El futuro de la movilidad sostenible

movilidad sostenible

La tecnología está jugando un papel protagonista en la transición hacia el crecimiento de medios de transporte más respetuosos con el medioambiente. Hacia una movilidad sostenible en definitiva.

La contaminación atmosférica urbana tiene consecuencias nefastas para nuestra salud. Ese aire extremadamente desfavorable que respiramos a diario deja una huella irreparable en los pulmones. Y es que vivimos entre coches, motos o camiones con tubos de escape que generan emisiones de forma constante ¿Y si empezamos por ahí? Por la movilidad sostenible.

La movilidad impacta en nuestro estilo de vida y, por tanto, en nuestras ciudades. Por ello, los medios de transporte sostenibles conformarían los primeros pasos eficaces hacia una vida cada vez más libre de emisiones contaminantes.

Movilidad sostenible

Cierto es, que nos hemos encontrado con todo tipo de obstáculos para la consecución de una movilidad sostenible, siendo la pandemia uno de los más recientes. Las continuas olas del virus han hecho que el uso de vehículos particulares aumente un 35% y la utilización del transporte público se reduzca un 46%, según datos de 2020 del Estudio de Movilidad Segura y Sostenible del Centro de Estudios Ponle Freno.

Ante esto, la tecnología se convierte en el gran salvoconducto hacia el cambio, pues la digitalización de los procesos es sinónimo de crecimiento. Algo tan básico como la información sobre el tráfico en tiempo real es aún una tarea pendiente a merced de la creación de nuevas aplicaciones.

Según el Informe de Ponle Freno, 1 de cada 2 encuestados echan en falta una movilidad conectada con los usuarios.

Movilidad sostenible

En la lucha entre la tecnología y la contaminación, la ganadora debería ser una movilidad sostenible y autónoma. Eso sí, los avances en esta línea deben ser precavidos con los castigos a aquellos medios de transporte más obsoletos. El reto debe estar enfocado en invertir en mejoras para el transporte público y el desarrollo digital.

“La solución no es penalizar a quien no puede cambiar de vehículo”, apuntan desde la Fundación Corell, la primera organización sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo del transporte internacional en carretera.

Si buscamos medidas que se puedan aplicar directamente sobre el terreno, los combustibles sintéticos, con emisiones neutras de dióxido de carbono, pueden convertirse en una alternativa real y eficiente.

Otro punto fuerte sería el gas natural que, sumado al aumento de la frecuencia de paso del transporte público y a la reducción del uso de vehículos privados, podría formar una pieza clave para la movilidad limpia.

También el hidrógeno verde podría ser, según apuntan algunos expertos, el pilar del sistema energético del futuro por su capacidad para el almacenamiento de energía. La mirada nunca se aleja de los planes a largo plazo.

Además, el uso de los vehículos eléctricos debería generalizarse para garantizar el futuro sostenible de los coches privados. Aunque para ello, será necesario mejorar sus procesos de fabricación, reduciendo al máximo los agentes contaminantes, y aumentar los puntos de carga.

Movilidad sostenible

Desde un plano más logístico, una circulación eficaz, sin grandes atascos y embotellamientos, favorecería la reducción de las emisiones de CO2. ¡Y también sería un alivio para nuestra paciencia!

La movilidad podría convertirse en un proceso múltiple en el que un trayecto podría pasar por varias fases para seguirle el ritmo a la sostenibilidad. ¿Y si un bus y una bicicleta sustituyen un trayecto que haces a diario en coche?

La transición hacia un modelo de movilidad sostenible es factible y sin centrarse únicamente en la energía eléctrica, dándole cabida a otras opciones que, impulsadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías, podrían integrarse en el tejido productivo de las empresas.