María Fernanda González nació en Colombia y en Bogotá estudió física pura e Ingeniería Civil, y posteriormente oceanografía física en la Armada Nacional de Colombia. Después empezó a estudiar Métodos Numéricos. Cuando ya iba a terminar el Máster se trasladó a Barcelona donde luego hizo un doctorado en Física Cuántica, siempre teniendo en cuenta la tecnología satelital.
De ahí saltó a una consultora de IA para grandes empresas como Gas Natural o Telefónica. En su primera start-up creó un software tecnológico y en la segunda se enfocó a las soluciones de negocio para las smart cities. El objetivo del proyecto era que la Smart City estuviera centrada en las personas y no en los dispositivos digitales. Su tercera start-up es una plataforma de observación de la tierra para monitorizar la calidad del agua y la cuarta start-up, y por la que hoy la entrevistamos, es PlanetaAi Space, una compañía que ayuda a empresas y gobiernos a cuantificar su capital natural y a desarrollar proyectos en áreas vulnerables para mejorar la salud y la sostenibilidad.
Bajar los grados de más del planeta es posible, pero necesitamos que la tecnología se expanda para ayudar al bienestar futuro del planeta
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Me considero más que un 10 porque aparte de sostenibilidad pienso en la ética y en la justicia como pilares fundamentales. Por ejemplo, imagina que una cementera consigue reducir emisiones de gases en la zona en la que trabaja, y que las emisiones no pasan el límite de lo permitido por la organización mundial de la salud. La cementera no contamina el aire y genera empleo pagando el mínimo. Pero ¿Que pasa con la naturaleza y con el agua? Hasta ahora estos recursos naturales tienen un valor invisible y entonces no se incluyen en las métricas de sostenibilidad. ¿Es justo? ¿Es ético? en mi opinión no lo es, aunque sea legal.
Cuando pienso en soluciones tecnológicas, las diseño de modo en que pueda esta solución impactar en positivo a las personas y conseguir justicia en el reparto y uso de los recursos naturales.
A nivel personal, ¿en qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Hay una parte del entorno que es muy importante. Yo vengo de Colombia, un país en desarrollo. Un país que sensibiliza mucho a las personas en los problemas sociales en general desde que soy pequeña he estado envuelta en muchos temas que tienen que ver con la sociedad.
Era Scout del desde los 12 a los 22 años y en los dos últimos años de colegio nos llevaron a hacer actividades sociales. Yo iba a barrios tremendamente pobres a hacer alfabetización. Íbamos a casas hechas de barro en una que tenían solo una habitación en la que dormían los padres con todos los hijos y comían solamente una vez al día. Creo que he sido muy sensible con el entorno desde pequeña.
Cuando hay un entorno de pobreza tan grande como hay en Colombia se generan unos problemas sociales como, por ejemplo, el de los niños de la calle. En Colombia hay tres millones de niños de la calle, que son niños que se escapan de su casa cuando tienen cuatro añitos y viven en la calle. Esnifan pegamento, se drogan… Cuando yo era pequeña y estaban los scouts me angustiaba muchísimo. De hecho, un niño de la calle mató a uno de mis hermanos y ese fue el motivo por el que yo vine a España y empecé a trabajar más en temas sociales.
Yo estoy convencida de que podemos hacer muchas cosas por estos niños y por sus familias. Hace tiempo empecé a entender que hay unos lugares del mundo que se llaman zonas de sacrificio. Son zonas en las que se ha normalizado vivir con la contaminación. Hace dos años estuve en una de estas zonas en República Dominicana y fui a ver cómo era. Es algo terrible. Lo más terrible y lo más cruel es que trabajan para las mismas fábricas que les están contaminando. Y también que, a los empresarios que tienen esas fábricas, no les importa.
Yo este proyecto lo he hecho porque quiero poder aportar de alguna manera. Siento un punto de desesperación. Yo creo que en el 90% de los países hay desigualdad. Lo que pasa es que en Europa vivimos en una bolita de cristal y estamos muy protegidos.
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
Yo tengo el sueño de que esto de verdad fluya y es difícil. Lo que me hace sentir orgullosa es que haya personas que lo quieren hacer, porque la mayoría de personas con las que hablo no son sensibles a esto y no es porque no quieran sino porque ni siquiera son conscientes hay muchas personas que trabajan por dinero… hay personas que trabajamos por propósito y la vida así es muy diferente es muy plena.
