Si hay un país reconocido mundialmente por su biodiversidad, éste es Costa Rica. Representa únicamente el 0,03% de la superficie terrestre y sin embargo contiene el 6% de todas las especies que habitan nuestro planeta.
Esta pequeña nación se preocupa verdaderamente por el medio ambiente, algo perfectamente comprobable en sus políticas energéticas, ya que el 95% de su energía es geotérmica, renovable o hidroeléctrica. Pero también lo puedes ver en sus habitantes. Hablando con ellos te das cuenta de la importancia que le dan a los seres vivos, a la naturaleza y el respeto que les profesan.
El país de los ticos también es puntero en otros sentidos, y es que son considerados año tras año como el país más feliz de Latinoamérica. No hay más que viajar allí para verlo por ti mismo. Un lugar donde dan gran importancia a la educación con un 98% de alfabetización, y una comunidad que se considera gente de paz y que decidió no tener ejército. ¡Pura Vida!
También han hecho grandes inversiones en su sistema de salud público, lo cual probablemente ha ayudado a que la Península de Nicoya sea una de las cinco zonas azules del mundo, es decir, lugares donde la esperanza de vida es superior a los 100 años.
Pues bien, con todo esto, no podemos más que recomendar que hagáis una visita a este maravilloso país Centroamericano. Os contamos cómo lo hemos organizado nosotros, pero antes un par de curiosidades:
Curiosidad 1
El amanecer y el atardecer son a la misma hora durante todo el año. Podrás ver el alba a las 5:45 y despedirte del día a las 17:45.
Curiosidad 2
Tienen una de las islas más famosas del mundo, la Isla de Coco, lugar donde se filmó parte de la película Jurassic Park. Es la isla deshabitada más grande del mundo y la que está más lejos de Costa Rica, a 580 km de distancia.
[Foto de la playa de Tortuguero]
Días 1-2: Llegada y Tortuguero
Nada más llegar al aeropuerto de San José recogimos el coche de alquiler que, por las carreteras que tiene el país, os recomendamos que sea un 4×4, y fuimos directos a Tortuguero ya que la capital no es lo más atractivo. Tortuguero es una de las zonas que más ha mantenido su esencia, precisamente porque está aislada, ya que no puedes llegar en coche hasta allí. Nosotros dejamos el coche en La Pavona y cogimos un barquito de una hora hasta San Francisco de Tortuguero, donde nos hospedábamos.
[Foto de las Cabañas Daneysha]
El primer día allí decidimos ir a visitar el pueblo de Tortuguero. Estuvimos viendo sus tiendas artesanales, nos tomamos uno de sus buenísimos cafés, nos cruzamos con algunas iguanas en los cocoteros y compramos unos souvenirs que hacían in situ pintando sobre madera cortada de ramas caídas. Seguimos paseando hasta llegar a la playa donde nos quedamos contemplando el paisaje y haciendo algunas fotos.
[Foto de la playa de Tortuguero]
Por la tarde hicimos el tour de los canales en barco. Hay varios operadores, nosotros lo hicimos con Sergio, el marido de Gloria, copropietario de nuestro hotel y perfecto conocedor del entorno. Lo cual fue muy cómodo porque salías de casa ya con él y te lo explicaba todo fenomenal. Vimos monos aulladores, capuchinos, caimanes, quetzales y muchas más aves. Una actividad muy recomendable.
[Fotos en los canales de Tortuguero]
Por la noche fuimos al Desove de tortugas, de nuevo con el equipo de Cabañas Daneysha. Una experiencia inolvidable, donde se trata con muchísimo respeto a las tortugas y de la cual no tenemos fotos ya que está terminantemente prohibido llevar el móvil o cualquier tipo de luz, más allá de la que usan los guías. Una sutil luz roja que no molesta a las tortugas y con la que puedes ver perfectamente cómo depositan los huevos.
[Foto desde el cerro de Tortuguero]
A nosotros no nos dio tiempo, pero otras cosas que podéis hacer en Tortuguero son el Sendero del Jaguar de 2,5 km o un Tour nocturno.
Por cierto, seguro que te cruzas con perros por todas partes. Aunque parecen callejeros, no lo son, o al menos del todo. Los perros campan a sus anchas, ninguno está delgado y en general son muy majetes, mucho más si les das algo de comer, claro.
