En el primer aniversario de la creación de la sección Reasons, y de mi incorporación al equipo de The Reason Behind, he querido proponer una entrevista que, esta vez, tiene una vertiente profesional, pero también personal. Entrevisto a María Viver, a quien conozco desde que recorríamos los pasillos del colegio en Madrid en busca de aventurillas y con quien he seguido manteniendo una amistad a pesar del tiempo y de la distancia que supuso que me fuera de Madrid. Así que celebro mi primer aniversario con una de mis mejores amigas, porque la ocasión -y, como veréis- la actividad que lleva a cabo, lo merecen.
María Viver ha estado vinculada al mundo de las Fundaciones y de la RSE prácticamente toda su carrera. Dirige la Fundación Randstad desde sus inicios, ahora hace 19 años. Ella entró en el equipo para ponerla en marcha y desarrollar sus actividades. Así que cualquier hito de la Fundación ha tenido mucho que ver con ella. Desde 2015 es también quien define la estrategia de sostenibilidad de Randstad así como su plan de acción y las relaciones de la marca con el entorno.
Como sucede en los liderazgos sostenidos en el tiempo, la institución tiene mucho de ella y de su manera de hacer y entender las cosas. Por eso era imprescindible que la conociérais. Por eso esta entrevista.
El trabajo de la Fundación Randstad hubiera merecido la pena, aunque solo hubiéramos ayudado a una persona
¿Qué hace la Fundación Randstad?
La Fundación Randstad es una fundación corporativa del grupo Randstad que se creó en 2004 con el objetivo de ayudar a los colectivos vulnerables a encontrar un puesto de trabajo porque pensamos que, a través del empleo, las personas pueden adquirir una independencia económica y, con ello, personal. Desde 2018 estamos centrados casi exclusivamente en personas con discapacidad. Hay tres pilares en los que trabajamos:
- La formación de las personas con discapacidad, ya que aquí hay déficit. Y está demostrado que, a mayor formación, mayor oferta de empleo. Nuestro soporte aquí va a todos los niveles, desde lo más básico hasta el acceso a la universidad y postgrado o cursos de especialización.
- Trabajar con las empresas es clave, ya que no trabajamos en los centros especiales de empleo, sino que nuestra filosofía es que la gente con discapacidad participe de manera activa en la sociedad como cualquier otra persona. Hay una ley que obliga a las empresas a tener un 2% de trabajadores con discapacidad y eso, a día de hoy, no se cumple de manera general. Nosotros ayudamos a las empresas a integrar a personas con discapacidad en base a las necesidades que tiene su organización a través del asesoramiento inicial para una buena adaptación, así como el mantenimiento del empleo.
- Y, por último, asegurarnos de superar los retos que puedan surgir una vez introducidos en el mercado laboral, como puede ser la digitalización o el bullying. La Fundación Randstad facilita que haya talentos diversos dentro de las empresas.
¿Cuál ha sido el hito más importante de la Fundación Randstad?
Yo siempre digo que el trabajo de la Fundación hubiera merecido la pena, aunque solo hubiéramos ayudado a una persona. Porque realmente dando trabajo a una persona transformas su vida y transformas la vida de todos los que están a su alrededor. Eso es lo más bonito que podemos hacer en nuestra vida. Si a eso sumo que cada año atendemos a más 5.000 personas y más de 2.000 consiguen trabajo a través de la Fundación… eso lo que más nos puede llenar de orgullo. Todas estas personas encuentran un trabajo donde se desarrollan plenamente, donde aportan y donde son felices.
¿En qué ha mejorado la actividad desde sus comienzos?
Lo he vivido en primera persona. Cuando yo comencé en 2004 en la Fundación, nadie sabía que había una ley que obligaba a contratar a personas con discapacidad a partir de los 50 trabajadores. Cuando iba a los directores de recursos humanos y se lo comentaba, todos me miraban sorprendidos (la ley llevaba 25 años en marcha). Tuvimos que trabajar mucho para que se visibilizara.
Ahora, no solo todas las empresas conocen esta ley, sino que acuden a fundaciones como la nuestra en busca de asesoramiento. Y ya no soy yo yendo a las empresas a contárselo. Ahora somos 70 personas trabajando y atendiendo a la demanda (ha habido una transformación brutal en este aspecto) de personas con discapacidad que va más allá del cumplimento legal: buscan una inclusión real, un impacto social en sus empresas.
¿Cuál es el próximo reto?
Tenemos varios retos: la digitalización y las nuevas formas de trabajo.
La digitalización abre muchísimas ventanas, pero también tenemos que estar alerta para preparar a la gente en las nuevas formas de trabajo que se derivan de la digitalización. Hay una serie de temas tecnológicos a los que tenemos que prestar especial atención para sacar el máximo provecho. Debemos poner a disposición de las personas con discapacidad los conocimientos digitales, como en el resto de la población en general. Y utilizar la tecnología para fomentar la igualdad de oportunidades.
