Si me preguntasen cual es el mayor reto de la industria de la moda en los próximos años tendría muy clara la respuesta: el reciclaje del tejido. Todos hemos escuchado millones de veces el mantra “reduce, reutiliza, recicla”. Y si hablamos de moda es fácil reducir: sólo tenemos que optimizar nuestro armario y adquirir menos prendas nuevas. Cuando se trata de reutilizar, también tenemos claro lo que tenemos que hacer: adquirir ropa de segunda mano y sacar el máximo partido de lo que tenemos en el armario. Pero… ¿reciclar? ¿Realmente la ropa se puede reciclar?
La respuesta es sí, pero no. Y a veces, depende. Por si te quedaba alguna duda mientras me leías, te lo confirmo: soy gallega. Pero tengo razones para darte una respuesta tan ambigua. Para empezar, dependiendo del tipo de tejido, podremos reciclarlo o no. Si el tejido está compuesto de varios materiales mezclados, como poliéster y algodón (una composición muy habitual), éste ya no se puede reciclar. Y aún en caso de que se pueda reciclar, el proceso no es fácil. Piensa por ejemplo en el reciclaje del papel o del metal: de forma muy simplificada, el reciclaje de estos materiales consiste en reducirlos a su mínima expresión, triturándolos en el caso del papel o fundiéndolo en el caso del metal, para posteriormente recomponerlos, es decir, fabricar un material similar de nuevo. Sin embargo, descomponer un tejido en sus infinitos hilos es imposible. Y dependiendo del tipo de tela del que se trate, el proceso de reciclado puede ser diferente. En el caso de la lana o el algodón, se descomponen en múltiples fibras para fabricar nuevos hilos. El problema es que no son tan resistentes y a menudo es necesario mezclarlos con hilos nuevos. Así que como ves, sí se puede reciclar la tela, pero no siempre, y el proceso no es eficiente.
[Foto de Pexel]
Otra opción es utilizar las fibras de tejido como relleno o aislante (como por ejemplo, el aislante que llevan nuestros coches, que se compone de múltiples fibras). Se lleva realizando durante años, pero no genera suficiente demanda como para necesitar el reciclaje de tanto tejido como se desecha. Es decir: se desecha mucha más tela de la que se pueda necesitar para la fabricación de aislantes, y por esta razón muchas de nuestras prendas acaban siendo incineradas.
Como ves, el fin del ciclo de vida de nuestras prendas no es fácil, y por eso hay que utilizar los tejidos al máximo. Pero, ¿cómo llevarlo a cabo cuando la prenda ya no es válida? Existe una alternativa, a medio camino entre reutilizar y reciclar, y seguro que ya has oído hablar de ella: el upcycling. El upcycling no destruye un tejido para dar lugar a otro, si no que reconvierte una prenda en otra. Evidentemente es un proceso mucho más difícil de automatizar, pero que ofrece muchas ventajas. Para empezar, no es necesario fabricar tejido nuevo, con todos los recursos que esto ahorra a nuestro planeta, y alarga la vida de una tela que de otra forma terminaría en la incineradora. Pero además, las prendas resultantes son realmente especiales.
Pese a que se trata de un proceso muy artesanal, difícil de industrializar, existen marcas y diseñadores que apuestan por el upcycling. Recuerdo que la primera vez que vi el upcycling en una tienda de ropa al gran público: fue en el Urban Outfitters de Londres, hace ya más de diez años, cuando yo vivía allí. Fueron pioneros y la experiencia no debió salir mal, pues aún hoy es posible comprar prendas de upcycling en su web.
[Foto de imageseu de Urbndata]
Y cada vez son más los diseñadores que apuestan por el upcycling, como Sami Miró o la francesa Marine Serre, la misma que diseñó las famosas camisetas del estampado de lunas que llevaron Beyoncé y Rosalía. Pues no sólo hace estampados bonitos, si no que fabrica colecciones realmente limitadas con tela reutilizada, y se ha ganado el apodo de la “reina del upcycling”.
[Foto de Vice de Marine Serre]
Pero precisamente por ser un proceso tan complejo a nivel industrial, no tenemos demasiadas opciones de prendas de este tipo a la venta. Intentar realizar el upcycling uno mismo es relajante (te lo digo por experiencia). Pero si quieres que otros lo realicen por ti puedes recurrir, por ejemplo, a la Canalla: dos diseñadores de Vigo muy cañeros que hacen auténticas maravillas con prendas a las que tengas especial cariño. Ellos los llaman “rescates”, en los que reconvierten, por ejemplo, un vestido de novia en un conjunto maravilloso para ocasiones especiales.
[Foto de la página de la Canalla]
No olvides que a menudo la prenda no necesita ser totalmente alterada: basta con que la repares. Y cada vez más marcas ofrecen este servicio a sus clientes, como Ganni o Patagonia, pero siguen siendo una minoría. Por suerte, todavía existen múltiples talleres de arreglos de costura, con los que podemos contar para alargar al máximo la vida de nuestras prendas y crear el nuevo mantra de la sostenibilidad en moda: reduce, reutiliza, y reconvierte para seguir utilizando.
Angeles Alfaro
Educadora de Fashion Revolution