[Foto de dos perros paseando en Tortuguero]
Días 3-4: Zona Arenal
Nuestro siguiente destino es el área de La Fortuna con el famoso Volcán Arenal y sus 1.633 metros de altura a la vista de todos. Uno de los volcanes más famosos debido a la gran explosión que tuvo lugar en 1968 arrasando con tres pueblos cercanos y, aunque aún se pueden ver columnas de humo de vez en cuando, se declaró inactivo en 2010.
Esta zona es conocida por las aguas termales generadas por la actividad volcánica. Es una actividad que no te puedes perder. Aquí encontramos varias opciones, públicas y privadas, pero desde luego hay una que destaca sobre las demás: Las aguas termales de Tabacón.
Este paraíso lleno de cascadas, pozas y piscinas con temperaturas de 22 a 40 Cº, tiene la mayor red de aguas termales naturales de Costa Rica. Podrás estar todo un día disfrutando de sus inmejorables instalaciones y sus vistas de cuento. Te recomendamos que reserves con tiempo, que disfrutes del maravilloso ceviche con Bloody Mary «Vuelve a la Vida” en su restaurante Ave y que pruebes la piña colada que preparan en el pool bar. ¡Planazo asegurado!
[Foto en las termas del resort Tabacon]
En la zona que abarca el Volcán Arenal y La Fortuna hay muchas opciones de alojamiento, pero si quieres vivir una buena experiencia sin dejarte la cartera te proponemos el Hotel Arenal Manoa.
Las habitaciones destacan por su gran tamaño y las impresionantes vistas que tienen al volcán. Su desayuno buffet es difícilmente superable, hay básicamente de todo y te hacen unas tortillas in situ que te alegran el día. Cuentan con varios resturantes, destacando su barra de Sushi y La Saca, donde trabajan la cocina costarricense con opciones internacionales. Otra cosa a destacar son sus piscinas, con varias opciones termales, y el diseño de sus jardines.
[Foto en piscina Hotel Arenal Manoa]
A la mañana siguiente pusimos rumbo al Parque Nacional del Volcán Arenal. Cuenta con 6 senderos, los dos primeros en el sector Península y el resto en el sector Volcán. En nuestro caso elegimos hacer los cuatro últimos por una cuestión de tiempo, pero puedes hacer el parque completo en una mañana sin problema, además son prácticamente planos.
Uno de los senderos es conocido como El Ceibo porque te lleva hasta un majestuoso árbol de 400 años de antigüedad que desgraciadamente se cayó en julio. Sin embargo, esto da una perspectiva impresionante abriendo luz en mitad de la jungla y generando nueva vida para otras especies. Es una zona donde te puedes cruzar con bastantes animales, tuvimos la suerte de ver monos congos, colibríes y loros. Pero sin lugar a dudas, lo que es absolutamente recomendable es que te quedes un rato contemplando las vistas del volcán. Imponente.
[Foto del Volcán Arenal]
Por la tarde, cogimos el coche para dirigirnos a la catarata de La Fortuna. En esta ocasión, nos resultó todo demasiado americanizado, el ambiente y el entorno, habríamos agradecido algo más de naturalidad. Sin embargo, hay que reconocer que los 70 metros de caída del agua rodeado de vegetación y poder bañarte en ese pequeño lago helado valía la pena los 530 escalones que hay que hacer de bajada y de subida. Tip: llévate unos escarpines pata meterte en el lago.
Por la noche bajamos a dar un paseo por el pueblo de La Fortuna y acabamos cenando en un lugar muy recomendable al lado de la plaza principal, Rain Forest Café. Sitio agradable y con un servicio excelente, el chico que nos atendió sabía muy bien hacer su trabajo. Pedimos unos Nachos mixtos, una ensalada tropical y el churrasco, además de probar la cerveza local, constándonos todo unos 20.000 colones. Buenísimo todo.
[Foto de cena servida en el restaurante Rain Forest Café]
Días 5-6: Monteverde
Próxima parada: Monteverde. Uno de los destinos más destacados de Costa Rica principalmente por la Reserva Biológica del Bosque Nuboso donde podrás vivir la experiencia de adentrarte en una selva tropical.
Es el lugar con mayor concentración de orquídeas del mundo contando con más de 500 especies, y uno de los mejores lugares para poder ver el quetzal y el oso perezoso.
