La Maison Longchamp fue fundada en 1948, en París, por Jean Cassegrain, el padre del presidente actual de la conocida firma de bolsos. La marca está cambiando algunas cosas en su actividad comercial para ser más sostenible, aunque ya desde sus inicios, y por su manera de trabajar artesanal, consideran que llevan ventaja en ese aspecto. Longchamp es una casa, una “maison” que dirige la misma familia desde su fundación. Están en la cuarta generación.
Bénédicte Deigat es la responsable de la marca en España desde hace casi 15 años. Francesa, como el número de acentos de su nombre indica, y con una larga trayectoria en España, me explica -con la misma delicadeza con la que hacen sus productos-, y una simpatía aplastante, la manera de trabajar que tienen. Una entrevista delicada y sincera con la que disfruté mucho. Espero que vosotros también lo hagáis.
Un artesano cuida la calidad, pero también los materiales y cada elemento que supone la producción
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Yo me pondría un 5 o un 6 porque soy una persona muy normal. Soy un poco maniática con la separación de residuos, compro cestas de comida biológica producida localmente y menos productos procesados o empaquetados… aunque, la verdad es que este tipo de acciones no sé qué impacto están teniendo en el planeta. Yo tengo proyectado hacer mi propio compost y tener un huerto utilizando la técnica de permacultura, que intenta mantener los ritmos naturales de las plantas. La mezcla de plantas hace que se ayuden entre ellas y se mantengan. Lo hace más autónomo, lo cual a mí me interesa mucho, porque no tengo tiempo para nada. (Risas)
¿En qué aspecto social o ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Pues he mirado las entrevistas que has hecho y veo que la gente ha hecho cosas increíbles. Yo estoy involucrada en el Círculo de Eugenia de Montijo en el que mujeres directivas ayudan e inspiran a jóvenes talentos. Ayudamos a entender por qué cuesta tanto que las mujeres prosperemos. Educamos y aprendemos a la vez, vinculando la parte cultural y emocional que ello implica.
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
Me siento orgullosa en este Círculo que te contaba, porque es real. Las personas son auténticas y analizan problemas reales. A veces son muy sencillos… El hecho de ver que puedes ayudar a otras personas a mí me llena mucho.
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería? ¿Cuál es tu referente en el campo de la sostenibilidad?
Elegir es complicado, porque muchas se quedan fuera… Hay muchas causas muy nobles. Aun así, elegiría la Asociación Down España porque tenía una tía con síndrome de Down y ayudaron mucho a conseguir su independencia en un piso tutelado. Creo que el trabajo que hacen de ayudar y acompañar a las personas es muy importante.
¿Cuál es el hito más importante de tu empresa en temas de sostenibilidad?
Longchamp es una empresa artesana. Un artesano cuida la calidad, pero también los materiales y cada elemento que supone la producción. En nuestro ADN está la calidad y el cuidado de la producción.
Hay una anécdota de cuando se creó el bolso Le Pliage hace 30 años, ya se hizo con la intención de usar el tejido justo sin generar residuos. Hoy en día tenemos una nueva versión reciclada de este modelo. En ella el cuerpo del bolso está hecho de poliamida reciclada, comúnmente llamada nailon. La poliamida reciclada que compone el tejido de Le Pliage Green procede de diversas fuentes: alfombras y moquetas, y residuos de tejidos, también existe una línea hecha con redes de pesca y otra con botella de plástico.
También hemos lanzado nuestra colección Re-Play reutiliza lonas de colores distintos porque son pequeños retales a los que nos les daríamos uso y, sin embargo, recuperamos con este producto.
Actualmente toda nuestra lona es ecorresponsable. Queremos mantener la misma calidad de nuestra lona. La idea es que duren toda la vida e incluso que se heredan. Y tampoco me quiero olvidar de que reparamos nuestros bolsos, cosa que hace muy poca gente en nuestro sector.
¿En qué ha cambiado hoy en día vuestra política de RSC de antaño?
Básicamente ahora comunicamos nuestra actividad. También se ha creado un comité -que incluye a la cúpula directiva- para dirigir esta transformación social, de producción, la optimización del transporte de los empleados, el trabajo del mañana y todo lo que atañe a nuestros trabajadores… En él está involucrada directamente la familia fundadora, en su cuarta generación. En Longchamp es importante la autenticidad: que las cosas se hagan de verdad y no sean solo planes o ideas.
Una de las cosas que se hace en mi empresa es que se prohíbe viajar en avión si en tren el trayecto supone menos de 4 horas. Al principio esto mi impactó, porque realmente no era consciente de lo que puede suponer una medida tan sencilla como esta.
¿Cuál es vuestro próximo reto?
Pues el comité que te comentaba va a liderar la transformación tanto a nivel social como medioambiental. Queremos trabajar en todos los frentes: las cajas de los bolsos, los desplazamientos, el teletrabajo en aquellos que no pueden teletrabajar por el tipo de actividad que desarrollan, la actividad a nivel logístico, etc.
¿Cómo motivamos al consumidor para que elija los productos más sostenibles que proponéis?
Para mí la clave es la calidad. Creo que la pandemia nos ha enseñado la importancia de comprar menos, pero de mayor calidad. También el hecho de poder reparar los artículos que compramos. Todo ello genera muchísimos menos residuos.
También buscamos colaboraciones con artesanos locales o fomentar la economía circular. En nuestro sector, que es el del lujo, hay que ser muy auténtico y tener una muy buena calidad para reciclar y reutilizar productos.
En plan Orwelliano en 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
No lo puedo saber… lo que sí que creo es que seguirá involucrada la familia, cosa que ya es diferenciador, porque quedan pocas empresas internacionales y familiares.
También seguirá siendo auténtica, sobre todo cuando el mundo cada vez es más superficial. Y seguiremos ayudando a la gente a moverse. No sé, tendremos que adaptarnos porque a lo mejor no necesitamos un bolso, porque lo haremos todo con el móvil… Lo que seguro es que nos adaptaremos para seguir acompañando a la gente.