Frigo es una marca que no necesita presentación ¿o acaso no sois fans del Frigo pie, el Drácula, el Calippo de lima limón o la Comtessa? Esta entrevistadora es muy fan de todos ellos y es capaz de acabar con las reservas de producto en una tarde. De hecho, sigo firmemente las reflexiones de Borges que decía que, si volviera a vivir nuevamente mi vida en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto. Me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido. De hecho, me tomaría muy pocas cosas en serio. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos, iría a más lugares donde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y ninguno imaginario.
Frigo es una marca de origen español dedicada a fabricar y comercializar helados, que forma parte de Unilever desde 1973. Como parte de su estrategia de RSC, en 2014 puso en marcha el programa Soy Frigo que se ha extendido a nivel internacional y que, actualmente, es un referente en todos los países en los que tiene presencia Unilever. Desde 2019 lo capitanea Cristina Nadal, una enérgica publicista que trabajó en áreas y temas diferentes hasta dar con el departamento de Comunicación de Unilever y el programa Soy Frigo. Allí batalla por ampliar alianzas, lugares, personas, visibilidad… Nosotros nos sumamos a su batalla porque nos parece fantástica y muy necesaria.
¿Cuál es el hito más importante de Frigo en temas de sostenibilidad?
Sin duda Soy Frigo, que es un programa cuyo propósito es la venta sostenible. Nace como un programa clave para impactar a nivel social, dando empleo y formando a las personas que entran a trabajar en él en temas como ventas, gestión de negocio o sostenibilidad.
Se puso en marcha en 2014 como piloto con el objetivo de dar respuesta a personas jóvenes en donde la tasa de paro en aquel entonces era superior al 42,9% (a día de hoy estamos aún en estas cifras). Se daba la oportunidad a personas con riesgo de exclusión social, pero, sobre todo, a los jóvenes para que tuvieran un primer empleo, o a personas que no tuvieran ninguna formación.
En 2014 pusimos como objetivo conseguir 3.000 empleos en España, 10.000 en Europa y 100.000 a nivel mundial. Con estos objetivos ampliamos el target también a mujeres supervivientes de violencia de género a través de un acuerdo con la Fundación Ana Bella. Ese mismo año también fuimos de la mano de la Asociación Española de Educación Ambiental para fomentar la concienciación y las buenas prácticas medioambientales.
La pandemia lo frenó todo un poco, pero, en cuanto salimos de la pandemia, ampliamos el target todavía más. En 2021 el CEO de Unilever, Jerome du Chaffaut, firmó un acuerdo de colaboración del Programa Soy Frigo con la Fundación Once y su Foro Inserta Responsable donde nos comprometimos a dar empleo al menos a 15 personas con algún tipo de discapacidad en los próximos 3 años.
¿En qué ha cambiado hoy en día vuestra política de RSC de antaño?
Frigo siempre ha sido una marca muy querida por los consumidores, Y ésta siempre ha perseguido ofrecer productos para todos ellos. Siempre, con una política nutricional estricta sobre todo para los más pequeños de la casa. No obstante, con Soy Frigo dio un paso más allá, centrándose en la inclusión social de aquellos colectivos que más lo necesitan. El programa Soy Frigo se ha ido haciendo tan grande que es prácticamente independiente de la marca. Tiene vida propia.
¿Cuál es vuestro próximo reto?
Este año el reto era expandirnos a Cataluña, Andorra y Baleares y lo hemos conseguido. Ponemos en marcha el programa Soy Frigo en Andorra, vinculándonos a la actividad medioambiental de “Montañas Limpias”, en Badalona activamos Soy Frigo con las primeras personas con discapacidad intelectual. Y, en Baleares, hemos podido ayudar a generar un nuevo empleo para un joven.
Nuestro objetivo es que este programa permanezca y siga expandiéndose a nivel nacional.
¿Dónde se puso en marcha Soy Frigo?
Empezó con mucha fuerza en la zona del sur, en Andalucía, porque allí conseguimos mucho apoyo por parte de las instituciones públicas Si bien es cierto, la estrategia inicial del programa era el acuerdo público y con el tiempo hemos ampliado a público – privado. Este año el programa estará presente en grandes parques acuáticos y temáticos.
No obstante, existen casos que converge un acuerdo a tres partes entre el tercer sector, empresa y Ayuntamiento como es el caso de Badalona donde hemos ido de la mano de Fundació Badalona Capaç.
