Eduard Alcaraz se define como publicista, docente y consultor en marketing y bienestar organizacional. También como fundador del Instituto Catalán de la Felicidad (Felicicat) que hoy nos contará en profundidad lo que es, los retos que afronta y las actividades que lleva a cabo. Entre otras cosas, formar a 250 alcaldables sobre Felicidad ciudadana de municipios de menos de mil personas. Ahí es nada.
Con un largo recorrido en el mundo de la comunicación, Eduard combina su actividad en el Instituto con la docencia en marketing digital en EAE, OBS y EUNCET. También se ha formado en Chief Happiness Officer y en Psicología Positiva.
Hacía falta una institución que pusiera encima de la mesa un concepto tabú que es “ser feliz” en el entorno laboral
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Me considero entre un siete y un ocho. Me gustaría -obviamente- mejorar y estoy en ello. Pero todavía tengo un vehículo de combustión, aunque tengo unas ganas locas de sacármelo de encima. (Risas) A nivel de trabajo parte de mi propósito están reducir desplazamientos a la hora de desarrollar proyectos. No primo mi comodidad. En casa la sostenibilidad es un imperativo en aspectos como el aprovechamiento de agua, el reciclaje, el mínimo plástico a la hora de comprar de alimentos, productos frescos.
A nivel personal entiendo que feliciCAT es tu proyecto, donde te has involucrado más…
Sí, nació con el Covid. Es un proyecto de vida que nace porque observé cómo se imponían formas de trabajar de la noche a la mañana y salían a relucir problemas mentales en los trabajadores. De hecho, esto ya existía, pero que la actividad y la rutina los tapaba. Nosotros hicimos el ejercicio de ver que, en un entorno tan volátil e incierto, hacía falta una institución que pusiera encima de la mesa un concepto tabú que es “ser feliz en el entorno laboral”.
Que se pueda hablar de felicidad en el entorno laboral… porque para muchos decisores no está bien vista una persona que es feliz en el trabajo: o no es productiva o es tan feliz que distrae a los demás. Nos han dicho frases como “aquí no se viene a ser feliz, se viene a facturar” o “esto no es una ONG”.
Nosotros nacemos para poner encima de la mesa la felicidad laboral, para que nos puedan comprar servicios y talleres centrados en el clima laboral y otros servicios.
¿Cómo arranca la empresa?
Nosotros no podríamos saber cumplido cuatro años en septiembre si no hubiéramos desgranado el concepto de felicidad en siete bienestares. Nosotros vamos a una empresa -ya sea una pyme o una gran empresa- con sede en Cataluña (que es nuestro ámbito de actuación) y les decimos: mira nosotros somos promotores y felicidades y facilitadores de siete bienestares: el emocional, el nutricional, el físico, el social, el tecnológico, el económico, y el medioambiental. La suma de estos siete bienestares tratados de forma individual o colectiva, y basándonos en datos, ayuda a mejorar la felicidad individual y colectiva.
Cada uno tiene su opinión sobre qué es ser feliz. Es muy personal y subjetivo. Nosotros lo que sí podemos tener son datos sobre estos bienestares y mejorarlos. A partir de ahí, cada uno puede llegar a su propio concepto de felicidad y convencer a los directivos de que invertir en estos bienestares tiene un retorno positivo en las cuentas.
Esto lo vemos, por ejemplo, con el talento joven, que es tan difícil de fidelizar. Muchas empresas no tienen las herramientas ni la base estratégica para el bienestar que haga fidelizar a este talento.
¿Cuál es el éxito más importante que habéis conseguido?
Hemos conseguido que muchos Ceos empiecen a interesarse… también que departamentos de recursos humanos evolucionen a departamentos “de talento” (que te lo dicen con un cierto recochineo y yo les digo que está muy bien…) Nosotros trabajamos con ellos en Focus Group, entrevistas one to one, cuestionarios, etc, de los que extraemos datos sobre los siete bienestares que te comentaba y podemos hacer talleres e iniciativas sobre ello. Eso sí, somos frikis y amantes del empirismo todo tiene que estar justificado y dirigido al bienestar corporativo.
También trabajamos la comunicación interna. Hay muchas empresas que piensan que están invirtiendo mucho y que los empleados no valoran lo que están haciendo. Por eso trabajamos en la comunicación de los beneficios para que los empleados todo lo que está haciendo la empresa.
¿Qué proyectos tenéis pendientes de desarrollar y qué necesitáis para desarrollarlos?
Me gustaría tener tiempo para visitar los institutos de la felicidad más conocidos como el de Dinamarca o algunas universidades del Reino Unido que tratan muy a fondo el tema del bienestar.
Europa están haciendo muy buen trabajo y me gustaría salir fuera para reaprender. También me gustaría tener más vínculo con entidades educativas que tienen muy buenos investigadores sobre el bienestar. En nuestro equipo tenemos como facilitadores a gente como Alex Romaní que está en la Universitat Pompeu Fabra, en la Universitat Autònoma está Marc Castellví y tenemos a Xavier Marlasca que está en ESADE… También le damos muchísima importancia a la parte académica de nuestro trabajo.
¿Cómo motivamos a la empresa para que apueste por la felicidad de sus empleados?
Primero preguntamos por los datos si tienen datos y analizamos el punto de partida. Yo les invitaría a generar un departamento de bienestar interno y con una presidencia que rotara (como la presidencia de una escalera de vecinos). Por ejemplo, este año Gloria y Eduard van a ser los responsables del programa de bienestar de la empresa. Dentro de dos años les tocará a otras personas. Se destina un presupuesto para buscar formaciones, iniciativas, etc y esta es tu corresponsabilidad. Al final les invitaría a dar el poder de decisión a los empleados y hacer escucha activa y ver así lo mucho que pueden hacer los empleados con un poquito de presupuesto. Podríamos vestirlo de Departamento de Bienestar. Esto ha funcionado. Nosotros tenemos casos.
En plan Orwelliano, en 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
Me lo imagino como un componente híbrido privado-público. Me gustaría que la administración aprovechara lo que estamos haciendo para incluirlo en sus políticas de bienestar y sacar partido a los profesionales implicados. Me gustaría que la Administración Pública nos absorbiera, que se aprovechara de todo el trabajo hecho y lo potenciara. ¿Te imaginas tener un Consejero regional o un Ministro de Felicidad?