Las variedades locales tradicionales de frutas y verduras son una parte importante de nuestro patrimonio alimentario, pero son cada vez más escasas. Se calcula que existen más de 20.000 variedades de vegetales comestibles, sin embargo, los supermercados están llenos de las mismas 20 verduras, disponibles en cualquier época del año, sin importar en qué parte del mundo te encuentres. Hoy en día, estas 20 variedades de verduras suponen el 90% de lo que comemos mundialmente. Este no fue siempre el caso. En el pasado, había cientos de variedades de frutas y verduras, cada una adaptada al clima local y las condiciones del suelo del territorio.
¿Qué pasó con nuestras variedades locales? El auge de la agricultura industrial y la demanda de productos homogéneos y duraderos ha provocado el desplazamiento de las variedades autóctonas. Esto ha resultado en una pérdida de biodiversidad, así como de los sabores, texturas y propiedades nutricionales únicas que ofrecen las variedades locales.
[Foto de la Recogida de tomates de variedades locales en la finca La Junquera desde el proyecto de Agrodiverso]
Pero, ¿por qué es importante conservar las variedades locales tradicionales? Las variedades locales se adaptan mejor al clima de cada lugar, lo que significa que se necesitan menos recursos para su cultivo y por ello son más resistentes a las condiciones climáticas adversas. Esto las hace ideales para el cultivo orgánico, ya que no tienen necesidad de pesticidas ni herbicidas. Además, las variedades locales, al ser de temporada, suelen tener niveles más altos de vitaminas y minerales, lo que las convierte en una opción más nutritiva para los consumidores. Otro aspecto importante es la proximidad de la producción. Al cultivar y consumir variedades locales, reducimos las emisiones asociadas con el transporte de productos desde lugares lejanos. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también apoya la economía local.
Sin embargo, también existen desafíos para el cultivo de variedades locales. Uno de los principales problemas es la dificultad de obtener semillas de variedades locales en cantidad y certificadas. Es aquí donde entra el proyecto “Promoviendo la diversidad de las variedades tradicionales en Murcia”, Proyecto de Innovación Agrícola financiado por el Programa de Desarrollo Rural de la Región de Murcia del grupo operativo Agrodiverso. Este proyecto tiene como misión cultivar, investigar y difundir el cultivo de variedades locales, promoviendo su accesibilidad y poniéndolas en valor. Para ello, trabajan con múltiples agricultores de la región de Murcia, que se encargan de multiplicar las semillas, para registrarlas, certificarlas y ofrecerlas en el mercado. Además, organizan días de visita a estas fincas, donde el público en general puede degustar y participar activamente en la selección de estas variedades. También ofrecen estas verduras a restaurantes, poniendo en valor sus cualidades gastronómicas.
[Foto. Explicación y degustación sobre variedades locales en La Junquera, Murcia, por el proyecto Agrodiverso]
La Junquera, una finca regenerativa del noroeste de Murcia, es una de estas fincas colaboradoras de Agrodiverso.
Agrodiverso organizó un maravilloso día en finca donde los participantes tuvieron la oportunidad de recoger vegetales locales de la finca y participar en una sesión de degustación para comparar diferentes variedades. El evento fue una excelente manera de conectarse con la agricultura regenerativa y aprender sobre la importancia de apoyar a las variedades locales
Nos cuenta Jacobo Monereo, coordinador de este proyecto desde La Regeneration Academy situada en La Junquera. Un participante compartió: «¡No sabía que había tantos tipos diferentes de tomates! La prueba de sabor me abrió los ojos y me hizo apreciar todo el amplio paladar que tienen estas deliciosas frutas».
Lo mismo ocurre con las razas autóctonas de ganado, la finca la Junquera es un ejemplo donde se pone en valor los beneficios de la vaca Murciano Levantina, una raza en peligro de extinción.
A nosotros no nos interesaba una vaca lechera holandesa o una Limousin de carne, ya que esto supondría tener que importar parte de la alimentación para que estas razas sobrevivieran. La vaca Murciana Levantina es por ello indicada en nuestra finca, ya que nosotros queremos que sobreviva con lo que hay de recursos en la finca. Está adaptada a estos terrenos pedregosos, pare sola y se pasa 24h fuera sin que le pase nada. No es una vaca que necesite establo ni cuidados intensos
Alfonso Chico de Guzmán recupera esta raza en peligro de extinción donde apuesta por ella por su resistencia y para mejorar sus tierras.
La vacas se comen los rastrojos y los barbechos de cereal, produciendo estiércol que mejora dichos campos, controlan la vegetación de las zonas naturales, para prevenir fuego, y además producen carne de la que comemos en la finca y en nuestros cursos de agricultura regenerativa.
Ahora cuentan con unas 20 de ellas, pero a largo plazo les gustaría llegar a un rebaño de 100 vacas y poder comercializar esta carne orgánica regenerativa.
[Vaca Murciano Levantina una raza en peligro de extinción, pastando en la finca La Junquera]
En conclusión, la conservación de las variedades locales de frutas, verduras, y del ganado autóctono es fundamental para la sostenibilidad de nuestro sistema alimentario. Al preservar las variedades locales, podemos aumentar la resiliencia de nuestra agricultura, reducir las emisiones y asegurar la soberanía alimentaria del territorio. Además, también significa que podemos disfrutar de una gama más amplia de sabores, texturas y propiedades nutricionales en nuestros alimentos, lo que es beneficioso para todos y promover la economía local dinamizando las zonas rurales más cercanas.
Por ello, es importante apoyar iniciativas como La Junquera y el Proyecto Agrodiverso que promuevan el cultivo y conservación de nuestras variedades autóctonas.