¿Qué tareas tenéis pendientes?
Conseguir, todavía más, una mayor confianza hacia el programa. Este es mi reto personal. Ser conscientes que la sostenibilidad es clave en todo lo que hacemos y en todas las partes donde operamos.
También, considero que es básica la colaboración con otras empresas e instituciones. El ODS 17: alianza para el desarrollo sostenible. Desde aquí hago un llamamiento a empresas que quieran colaborar con nosotros para llevar este programa mucho más allá.
Hay dos cosas que me interesan: concienciar al consumidor y que conozca lo que está haciendo la marca, y a las empresas e instituciones, que vean lo que estamos haciendo y que quieran involucrarse.
¿Cómo motivamos al consumidor para que elija los productos más sostenibles que proponéis?
Comunicamos todo lo que vamos haciendo a través de Soy Frigo. Comprar “una marca que sabes que está haciendo el bien, haciéndolo bien” es muy satisfactorio.
No obstante, aquí hay un reto, y es integrar la historia y el propósito de la marca en el producto o bien en el punto de venta como podría ser la cartelería. ¡Está por ver!
En plan Orwelliano, en 2084, ¿cómo te imaginas a Frigo?
Está claro que el propósito será el que tirará de la marca. A mí me gusta escuchar a la gente que ha trabajado en la fábrica de Frigo y el cariño que le tienen a la empresa, es súper emocionante. Esta marca es muy querida, es importante para los españoles porque forma parte de su infancia y su vida. Si, además, tiene un propósito, Frigo tiene mucho futuro.
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
No me considero 10 porque siempre se puede mejorar, pero sí que me pondría un 7,5-8. En mi casa reciclo, hago recetas de aprovechamiento, le explico a mis hijos por qué hay que separar lo que tiramos, por qué no hay que dejar residuos en la playa… Como curiosidad, mi hija un día, mientras esperábamos el autobús, se puso a recoger colillas del suelo. Le dije “Ona, pero ¿qué haces?” y me dijo que había algún “marrano” que había dejado esas colillas en el suelo. Me sorprendió, pero pensé que “algo bien estoy haciendo”. También, era importante para mí que fuera a una “escuela verde” para que le inculcaran desde pequeña los principios y los valores de la sostenibilidad en todo el ámbito de la vida escolar. Y, la verdad, estoy muy contenta.
¿En qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Cuando entré en Unilever era un poco escéptica en creer que todo lo que se contaba en temas de sostenibilidad fueran ciertos. Pero, en poco tiempo, me di cuenta de que era incluso más de todo lo que se contaba. Desde el inicio estuve encanta de formar parte de la compañía y hoy en día siempre digo que le debo mucho en el desarrollo profesional y también personal. He de decir que cuento con una gran referencia, Ana Palencia a la cual admiro mucho.
Desde pequeña, me han inculcado el hecho de ayudar a las personas. Mi padre es oftalmólogo y siempre se ha implicado mucho en la ayuda a los demás. Incluso, un año por un cumpleaños me regaló ser madrina de una Aldea para ayudar a personas sin recursos. En aquel momento no me hizo demasiada ilusión, pero ahora lo aprecio y agradezco enormemente. Mi madre siempre ha sido mi soporte y siempre se preocupa por los demás, me ha inculcado el saber cuidar de las personas.
A nivel medioambiental, no sabría bien decirte “mis orígenes”, quizá los veranos el ver cómo mi padre cuidaba y respetaba siempre el campo de la casa de su Mallorca natal. Yo creo que me viene de esto y se acrecentó al entrar en Unilever
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
A mí me hace sentir orgullosa poder ayudar y, en este caso con Soy Frigo, dar visibilidad a colectivos “invisibles”. Me hace sentir orgullosa haber participado en algunas batidas de desperdicios en playas organizadas por Ecoembes, en nuestra iniciativa Playas Limpias, en alguna Caminata Solidaria de Viladecans y algunas más que ahora no recuerdo…
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería? ¿Cuál es tu referente en el campo de la sostenibilidad?
Fundación ONCE por toda la involucración en la que más de 70.000 personas tengan un empleo. En el campo de la sostenibilidad mi gran referente es la compañía a la que pertenezco, Unilever. Pionera en este campo y alineada con los ODS de la Agenda 2030 de la ONU.