Otro reto que estamos creando es el HUB de Innovación social, que es un espacio completamente inclusivo y que va a ser único en España, con la última tecnología (metiendo incluso el bucle magnético para que las personas sordas puedan oír y relacionarse, por ejemplo) o mobiliario ergonómico para adaptarse a las necesidades de cada persona.
Hay un ejemplo clarísimo, que es Stephen Hawking, quien llegó a las máximas cuotas de participación profesional gracias a la tecnología. Eso es lo que pretendemos hacer en la Fundación.
¿Qué tareas tenéis pendientes?
Si tuviéramos todos los recursos del mundo llegaríamos a donde ahora no estamos llegando a nivel geográfico. Abordaríamos procesos de trabajo conjunto y colaborativo con más entidades sociales, empresas, centros de formación profesional, universidades… Seguiríamos avanzando en accesibilidad a través de la tecnología y digitalización.
¿Cómo motivamos a las empresas para que se involucren?
Nosotros necesitamos que las empresas quieran integrar a personas con discapacidad, de la misma manera que necesitamos que las personas quieran formarse e integrarse en un entorno laboral. También el apoyo de las entidades sociales es importante para mejorar la calidad de vida de estas personas, así como los centros de formación y las universidades.
También es muy importante el papel de los medios de comunicación. Nosotros podemos llegar a decenas de personas mientras que los medios pueden llegar a miles. Los medios tienen que poner el punto de atención en estos temas, poner en valor que tenemos que ser sociedades más inclusivas y que, siéndolo, seremos sociedades más avanzadas.
La administración pública también es importante para impulsar estas iniciativas. Los organismos públicos son los que deben ayudar a financiar estos proyectos para que podamos llegar mucho más lejos, todos juntos. Aunque ya hemos llevado a cabo varios proyectos, debemos desarrollar más. Ahora estamos desarrollando 15 proyectos con diferentes administraciones.
¿Cómo ves a la Fundación Randstad en 2084?
Me encantaría ser líderes a nivel europeo con nuestras iniciativas, habiendo superado la geografía española. España es uno de los países más avanzados de nuestro sector a nivel europeo. Y eso es gracias a la ONCE, hay que decirlo. Han sido pioneros y capaces de intervenir en las organizaciones para cambiar las cosas.
¿Se habrá normalizado el trabajo de personas con discapacidad?
Mira, en algunos aspectos ya se ha hecho. Un ejemplo: la Fundación, y en colaboración con Randstad, creamos un servicio inclusivo de azafatas y azafatos. Ese servicio ya es un modelo de negocio en sí mismo. Por lo tanto, se ha normalizado. Básicamente hay que encajar las capacidades que necesita un trabajo con los perfiles que tenemos. El trabajo es valioso si se hace bien, no en función de quién lo está haciendo. Cada uno tiene que encontrar el trabajo en el que se pueda desarrollar y le haga feliz.
Del 1 al 10, ¿cómo de sostenible te consideras?
En el campo de la sostenibilidad social, yo me pondría un 10… risas. Yo soy una persona con discapacidad y lo vivo en primera persona. No me quiero poner como ejemplo, porque no me dificulta excesivamente, pero posiblemente estudié derecho por esa ansia de justicia social. Llevo 20 años dedicada a la inclusión de las personas con discapacidad, a crear una sociedad más diversa que ponga en valor la dificultad de esta gente en encontrar trabajo. Puedo decir con orgullo que la Fundación Randstad ha sido un agente tractor de que las cifras de empleabilidad de las personas con discapacidad hayan aumentado en vez de disminuir. Yo creo que todo el mundo que quiere debería tener la oportunidad de tener un trabajo digno.
¿En qué aspecto social te has involucrado más?
A mí me apasiona la naturaleza, y la aprecio y la cuido. Me indigna quienes no lo hacen. Tiene una dimensión que está muy por encima de nosotros. Por eso la respeto e inculco ese respeto a mis hijos y en mi entorno. Seguramente lo he heredado de mi abuelo, que era un amante de la naturaleza. Debemos protegerla yo particularmente me aseguro de hacerlo.
¿Alguna organización social o medioambiental que recomiendes?
La primera que me viene a la cabeza es Caritas. Creo que no se ha valorado todo lo que hizo durante el COVID. Esta asociación tiene la capacidad de llegar a donde nadie llega o, incluso, no quiere llegar. Conozco entidades pequeñas que no han sido acogidas por los servicios sociales porque la problemática que tratan es muy compleja. Sin embargo, han acudido a Caritas y les han atendido.
Hay un proyecto que me encanta, que es el proyecto de La Fageda que puso en marcha Cristobal Colón hace muchos años con un espíritu rompedor que buscaba ayudar a personas con enfermedades mentales. Ellos hacen yogures y productos lácteos y han conseguido que en su comarca (La Garrotxa) no haya paro en personas con discapacidad. Es difícil, sí, pero demuestran que se puede hacer. Que los problemas sean difíciles de resolver no significa que los proyectos sean imposibles. Ha dado dignidad e independencia a las personas que trabajan con él.