La vida en el Santuario de animales Corazón Verde

corazon verde

El santuario de animales Corazón Verde es el más importante de los santuarios de animales que hay en Navarra y está ubicado en la comarca de Sangüesa.

Corazón Verde es una instalación a la que son llevados animales que han sido tratados de manera injusta para que vivan en las mejores condiciones y estén protegidos. Nace con la idea de darles otra oportunidad. 

Es un espacio creado para restablecer su dignidad y convivir con ellos en un entorno natural desde la libertad y el respeto, alejados del esclavismo al que habían sido sometidos hasta ahora. Lo consiguen dándoles un entorno controlado y protegido.

Santuario de animales

A diferencia de los refugios, los santuarios de animales no buscan poder darlos en adopción pasado un tiempo, sino que es un lugar en el que se quedarán hasta su muerte natural. 

En un santuario los animales pueden habitar libres en un entorno controlado y rodeados de naturaleza. Son centros que les ofrecen una segunda oportunidad para que puedan vivir tranquilamente sin correr ningún riesgo.

Su principal propósito es el bienestar y la seguridad de los animales. Les proporcionan refugio y hogar a animales necesitados para que vivan protegidos. 

Santuario de animales

En The Reason Behind te contamos algunas de las historias que hemos conocido en el santuario de animales Corazón Verde:

Inés y Antonio son dos burros que viven allí.

Inés, una burrita a la que le falta la visión de un ojo, fue utilizada como burro de carga durante 20 años. Los burros de carga trabajan tirando de bultos y a la orden de golpes con un palo para que caminen más rápido. 

Antonio, por su parte, pasó 8 años atado a la intemperie en una valla. Ahora, ambos son felices en la montaña. 

Santuario de animales

Este santuario alberga animales con un pasado similar al de Inés y Antonio y en la actualidad cuentan con 15 especies distintas de animales con un pasado de explotación. 

Corazón Verde fue fundada hace 5 años por Josetxo Sagarra. 

Este psicólogo clínico y activista por los animales se dio cuenta de que la manera más eficiente de actuar contra el maltrato animal es dándoles un espacio para crecer libremente sin ser esclavos de la productividad humana. 

Se inauguró gracias a la ayuda de voluntarios dispuestos a construir la casa, el establo y un hogar para los animales. 

Actualmente funcionan, principalmente, gracias a la ayuda de un grupo de voluntarios fijos que van regularmente.

Pero el Santuario ha ideado varias formas de colaboración para mantener el centro en las mejores condiciones, como por ejemplo una suscripción de 6€ al mes destinados a alimentación, atención veterinaria y mantenimiento de las instalaciones para que sean las adecuadas en confort y seguridad de los animales.

Cada animal es único

Tener a animales de granja viviendo fuera de su hábitat no es algo habitual. 

Según Álvaro Gastearena, voluntario desde hace 1 año y medio, solo el 3% de los animales están en verdadera libertad. Desde el santuario nos cuenta que hay mucha falta de formación en el trato directo hacia estos animales.

“Todos tienen una personalidad diferente. Por ejemplo, la mayoría son de carácter dominante, y les gusta tomar el control y saber qué pasa alrededor”. 

Algunos de los integrantes de la comunidad, como el caso de las gallinas y pollos, fueron rescatados de un matadero, allí los sacrificaban a los 41 días de haber nacido y durante todo el proceso de crecimiento les alimentaron con hormonas para que engorden más rápido que de manera natural. 

A raíz de esto, hoy tienen problemas en algunos órganos por crecer muy rápido y desproporcionadamente. 


Otros casos son el de Fénix y Freya, ambos rescatados de una explotación ganadera.

Fénix es un cabritillo que iba camino al matadero y Freya una corderita destetada demasiado pronto, por lo que dejó totalmente de comer. Ahora, ambos viven tranquilos y en armonía con el resto de animales del Santuario. 

Marlene es la avestruz africana del Santuario.

Durante los años 2000 se construyeron en España más de mil granjas de avestruces. Entonces eran un mercado en auge en Europa, pero aquí no tuvo el éxito esperado. 

En 2015 tan solo quedaban dos granjas, por lo que tuvieron que sacrificar a miles de avestruces. 

Pero Marlene tuvo suerte: un chico consiguió que se la cedieran de una granja aragonesa y la pudieron trasladar al Santuario donde goza de mucho espacio al aire libre y de comida de mejor calidad para ella.

Todos los animales del santuario que llegan son para quedarse. 

Son animales rescatados que necesitan cuidados especiales para asegurar que tengan una vida en paz, digna y feliz.