Es fundamental conocer la calidad del agua que bebemos, de dónde procede y en qué condiciones se encuentra al consumirla.
Cuando pensamos en el agua de grifo sabemos que podemos beber sin problema alguno, es más, el Ministerio de Sanidad asegura que España dispone de unos sistemas de control sanitario del más alto nivel que permiten que el agua llegue a nuestras casas de forma segura siendo apta para el consumo en un 99,5% en 2018.
La calidad del agua del grifo varía por el origen del abastecimiento, la fuente, las instalaciones internas donde se trata el agua y el procedimiento que se utiliza para hacerla potable.
Esto explica la variación en calidad, textura o sabor de las aguas entre ciudades como Valencia y Madrid, por ejemplo.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) presenta un informe de un estudio elaborado a 62 municipios que muestra que 19 tienen una calidad del agua excelente, y otras 36 localidades tienen una calidad buena.
Las ciudades con mejor calidad el agua son:
- Burgos: según los estudios, esta ciudad cuenta con el agua totalmente limpia sin presencia de sustancias o contaminantes
- San Sebastián: destacada por cumplir con todos los parámetros de higiene y descontaminación, además que está catalogada con agua tipo “blanda”, esto quiere decir que tiene baja presencia de cal en su composición
- Las Palmas: a pesar de contar con escasos recursos hídricos, Las Palmas se posiciona en el tercer lugar por sus esfuerzos en la desalinización del agua en las islas
En el extremo contrario se encuentran ciudades como Ciudad Real, Palma de Mallorca, Barcelona, Hueva o Logroño que, aunque el agua es potable, sería recomendable que mejoraran sus medidas de control.
El agua de grifo cuida la salud y el medio ambiente
La mayoría de los ciudadanos que habitan en zonas costeras de España tienden a consumir más agua embotellada, lo que supone mayor uso de plástico que genera desechos que atentan contra el medio ambiente, como se ha visto en la acumulación de plástico encontrado en fondos marinos y playas.
El mensaje es claro: evita comprar botellas de agua en plástico cuando el agua de grifo presente niveles altos de potabilidad y por tanto sea apta para el consumo humano.
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