¿Qué te llevó a crear esta empresa?
Después de crear mi segunda empresa, empecé a pensar que los físicos podemos hacer otras cosas y creé mi primer emprendimiento para la tierra. PlanetaAI tiene como objetivo cuantificar cuánto vale nuestra naturaleza.
Por ejemplo, una zona en Colombia donde hay comunidades indígenas protegidas viven en una sierra con un bosque y nieve. Llega una minera y quiere tener una concesión. ¿Cómo hace el Gobierno para poder saber cuánto vale ese proyecto si no sabe cuánto vale la naturaleza? La minera puede decir yo te doy 50 empleos al año y además impuestos de 100.000 euros al año, por ejemplo. El Gobierno dirá “qué bien voy a generar empleo y voy a generar impuestos”. Pero, al poner la minera resulta que se contamina el acuífero 30.000 personas se quedan sin agua y tienen que invertir en otras cosas para traer esa agua. Se acaba el bosque. Se acaba la naturaleza. La conclusión es que no sale a cuenta. Porque esos 100.000 euros que tú has recibido en impuestos cada año, están representando un millón de euros en pérdida de naturaleza. Por eso queremos cuantificar el planeta.
¿Por qué crees que esta empresa tiene que existir?
Porque necesitamos una tecnología que ayude a solucionar los problemas en los tiempos que tenemos. En ese sentido, el ejemplo del metano está bastante ajustado. La industria petrolera está generando muchísimo metano, lo que pasa es que ellos tienen dinero y esas cosas no importan. Si lo vemos en el satélite ofrecemos una evidencia.
Tenemos que existir porque es la única forma de solucionar los problemas del futuro. Bajar los grados de más del planeta es posible, pero necesitamos que la tecnología se expanda para ayudar al bienestar futuro del planeta.
¿Cuál es el éxito más importante que habéis conseguido?
Nuestro éxito más importante fue conseguir un gran primer cliente difícil y que hayamos podido tener una solución rápida y efectiva. Eso requiere muchos elementos, no sólo la tecnología. También tener un equipo para poder hacerlo. Tenían una fuga de metano y no sabían desde cuándo ni dónde exactamente. Pudimos investigar con los satélites desde cuándo (hacía dos años y medio) y así pudieron solucionarlo.
¿Qué proyectos tenéis pendientes de desarrollar y qué necesitáis para desarrollarlos?
En la parte de gases de efecto invernadero tenemos un roadmap para la captación de gases también para la industria de gas y petróleo y que se abrirá para el resto de las industrias. Hoy esta industria necesita controlar los compuestos orgánicos volátiles que se generan por las producciones de gases y también necesitan material particulado. En el área de capital natural también tenemos un roadmap con el objetivo de ayudar a los países donde no saben el valor de su capital natural para que lo puedan calcular.
¿Cómo motivamos a las empresas para que nos contraten?
Esta es una de nuestras preguntas más difíciles de responder. Ellos tienen mucho miedo de lo que nosotros descubrimos y de que se pueda publicar, por un problema reputacional. Por ejemplo, en Latinoamérica, que no tiene tanta regulación como Europa, provocaría un problema reputacional la publicación de ciertos datos. Ello provocaría que sus acciones en bolsa bajaran. Con esta mentalidad, el cliente no acaba de entender los beneficios que le podría aportar la tecnología.
A través de nuestra empresa lo que consiguen es investigar y tener información sobre sus propios pozos y sus fugas, pero nunca exponiéndoles a la opinión pública. De hecho, todo lo contrario, podrán tener la información para trabajar sobre ello y evitar males mayores.
En 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
Queremos generar evidencia para que las personas puedan actuar y se pueda solucionar el problema de la contaminación.
Somos el “Google Earth” de la contaminación. A mí lo que me encantaría tener es una empresa capaz de lanzar alertas a los ciudadanos a través del teléfono móvil. Poder combinar todos los satélites de observación de la tierra existentes para que te vayan avisando en tiempo real. Nosotros pretendemos que, en el futuro, todos los seres humanos tengamos la posibilidad de tener la información sobre contaminación en nuestro teléfono, porque esto es un derecho. Tenemos que saber qué respiramos y no lo sabemos. Queremos ser aliados para que, por ejemplo, una ONG pueda decir: esto no puede seguir así, porque están contaminando aquí y tengo la evidencia.