Si preguntamos a las personas que nunca han practicado Yoga sobre qué es el Yoga, una gran mayoría lo identifica con una práctica física o un deporte. Otros consideran que el Yoga es una filosofía o una terapia.
Lejos de las modas y tendencias actuales, el Yoga, que tiene su origen hace más de 4500 años en la India, no se reduce a ejercicios o posturas que hacemos con el cuerpo, o enseñanzas que moldean nuestra vida.
El Yoga fue desarrollado por yoguis que generación tras generación y guiados por la sabiduría ancestral, integraban las diferentes técnicas e iban experimentando su profundo efecto.
[Foto de Indian Yogi -Yogi Madhav- en Unsplash]
La palabra Yoga significa literalmente unión, integración, y se trata de una disciplina práctica que nos lleva al autoconocimiento al proporcionarnos una reconexión con nosotros mismos. A través del compromiso con la práctica de Yoga nos vamos encontrando otros efectos colaterales, por lo general bastante beneficiosos para nuestra salud, bienestar, aspecto físico y estructura fisiológica y vital.
En el Yoga, el vehículo es el cuerpo y de ahí que la parte que corresponde a la práctica de ásanas – posturas – sea muy importante. También el conocimiento que nos llega a través de los shastras, escrituras como pueden ser los Vedas, nos proporciona el verdadero sentido y propósito del Yoga.
Yoga responde a la pregunta quién soy yo y nos ofrece ese desvendar de capas de ignorancia en relación a nosotros mismos, que ni sabíamos que existían. Y para ello hay que trabajar sobre el cuerpo, claro, pero también sobre la mente, las emociones y la capacidad de estar con uno mismo.
Se trata por tanto de un trabajo muy personal donde son fundamentales la presencia y el acompañamiento de un profesor cualificado. Esta cualificación no la aporta un certificado y sí una trayectoria. Se considera que un practicante de Yoga es iniciante hasta que no completa una década de práctica y estudio. La cualificación de un profesor estará en el tiempo que haya dedicado a su propia práctica personal.
[Foto de Zen Bear Yoga en Unsplash]
En la práctica de Yoga se puede enfatizar el cuerpo, la mente o el Yo, y por tanto, el esfuerzo nunca puede ser infructífero
Tirumalai Krishnamacharya
Mitos del Yoga
En cualquier caso, es muy común toparnos con esta idea en personas que nunca han practicado Yoga : “es demasiado tranquilo o parado para mi”.
Felizmente este prejuicio está cayendo, a fuerza de que cada vez son más las personas que practican Yoga en Occidente y un mayor conocimiento empírico desmitifica esta creencia, pues nos deparamos con una práctica que nada tiene que ver con relajación, a pesar de que podamos obtener ese efecto que se manifiesta a medio-largo plazo. Yoga, al contrario de lo que popularmente se ha generalizado, es fuerza, vigor energía y vitalidad.
Existe también el siguiente pensamiento limitante: “yo no soy flexible, nunca conseguiré hacer eso”. La flexibilidad es una consecuencia y no un requisito para la práctica. No podemos negar que la cultura de Instagram ha influenciado enormemente al mostrar la parte bonita, atractiva y utópica de las cosas, sin ser excepción en lo que concierne al Yoga. Pero realmente el Yoga es Ser con uno mismo, al ritmo de la propia práctica individual, conforme las circunstancias de cada uno y no podemos hablar de Yoga si existe comparación.
“No pretendo optar por el vegetarianismo”. Los cambios en la alimentación de quien adopta el Yoga como estilo de vida, acaban dándose de una forma natural y metabólica. Nuestra estructura biológica y fisiológica recibe e integra los efectos de la práctica de Yoga conforme su frecuencia e intensidad. Nuestro organismo, de forma inteligente va a hacer una selección natural de lo que ya no quiere más, y esta es también una experiencia muy particular. No hay dogmas, cada uno decide qué y cómo comer. No hay cualquier imposición pues la libertad opera desde la consciencia. Una vez que el Yoga entra en nuestra vida hay una serie de valores que se van desarrollando poco a poco y que nos permiten vernos a nosotros mismos y al mundo en el que vivimos, como un todo. Una vida de Yoga es siempre un proyecto de mejora continua.
