Elena Morettini es la directora del Sustainable Business Studio en Globant. Elena sabe mucho: de sostenibilidad y tecnología y de sostenibilidad y energía… Tiene un currículum alucinante: es doctora en Geoquímica de Isotopos por la Universidad de Lausana y licenciada en Geología. Graduada con honores por la Universidad de Estudios de Perugia. Ha formado parte en programas sobre Estrategia Disruptiva por la Universidad de Harvard. También ha desempeñado diferentes puestos de dirección técnica en compañías líderes como Shell, Badley Ashton, Fugro GeoConsulting y Repsol YPF. Ha liderado el Task Force de Energía, Eficiencia de Recursos y Sostenibilidad del B20 2018 y ha sido asesora en Geociencia y Transiciones Energéticas en YP S.A.
Más allá de las empresas, ha trabajado como Vice-Chair para el programa Horizon 2020 Marie Sklodowska Curie Research networks de la Comisión Europea desde el año 2004, en la que ejerció la vicepresidencia del programa de la UE, Marie Curie, analizando los proyectos que se llevan a cabo entre la industria y la universidad en materia de medio ambiente y energía para la UE. Actualmente es presidenta de la Comisión de Transiciones Energéticas del Instituto Argentino de Petróleo y Gas.
Ahí es nada. Un referente en el tema con el que tuve el placer de hablar con intensidad de sostenibilidad.
Ningún tipo de industria puede permitirse no estar mirando su consumo energético y su eficiencia energética
¿Cuál es el hito más importante de Globant en temas de sostenibilidad?
Globant es una empresa nativa digital y la sostenibilidad es un tema intrínseco desde su nacimiento como empresa. En Globant medimos la sostenibilidad y trabajamos para acelerar la descarbonización a través de la tecnología. Sin tecnología los tiempos serían mucho más lentos y eso es lo único que no tenemos: tiempo.
Por tanto el hito estaría en el momento en el que vemos la importancia de la aplicación de la tecnología para acelerar todo lo que es descarbonización y entender que esto se tiene que poder expresar y adherir a todo el portafolio de clientes.
Globant tiene un rol de negocio y también de promotor. Aquí todos creemos esa frase inglesa que dice “there’s no business without sustainable business” (no hay negocio sin negocio sostenible). Es parte de un negocio el equilibrio entre beneficio, personas y planeta como dijo Kofi Annan cuando hablaba del reporte financiero “Who Cares Wins” y hablaba del ESG (acrónimo en inglés de Environmental, Social and Governance) que viene a ser: Ambiental, Social y Gobernanza.
¿Cuál ha sido el recorrido de Globant en temas de sostenibilidad?
Globant decidió aplicar la sostenibilidad a la tecnología en dos sentidos:
Uno es tener una tecnología creada para ayudar a acelerar la descarbonización en las empresas y la otra es empezar a usar una tecnología que consuma menos energía, y ser capaces de medir cuánto supone nuestra inversión tecnológica. Así participamos en acciones efectivas de reducción de emisiones a través de reducir el requerimiento energético y de emisiones.
Hemos creado esta nueva tendencia que se llama Green IT o Sobriedad Digital que incide en la medición de lo que nuestras aplicaciones suponen. Fuimos pioneros en ello y ahora tenemos una capacitación para crear toda la parte de coding, infraestructura, web, etc. a través de la Sobriedad digital Esto quiere decir que analizamos el consumo energético en el mismo momento de desarrollar el producto tecnológico.
Ningún tipo de industria puede permitirse no estar mirando su consumo energético y su eficiencia energética, actualmente.
¿Cuál es vuestro próximo reto? ¿Cómo lo vais a encarar?
Para Globant es muy importante la consultoría para las empresas, sobre todo porque en seguida se queda todo obsoleto, por las nuevas regulaciones y sus implementaciones.
Es importante acelerar el cambio, especialmente en esas industrias que no se sentían peligrosas desde el punto de vista de las emisiones. Energía y movilidad siempre han sido las más responsables y quienes antes han empezado a trabajar en la reducción de emisiones. Hay otros sectores que nunca se han sentido involucrados en ser responsables de emisiones, como por ejemplo el tecnológico. Fue una gran sorpresa el darnos cuenta de que el uso de la tecnología de aquí al 2025 nos lleva a tener las mismas emisiones que la industria de aviación… el 5% de emisiones globales es el CO2 equivalente de aviación y también de tecnología.
Hay que analizar cómo cambiamos esto.
También las industrias de la hostelería, el lujo o la moda. Lo importante es que las grandes organizaciones, las grandes cadenas de producción necesitan recortar sus emisiones.
¿Qué tareas tenéis pendientes?
