyecto lo estamos tranbajando desde hace tiempo con la comunidad CitySens y con el estudio de diseño Oiko.
De cara al 2025 estamos trabajando en soluciones para espacios colectivos. Con esto me refiero a residencias, hostelería, restaurantes, oficinas, etc. Tenemos dos proyectos. Uno con la Agencia Catalana de Residuos y el otro es con el clúster Àmbit. Con ellos trabajaremos en proyectos de plástico reciclado (junto con una empresa que se llama PlasticPeople que reciclan plástico que no quiere nadie). Estamos trabajando esta nueva línea de productos con los estudios de diseño Lúcid y Oiko, con la idea en mente de crear productos que puedan tener varias vidas y que puedan reutilizarse de varias maneras en varios espacios. Y, también, teniendo en cuenta la logística, teniendo en cuenta que el volumen de los productos que creamos pueda ser más eficiente de cara a su manipulación y envío.
¿Cómo motivamos al consumidor para que elija vuestros productos?
Nosotros buscamos a un consumidor consciente, que vive en una ciudad, pero quiere cuidar el espacio común. Nuestro cliente quiere cuidar su propio espacio, pero también el planeta y vivir de una forma saludable. Nosotros proponemos soluciones para ellos, para integrar la naturaleza en su día a día con productos que promueven los beneficios de las plantas. En la ciudad no todo el mundo tiene jardín ni tiene espacios verdes. Si vives en un piso, y quieres tener esa relación con lo verde, CitySens te da una oportunidad.
En plan Orwelliano, en 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
Uff, quedan 60 años. Risas. Esta es la típica pesadilla para los emprendedores. ¿Qué pasará con mi empresa cuando yo me haya jubilado o ya no esté? No sé qué llegará antes si la muerte o la jubilación. Risas.
A mí me gustaría que siguiera adelante y que mantuviera el ADN actual, más evolucionado. Yo creo que en el futuro empresas como CitySens serán más necesarias que nunca. No sé si seremos nosotros o será otra empresa que mantenga el discurso de enfocarnos a intentar mitigar la emergencia climática en la que estamos inmersos. Yo, por ahora, me siento muy pequeño, muy insignificante ante una necesidad tan enorme.