[Foto de Amauri Mejía en Unsplash]
Tipos de Yoga
Dentro del Yoga existen diferentes variedades que responden a un estilo o modalidad de práctica. Cada practicante tiene su idiosincrasia, el tipo de práctica que beneficia a una persona podría no ser la ideal para otra. El Yoga es para todos, siempre y cuando esté bien orientado. Las condiciones anatómicas, la edad, el estado de salud y el momento o fase vital en la que nos encontramos, son cruciales para determinar qué tipo de práctica puede ser la más indicada.
El Hatha Yoga tradicional, por ejemplo, tiene una estructura de práctica donde encontramos pranayamas– técnicas de respiración – mantras – invocaciones auspiciosas con impacto sobre nuestro estado emocional y energético – ásanas – posturas más estáticas y con mayor permanencia…Ya el Ashtanga, muy de moda últimamente en Europa y Estados Unidos, es una variación del anterior e incorpora series fijas de posturas que son realizadas con menor permanencia y mayor dinamismo, exigiendo mucho más más de nuestro sistema cardiovascular y desarrollando bastante la parte músculo-esquelética.
[Foto de Chelsea Gates en Unsplash]
Modalidades como el Vinyasa, aplicado al Hatha o al Ashtanga, dan origen a un Yoga fluido, casi coreográfico, donde la premisa es la coordinación de respiración y movimiento.
Otras variantes han ido surgiend, como meras adaptaciones a nuesstra sociedad y a nuestro estilo de vida actuales. El YinYoga, Kriyá Yoga o Kundaliní Yoga son el resultado de la extracción de ciertas técnicas para dar origen a practicas que se enfocan más en trabajar la energía.
Independientemente del tipo de práctica, lo más importante es cómo te sientes después, al acabar cada práctica. Qué efectos ha tenido en ti, en tu sistema nervioso. Qué cambios observas en el estado de tu mente, de tus emociones, de tu energía vital. Con el tiempo será normal empezar a apreciar cambios en el cuerpo, también a nivel interno. El sistema endocrino es uno de los más beneficiados con la práctica, y consecuentemente todos los órganos, tejidos y estructuras de nuestro cuerpo también.
En cualquier caso Yoga es uno, y muy probablemente con el tiempo ya ni siquiera le pondremos etiquetas y practicaremos en un formato transversal que se diferenciará por la práctica adaptada, como era en tiempos remotos donde la relación maestro-discípulo se construía entre una mutua adaptación a través de la relación que se crea entre quien enseña y quien aprende.
[Foto de Luna Active Fitness en Unsplash]
Transcendencia del Yoga en la actualidad
El Yoga es un legado para la Humanidad.
En una sociedad que se presenta fragmentada aquí y allí compuesta por individuos también fragmentados que miramos más hacia fuera que hacia dentro, y donde una crisis de valores nos tiene desconectados de lo importante, el Yoga es esa propuesta integrativa que nos beneficia de forma individual y colectiva.
Si en vez de creencias tuviésemos buena voluntad, amor y consideración entre nosotros, no habría guerras
Jiddu Krishnamurti
En el refuerzo del vínculo individuo-sociedad el Yoga es fundamental para volver a lo que es natural en el Ser Humano: un estado de paz. Igualmente, tanto la educación de los niños y adolescentes en los colegios como la educación académica superior en las Universidades debería contemplar el Yoga y la Meditación en su plan de estudios. Igualmente las empresas tienen hoy en día la oportunidad y al mismo tiempo la responsabilidad de permitir que el Yoga tenga su espacio en el ambiente corporativo.
[Foto de Karthik Thoguluva en Unsplash]
El Yoga es el camino que permite la expresión del Amor en el mundo.
Jesús dijo: “Ama al prójimo como a ti mismo”
El Yoga hace énfasis en ese: como a ti mismo. Cuando existe amor en nosotros mismos, el impacto que podemos generar en los demás es siempre significativo.