Una vez acabada la ruta nos fuimos al hotel por las complicadas carreteras de Monteverde donde se agradece sobremanera contar con el 4×4, como os habíamos comentado. En Monteverde nos quedamos en el Hotel Belmar, ya que había sido premiado como el más sostenible de Costa Rica y el segundo mejor hotel de Centroamérica. ¡Una maravilla! Sus habitaciones son preciosas y cuidan hasta el más mínimo detalle. Tienen un restaurante con vistas panorámicas que quitan el hipo y una cervecería con un lago donde te puedes bañar.
[Foto de la vista desde las habitaciones del Hotel Belmar]
[Foto del propietario de la coctelería Natu con su receta ganadora del premio]
En esta zona hay muchas fincas, y es interesante hacer una visita a alguna de ellas. Escogimos la opción de Savia que nos proponía el hotel por lo completa que era, y nuestro guía Richard nos estuvo explicando todo tipo de detalles con su buen toque de humor. Hicimos senderismo, escalamos 28 metros a cuerda de un árbol para tener unas vistas tremendas, practicamos rápel de bajada, cruzamos puentes colgantes y tuvimos la oportunidad de ver varios animales. Como no tuvimos la suerte de poder ver al oso perezoso en libertad, decidimos acercarnos a Selvatura Park, donde tienen a 13 hembras de este carismático animal rescatadas por haber sufrido algún tipo de accidente, varios de ellos relacionados con la caída de rayos por las tormentas.
[Foto en la reserva Savia practicando escalada]
Como no tuvimos la suerte de poder ver al oso perezoso en libertad, decidimos acercarnos a Selvatura Park, donde tienen a 13 hembras de este carismático animal rescatadas por haber sufrido algún tipo de accidente, varios de ellos relacionados con la caída de rayos por las tormentas. Si bien es cierto que es una experiencia muy bonita, el precio nos resultó desorbitado, ya que solo puedes estar 35 minutos, te lo explican todo muy deprisa y nos costó 80$ la pareja.
[Foto de un oso perezoso en Selvatura Park]
Por la noche, no nos pudimos resistir y cogimos la cena con el chef del Hotel Belmar. Una experiencia preciosa, donde te explicaban cada plato, el origen de los productos, el desarrollo del mismo y con la amabilidad que caracteriza a todo el personal de este hotel. Todo con un concepto Farm to Table que nos encantó.
La mañana siguiente amanecimos haciendo una clase de yoga gratuita que impartían en el hotel, un buen desayuno para coger pilas y un viaje hasta las playas de Manuel Antonio.
[Foto de playa de Biesanz]
Días 7-8: Manuel Antonio
En esta zona podemos ver como el lujo de las mansiones marca la diferencia con el resto de paisajes que hemos visitado. Hay que reconocer que el entorno es idílico, con sus playas y naturaleza todo recogido en pocos km2.
Como llevábamos muchos días de naturaleza de montaña, optamos por ir directos a la playa. En esta zona hay 7 playas importantes, cuatro dentro del parque nacional y 3 fuera. Llegamos a playa Biesanz, y ya no pudimos movernos de allí. Manuel Antonio está lleno de animales, y tienes oportunidad de verlos todo el tiempo, los monos carablanca los ves todos los días y tuvimos la suerte de ver una familia de tejones.Al día siguiente fuimos a visitar el parque nacional de Manuel Antonio, y aquí sí pudimos ver, aunque en las alturas, algunos osos perezosos y muchos monos, aves, cangrejos, iguanas y más.
Muy recomendable el parque con sus playas Espadilla Sur y Las Gemelas.
Consejo: reserva tu entrada en SINAC, la página oficial de Conservación de Costa Rica, si no quieres quedarte fuera, ya que es una de las zonas más visitadas y tienen límite de entrada. Puedes hacerlo con todos los parques pero en este caso es especialmente importante.
En una mañana puedes recorrerlo todo, pero también puedes alargar el plan a la tarde. Es bastante recomendable hacer ésta visita con guía por la cantidad de especies con las que te puedes cruzar y, digamos, ellos saben mejor donde mirar y te podrán dar muchos datos interesantes.
[Foto restaurante Peuerto Escondido]
Días 9: vuelta a casa
Costa Rica ha sido una de las mejores experiencias que hemos vivido. Un lugar espectacular donde desconectar de la ciudad de manera absoluta. Desde caminar por los senderos de un parque nacional hasta relajarse en aguas termales naturales, un viaje a Costa Rica es una invitación a experimentar la belleza de la naturaleza en su máxima expresión y a crear recuerdos inolvidables.