Luces, regalos, lotería, reencuentros, multitudes, cenas, fiestas, viajes, … todo ello es sinónimo de navidad.
Las navidades son un periodo festivo que se caracteriza por la diversión con los tuyos – ya sean familia, pareja, amigos-, pero también por el consumismo y los excesos.
En un periodo de obsequios y solidaridad, te regalamos 6 tips para reducir tu impacto ambiental y promover un impacto positivo durante estas fechas tan señaladas.
- RE-DUC-CIÓN.
La primera regla de la sostenibilidad es la reducción. Reducción significa reducir el consumo en general. Hablamos de decoraciones navideñas, de comida, de regalos, de desplazamientos, de recursos naturales, etc.
Si queremos ser sostenibles tenemos que hacernos una única pregunta: ¿realmente lo necesito? Pero para responder bien a esta pregunta tenemos que saber entenderla bien. ¿Qué significa realmente necesidad? Si perteneces a una familia con una situación socioeconómica media-alta, probablemente tus necesidades sean muy diferentes de las que pueda tener una familia con una situación socioeconómica baja. Realmente, cuando hablamos de necesidad hacemos referencia a necesidades básicas como la alimentación, la vestimenta, la educación o tener un hogar. No obstante, en la sociedad actual, consumista por excelencia, las necesidades se han trasladado a lo material como comprarse la última versión de un teléfono, tener una casa decorada con luces digna de Instagram o recrear una mesa repleta de comida como en las películas, de la cual la mitad ni se acaba probando.
En unas navidades eco-friendly puede haber regalos, puede haber decoraciones, puede haber recetas especiales. La cuestión es ser conscientes de nuestras compras y entender que no siempre es necesario comprar todo, de forma impulsiva y excesiva, sino pensar en el uso real que se le va a dar, si hay alternativas con menor huella ambiental y social, y el ciclo de vida de dicho producto (¿cuánta vida tiene? ¿Se puede reutilizar? ¿Se puede reciclar?). Además, es interesante reflexionar sobre si es necesario que sea nuevo o puede ser un artículo de segunda mano, alargando, con esta elección, la vida útil de un producto.
[Foto de Karolina Grabowska en Pexels]
- La decoración.
El comienzo de la temporada de navidades lo marca el encendido de las luces del pueblo o de la ciudad. La decoración es una parte indispensable para aquellos que celebran esta festividad. El árbol de navidad, las guirnaldas, el Belén, las luces en los balcones, y otros tantos detalles que dan color al hogar.
Para celebrar unas navidades eco-friendly podemos pensar en alternativas sostenibles a todo lo mencionado previamente:
Árbol de navidad:
Puedes comprarlo natural, que son 100% biodegradables y no dañan al ecosistema. Eso sí, para ello es necesario que comprobemos su procedencia y asegurarnos que provienen de lugares donde su producción sea controlada. Son muchos los lugares que después de las fiestas disponen de puntos de recogida especiales para encargarse de replantarlos posteriormente.
Optar por uno artificial significa optar por una opción más contaminante, pero también más económica y duradera. Si optas por esta versión, asegúrate de reutilizarlo año tras año y darle la mayor vida útil posible. En el momento en el que quieras deshacerte de él, no lo tires a la basura y acude a un punto limpio.
Guirnaldas:
Puedes crearlas tu mism@ con materiales que tengas en casa y que vayas a tirar. Si tienes niños o simplemente un espíritu muy creativo, es una actividad relajante para disfrutar en solitario o en compañía y una forma de reutilizar material y no consumir de más.
Luces:
Apuesta por opciones de bajo consumo y controla los momentos de encendido. Evita tenerlas encendidas todos los días o todas las noches y hazlas brillar en momentos especiales. Reducirás el consumo de energía y, además, repercutirá de forma positiva en tu bolsillo.
Para todo otro tipo de decoraciones, volvemos al primer punto. No es necesario adquirir nuevas decoraciones cada año. Trata de reutilizar elementos que ya tengas en casa o reutilizar materiales para crear elementos nuevos.
[Foto de Nicole Michalou en Pexels]
- La comida.
