El sol es una fuerza de energía capaz de dar electricidad a todo el planeta. Sí, todos y cada uno de nosotros podemos aprovecharnos de la energía solar para iluminar nuestras casas y utilizar nuestros electrodomésticos. ¿Cómo es posible? La respuesta son los paneles solares.
Estos dispositivos captan la energía de la radiación solar, y a partir de ahí se produce un fenómeno físico: la emisión de fotoelectrones. De esta forma, se produce electricidad de una forma más sostenible. Su diseño es simple y eficaz, pero lo más importante es que permite el autoconsumo.
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Esta producción de energía a partir del sol es clave para hogares, pero también para grandes empresas e industrias con una gran producción de electricidad ya que además de los beneficios propios de estos sistemas, les permite mejorar en su responsabilidad ambiental y social.
De dónde vienen los paneles solares
En 1833 el inventor neoyorquino Charles Fritts produjo las primeras células solares al cubrir algunas placas de selenio con una fina capa de oro de manera que retuvieron el calor, materializando con ello el efecto fotovoltaico con un artilugio que se convirtió en el origen de las actuales placas solares. Su funcionamiento consistía en que, en una gran superficie de cristal simple, una capa con unión diodo p-n, era capaz de generar energía eléctrica a partir de fuentes de luz cuyas longitudes de onda eran muy similares a las que llegan a la superficie de la Tierra desde el Sol.
Esto significó el inicio de la producción de energía a partir del sol, aunque esa conversión de energía solo fuese de un 1 o 2%. Desde entonces se empezaron a desarrollar sistemas más efectivos para convertir la energía solar.
En cuanto a los distintos tipos de paneles solares, cada uno varía por su forma de actuar. Por un lado están los fotovoltaicos, que convierten la luz solar en electricidad. También tenemos los térmicos, que transforman la radiación solar en energía térmica para calentar. Y por último los híbridos, que combinan la tecnología fotovoltaica y térmica para generar calor y electricidad.
Ahora que conoces un poco más sobre el sistema de paneles solares, te contamos cuáles son sus ventajas principales para el medio ambiente y nuestra sostenibilidad.
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Calidad del aire
El aire es vida, y es nuestra responsabilidad cuidarlo para poder llevar una vida más sana. Por eso, su calidad puede mejorar gracias al uso de energía propia, y así evitamos el consumo de combustibles fósiles que dañan el medio ambiente. Esto quiere decir que al usar fuentes de energía inagotable como es el caso del sol a través de equipos fotovoltaicos, se evita la utilización de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas, principales culpables de la mayoría de emisiones de gases nocivos y perjudiciales a la atmósfera.
Además, con la energía solar también podemos evitar hasta 20.000 toneladas de gases de efecto invernadero en el planeta.
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Fuentes de energía no renovables
La energía solar fotovoltaica disminuye el uso de fuentes de energías no renovables.
Estas fuentes son las que se utilizan principalmente para producir electricidad y, como decimos, son muy dañinas para el medio ambiente porque son las principales causantes de la mayoría de emisiones de gases nocivos y perjudiciales a la atmósfera. Sí, la energía solar es la mejor alternativa para terminar con el uso de estos recursos.
Y por si fuera poco, el sistema de paneles solares también permite ahorrar en la factura de la luz alrededor de un 50% del gasto final. Es cierto que se necesita una inversión de alrededor de unos 5.000 euros para su instalación, pero a largo plazo sale rentable, es una buena inversión para ti y para el planeta.
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Si quieres ayudar a la sostenibilidad del planeta y encima ahorrar dinero, deberías plantearte el sistema de paneles solares para tu hogar o tu negocio.