Robin Good: alimentos con mucha alma

alimentos con impacto social

¿Sabes que puedes colaborar con personas en riesgo de exclusión social a la vez que comes unas galletas o una crema de verduras y bebes una cerveza? La empresa social Robin Good, fundada por Luis Font, busca consumidores y empresarios que quieran comprar o distribuir buena comida para cambiarle la vida a quienes más lo necesitan.

Los productos que venden bajo su nombre esconden decenas de historias porque la mano de obra la aportan personas sin recursos. Y es que, desde Robin Good, se encargan de ofrecerles la formación que necesitan para elaborarlos.

Está claro que llevan la inclusión por bandera y, por ello, en sus obradores imperan dos reglas: en primer lugar, más de la mitad de los trabajadores deben ser personas en riesgo de exclusión social y, en segundo lugar, la totalidad de los beneficios tiene que donarse a causas sociales.

robin food

¿El siguiente paso? Entrar en el carrito de la compra del mayor número posible de clientes. Un reto relativamente sencillo, ya que las características de los alimentos que comercializan despiertan la solidaridad del público. Por ejemplo, el carácter artesano de los productos, es decir, el hecho de que sean elaborados a mano en obradores propios, aporta mimo y calidad al delicioso resultado final.

Tampoco se olvidan de favorecer el comercio y el desarrollo local, ya que usan como materia prima productos de proximidad. De esta forma, el impacto que genera su labor se hace cada vez mayor.

Están alcanzando un cambio social, pero también persiguen el equilibrio medioambiental. ¿Cómo? Han eliminado el plástico de sus embalajes, usando cristal, cartón reciclable y materiales compostables en su lugar. La apuesta sostenible es indiscutible.

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Entre sus prioridades destaca también la salud. Y es que rechazan los aditivos químicos para impulsar los alimentos naturales. Le dan el “sí, quiero” a los sabores reales.

No se les puede poner ni una pega. Suman éxito empresarial y una economía inclusiva y sostenible para obtener como resultado una transformación de la cultura global que llega en forma de concienciación.

Eso sí, no están solos. Cuentan con el apoyo de otras organizaciones que tienen la voluntad de ayudar a los que más lo necesitan para que puedan tener una vida digna.

Es el caso de la Fundación Crisálida, que nació hace más de 10 años en Aragón para colaborar en la integración de personas con discapacidad intelectual. ¿Cómo lo hicieron? A través de una panadería, gestionada como centro especial de empleo, en la que lograron contratar a 20 personas con limitaciones. Elaborar pan para fomentar su desarrollo.

comida robin

También cuentan con el obrador de Gureak para hacer sus galletas. Un grupo empresarial que sigue la línea integradora de la Fundación Crisálida, pues ofrece oportunidades laborales estables a personas con discapacidad.

¿Y de dónde vienen las frutas y las verduras de las famosas cremas Robin Good? Pues de las casi 8 hectáreas de regadío de las que dispone el proyecto Hortus Aprodiscae, una iniciativa catalana que cuenta con alrededor de 60 personas con discapacidad intelectual o enfermedades mentales graves que cultivan y elaboran alimentos ecológicos.

¿Quieres saber una curiosidad?  La receta de las galletas de chocolate que vende Robin Good ha sido elaborada por los cocineros del Basque Culinary Center, el famoso centro culinario vasco.

En definitiva, Robin Good aúna productos de gran sabor y calidad, capacidad integradora y respeto por el medioambiente. Un pack completo de la alimentación y la solidaridad.