La navidad destaca por los encuentros con las personas más allegadas: hijos, parejas, familiares, amigos… Generalmente estos reencuentros se hacen entorno a la mesa, ya sean comida o cenas, que suelen destacar por ser copiosas y variadas. Tratamos de dar gusto a todos y que nadie se quede con hambre, muchas veces generando un gran desperdicio alimentario. Piensa en el menú que vas a ofrecer con tiempo, planifica bien lo que necesitas, adelántate a hacer las compras y no esperes al último minuto, y busca ingredientes de temporada y de cercanía. En materia de prevención, siempre es mejor cocinar de menos con opción a más, que no hacer de más y tener que tirarlo. Todo aquello que hayas comprado, pero no creas que vayas a utilizar finalmente, congélalo. En cuanto a los excedentes de lo ya cocinado, puedes disfrutarlos tal cual para la siguiente comida o cena, o aprovecharlo para cocinar nuevos platos. Según datos de la ONU, «las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre, es decir, el 8,9 por ciento de la población mundial». Consumamos conscientemente.
- Los regalos.
En navidad, no puede faltar Papa Noel (o el Olentzero, el Tió de Nadal, el Esteru, el Apalpador o L’Anguleru en algunas comunidades autonómicas) ni los Reyes Magos. Algunas personas solo celebran uno de estos días, pero muchas otras celebran ambas. Es una época en la que los regalos abundan. Regalos al hijo y a la hija, al padre, a la madre, al tío y a la tía, a los abuelos, a los sobrinos, a los suegros y a los amigos… Un sin parar de compras que implican gastarse dinero, invertir tiempo en elegirlos y también en envolverlos, todo ello para que no siempre acertemos, pero cuyo impacto social y ambiental es muy real. Piensa en regalos con una vida útil larga e, idealmente, de marcas con propósito. Hoy día son muchas las empresas que promueven acciones sociales y ambientales positivas a través de la compra de sus productos, además de que estos últimos sean diseñados y producidos con criterios de sostenibilidad. Otra opción es regalar experiencias y si éstas además tienen un componente educativo en materia de sostenibilidad, ¡pues eso que sumas! En el artículo sobre “Cenas de empresa con impacto positivo” puedes encontrar algunas ideas 😉
[Foto de Lucie Liz en Pexels]
- El transporte.
Otra cosa que no falta en este periodo, son los traslados. La famosa vuelta a casa por Navidad, la calendarización de comidas y cenas en casa de unos u otros según disponibilidad y apetencia o el desplazamiento para compras de regalos y alimentación, son uno de los sellos de esta época festiva. Trata de reducir los desplazamientos al máximo y si tienes que hacerlos, opta por el transporte público. En el caso de largos recorridos, si tienes la posibilidad de ir en tren, esta siempre será la opción menos contaminante. Quizás el trayecto sea algo más largo, pero ese tiempo siempre se puede aprovechar, por ejemplo, para pensar en qué regalos hacer que tengan una mirada más sostenible o planificar ese menú del que hablábamos antes 😉
- Concienciación y sensibilización.
Un elemento clave a la hora de hablar de sostenibilidad es la concienciación y la sensibilización. Hablamos de educar al otro, desde el respeto y la empatía, no desde una superioridad moral. Se trata de demostrar a través de acciones aquello que decimos con palabras. Demostrar que existen otras vías para hacer lo mismo que hemos hecho siempre, pero mejor, reduciendo nuestro impacto ambiental, pensando en las consecuencias sociales de nuestro consumo y entendiendo qué sí podemos hacer que esté en nuestra mano, dentro de nuestras posibilidades. Este ejercicio de pedagogía debe hacerse no desde el reproche y la culpabilidad, sino desde la escucha y la solidaridad. TODOS de una forma u otra, en mayor o menor medida, impactamos de forma negativa en el entorno por el simple hecho de existir. La clave es entender el poder que tenemos cada uno en nuestras decisiones diarias y ser conscientes de aquellas que tomemos, tratando cada día de mejorar y optar, según nuestros recursos (tiempo, dinero, alternativas, etc.), por elecciones con menor impacto negativo y, si es con algún impacto positivo, mejor que mejor 🙂
¡Felices fiestas!