Hace unos días tuve la suerte de participar en unos diálogos sobre circularidad en la moda y, entre otras cosas, conversamos sobre las diversas técnicas que podemos usar para reconducir nuestro consumo hacia un consumo más sostenible.
Como ya es sabido, la industria textil es una de las industrias más contaminantes del mundo, por la can1dad de emisiones, el gran consumo de agua, el uso de químicos contaminantes que luego son ver1dos a ríos y mares, además de enmascarar un escenario terrible en cuanto a respeto por los derechos humanos y la salud de las personas que trabajan en ella.
Todo esto viene provocado por una hiperproducción de ropa, que conduce a un hiperconsumo y por lo tanto a una hiper generación de residuos. Consumimos mucha más ropa de la que necesitamos, de una calidad cada vez menor, que justifica los precios bajos, y que enseguida desechamos, convirtiéndose en residuo en un plazo demasiado corto. Un residuo difícilmente gestionable.
Hay numerosos motivos por los que nos conviene dar la vuelta a este escenario. Hablamos de intereses particulares, como nuestra salud y la salud de nuestros bolsillos. Y hablamos de intereses colectivos o globales, de la salud de nuestro planeta, de la salud de terceras personas. Hablo de salud física, de salud mental y de salud financiera.
Hablamos de que a nivel económico cuesta lo mismo una buena camiseta básica de 60€ para un fondo de armario que 4 camisetas de 15€ que en el primer lavado perderán su esplendor. Pero por lo general no somos conscientes de la repercusión que 1ene esta sencilla elección.
[Foto de Henley Design Studio en Pexels]
Pero este cambio de mentalidad lleva su tiempo. Siempre lo digo; a mí también me costó. He tenido que equivocarme mucho para cada vez hacerlo menos.
Pero sí hay una cosa que nos puede resultar más sencilla de modificar: la forma que tenemos de comprar y de vestir a los más pequeños. Nuestros bebés están inaugurando su vida en este bonito planeta y les podemos dar la oportunidad de hacerlo un poquito mejor que nosotros.
Entender qué es lo que les compramos, nos proporciona la información que necesitamos para tomar la mejor decisión para ellos. Y no es complicado. Lo único que tenemos que hacer es leer las etiquetas.
¿Qué información encontramos en las etiquetas?
La procedencia de la prenda, es decir, dónde está confeccionada
El famoso “Made in China” o “Made in Bangladesh” o mucho mejor, “Hecho en España”. Aunque sobre este tema hay debate porque este “Made in China” no necesariamente quiere decir que toda la prenda se haya confeccionado en China, si no que se ha importado de aquel país. Pero sí nos da una idea de su procedencia.
Cuando compramos una prenda hecha en un país, indirectamente estamos apoyando las condiciones de trabajo, el respeto por la salud, la existencia de trabajo infan1l, el uso o no de químicos tóxicos, de un salario mínimo, … en aquel país… Con esta elección apoyamos una lista interminable de derechos que damos por sentados pero que en la mayoría de las ocasiones no se cumplen.
Si tenemos indicios de que en ciertos países no se están haciendo bien las cosas, mejor lancemos nuestro apoyo a aquellos países donde SÍ se están haciendo las cosas bien.
Su composición
Hemos hablado anteriormente de los materiales y sus propiedades. De la diferencia entre ves1r a nuestro bebé con tejidos naturales, como el algodón o el lino, a hacerlo con tejidos sinté1cos como el poliéster o el acrílico. Te dejo aquí el enlace al artículo en el que hablo del efecto del poliéster sobre nuestra piel y la de los bebés.
Las prendas pueden estar confeccionada con tejidos monomateriales, un único tejido, o con mezcla de varios tejidos. A la hora de leer la etiqueta debemos saber:
- Solo se pueden utilizar las calificaciones “100%”, “todo” o “puro”, seguidas de la denominación de la fibra, cuando el producto esté compuesto únicamente por dicha fibra.
- Cuando una de las fibras, si existe más de una, representa más del 85% del peso total de la prenda, la marca no está obligada a informar del resto de fibras u1lizadas, aunque sí deberá especificar el % de peso de esta fibra principal.
- En el resto de los casos, se designará la denominación de todas las fibras que componen el producto y al menos, el porcentaje de peso de las dos fibras con mayor peso.
Hay alguna excepción y disposiciones específicas para ciertos 1pos de fibras, pero con esto es suficiente para saber de qué está compuesta la prenda con la que vamos a ves1r a nuestro bebé.
Dejo una reflexión personal que además comentaba con una amiga hace no mucho. Hay días en los que mi cuerpo reacciona dis1nto, sudo más, tengo picores, alguna reacción, incomodidad, etc. Casi todas las veces es porque voy ves1da con tejidos sinté1cos. Solo de imaginarme cómo lo pueden pasar los más peques, ya merece la pena intentarlo.
Y lo último…
Los cuidados
Igual de importante es saber elegir un tejido, como saber cuidar de él para mantener sus propiedades y alargar su vida al máximo. Cada tejido exige un cuidado dis1nto y nos conviene respetarlo. Esta información suele venir en esa e1queta incómoda generalmente ubicada en un costado y que nos encanta cortar. La experiencia me ha enseñado a que es mucho mejor aguantar con ella, nos ayudará mucho a la hora de organizar la colada. Evitaremos encogimientos, desteñidos, enganches…
Lo más importante de lo que nos encontramos en las indicaciones de cuidado:
- El símbolo con forma de cubeta nos indica si se puede lavar en lavadora, lavarlo a mano, si no se puede mojar…. Los tejidos naturales, como ocurre con el algodón orgánico, se pueden lavar sin problema en lavadora a un máximo de 30 grados, aunque por mi experiencia, mejor lavar en agua fría. Hay manchas que con agua caliente se fijan.
- El símbolo de secadora, el cuadrado. Si aparece un cuadrado con un círculo tachado, no se puede usar la secadora. Esta recomendación suele aparecer por ejemplo en prendas con tejidos naturales sin acabados agresivos, como el algodón orgánico o la lana. Meterlo en la secadora encogería y deformaría la prenda. En general, las secadoras desgastan las fibras. Cuanto menos se usen, mejor.
- El triángulo nos indica si se pueden usar blanqueantes o lejías.
- La plancha nos ayuda a saber a qué temperatura planchar la prenda, pero si conocemos su composición, la mayoría de planchas domésticas se pueden regular por 1po de tejido.
Un detalle importante que no viene en la e1queta y que aplica tanto a ropa de bebé como de adulto, es el tipo de productos a u1lizar. Pronto hablaremos en más detalle sobre consejos para lavar la ropa de los más peques, pero adelanto que la mejor elección son detergentes naturales y evitar a toda costa el uso de suavizantes.