El tema más pendiente son las emisiones de alcance 3 (aquellas que se derivan de la cadena de valor de una compañía, pero no dependen de ella). Tenemos que poder crear sistemas de plataformas integradas que puedan unir toda la cadena de valor desde los proveedores hasta el consumidor y de ahí calcular todas las emisiones que se producen a lo largo de toda la cadena de valor.
Nosotros lo estamos haciendo ahora mismo para identificar también el coste de esas emisiones en las distintas partes de la cadena de valor e intervenir sobre los puntos más importantes en cuanto a emisiones y agregar ahí la tecnología para descarbonizar. Ahí hacemos consultoría para ayudar a las empresas en su desarrollo de la tecnología que acelera y tiene en cuenta el consumo energético.
Clima y sostenibilidad no es algo que nosotros agregamos a la agenda empresarial, es una nueva visión de negocio. Y hay que empezar a trabajar una estrategia centrada en un negocio sostenible. Es un viaje que puede no estar desarrollado del todo, pero hay que comunicar que se ha empezado a trabajar en ello.
¿A las pequeñas y medianas empresas -que tienen que hacer un esfuerzo enorme para aplicar cambios en los negocios- qué les decís?
Las multinacionales tienen herramientas y estrategias como para poderse permitir hacer un cálculo de su huella de carbono, y una pyme no tiene esos recursos. Hay un gran movimiento en el sector tecnológico para conseguir producir soluciones al alcance de las pymes (un 70% de la fuerza de trabajo mundial). Es básico que estas soluciones ayuden a conocer si una empresa está respetando los parámetros de París porque, al final, para el clima es lo que nos interesa. Esto se tiene que poder hacer con productos que no sean demasiado caro para que puedan estar al alcance de todos.
Hay dos temas distintos aquí: por un lado, crear productos que puedan ser de inmediato uso para empresas pequeñas y, al mismo tiempo, seguir trabajando en soluciones tecnológicas para la máxima descarbonización de las grandes cadenas. Es un objetivo dual.
Si las pymes tienen un plan ya empezado, van a poder acceder a financiaciones más ágilmente y eso no significa unas grandísimas inversiones, pero sí usar aplicaciones que te ayuden a medir y comunicar su desempeño en temas de sostenibilidad.
En 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
Es un ejercicio que hicimos y claramente eso tiene que ver con la computación cuántica, con toda la parte de manera de trabajar más ágil y con la aplicación de las llamadas nature based solutions (la tecnología vinculada a los activos naturales).
En general, yo considero el laboratorio como uno de los ambientes de trabajo más sanos porque puedes promover evolución tecnológica e innovación con cero riesgo. Yo me imagino esta compañía como un gran laboratorio que sigue acelerando todo lo que la humanidad necesita para poder vivir de manera armónica en este planeta y seguramente con un ecosistema de movilidad muy cambiado. Me imagino una especie de Quinto elemento con cosas tipo taxis que vuelan y despegue vertical.
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Yo me considero nivel 10 y es porque dedico el 90% de mi tiempo a esto. Creo que lo que logro depende de mi capacidad intelectual y de mi trabajo, pero ciertamente, le dedico todo mi tiempo, robándole tiempo a mi familia y a mis hobbies. No es un sacrificio, pero es una dedicación de tiempo casi total.
¿En qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello? ¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
En el ámbito social y ambiental, haber sido ViceChair de la Unión Europea en los proyectos de cooperación académica – industria para Energía y Ambiente – me ha regalado un propósito grande: el de contribuir al crecimiento del área científica europea, jugando mi parte para un bien supranacional común. Y para que las futuras generaciones puedan tener mecanismos relevantes de gran perspectiva laboral y cultural.
Me ha llevado a ello la convicción que toda la creación del espacio común europeo fuese un proyecto importantísimo postguerra al cual todos teníamos que contribuir. De eso me siento infinitamente orgullosa, y la Unión Europea nos recompensa a todos con un forward thinking en materia de sostenibilidad que casi no tiene rivales en el mundo.
Sin embargo, el papel que como modelos éticos y técnicos juegan personas públicas como John Kerry, entre otros, permiten a la Unión Europea tener grandes y valiosos interlocutores al otro lado del océano. Esto sí que me enorgullece enormemente desde un punto de vista real, social y de medioambiente.
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería? ¿Cuál es tu referente en el campo de la sostenibilidad?
Yo te diría Amnistía Internacional, porque es una organización que se ocupa de una dimensión de la sostenibilidad centrada en la justicia y transiciones justas que son muy importantes. Hay que tener en cuenta que, sin ese tipo de ONGs, podríamos estar haciendo lo que queramos desde el punto de vista de economía de negocio, pero el tema de derechos humanos es central todavía hoy en día.