El consumo local es la alternativa sostenible al consumo masificado que se posiciona como una de las opciones más eficientes para frenar el cambio climático
Cada día elegimos sostenibilidad. Cuando reciclamos, elegimos sostenibilidad. Cuando optamos por una dieta con abundantes vegetales, elegimos sostenibilidad. Cuando compramos de segunda mano, elegimos sostenibilidad. En nuestro día a día, decenas de acciones pueden realizarse teniendo en mente la salud del planeta. El consumo local es la alternativa más cercana para conocer los productos de tu tierra y a la gente que los produce. Es otra forma de introducir sostenibilidad en tu rutina diaria.
Además, los Objetivos de Desarrollo Sostenible redactados por la ONU nos lo dejan claro: es imprescindible la producción y consumo responsable para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. Este consumo responsable se trata de un modelo de consumo consciente, contrario al consumismo, donde incluyamos la compra local. Un modelo sostenible y en el que sí importan los impactos ambientales y sociales derivados de la cadena de producción, transporte, distribución y consumo.
[Foto de Darya Sannikova en Pexels]
Beneficios de consumir local
Beneficios ambientales
El principal beneficio ambiental del consumo local es el ahorro energético y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, dado que los medios que transportan los productos desde lugares lejanos generan más emisiones. Además, ahorras en costes de intermediarios, almacenamiento, envasado innecesario y combustible. Podemos aprovechar para reutilizar bolsas, cajas, llevar el carro de la compra, etc. Al contrario que en muchas grandes superficies donde los productos ya están envasados.
Beneficios para la salud
En el caso de los alimentos, nada se puede comparar a la frescura y calidad de aquellos que provienen de huertos de proximidad. Según la OMS, los productos que no han sido sometidos a un proceso de transportación, conservan mejor las vitaminas que aquellos que sí lo han hecho. Por no hablar, de que aseguras que son alimentos de temporada, lo cual beneficia enormemente al planeta y a nuestra salud.
No solo para la salud física, sino también para la salud de nuestra cartera. Al desaparecer los intermediarios, eliminamos muchos costes añadidos, como el de transporte o conservación. Sin duda, los productos locales salen mucho más baratos.
Beneficios para la comunidad
El consumo de proximidad también promueve la construcción de relaciones de confianza entre las personas productoras y las consumidoras basadas en la información y comunicación veraz sobre los productos.
Además de ser un consumo responsable y sostenible, se trata de un consumo informado y equitativo. Puedes consultar con tu vendedor el origen, la cosecha, recomendaciones de recetas… Básicamente, cualquier duda. De esta manera también descubre los rasgos locales y culturales distintivos de la zona.
[Foto de Wendy Wei en Pexels]
Ayuda al desarrollo sostenible y a la economía local
Aparte de esta relación que surgirá del trato cotidiano, también aportas al productor una seguridad económica. Un euro gastado en productos cercanos genera el doble para la economía local.
La mayoría de supermercados tienen asegurada su durabilidad en el tiempo, sin embargo, a causa de la globalización y las nuevas tecnologías, muchos locales no pueden asegurar su comercio a largo plazo.
¿Cómo empezar a consumir productos locales?
Si después de leer todos los beneficios que tiene el consumo de proximidad, te has animado a probarlo, te vamos a recomendar algunos lugares donde podrás adquirir todo lo que necesites. En tu ciudad, seguro hay mercados locales diarios, semanales o mensuales con productos de primera calidad.
Sin embargo, en muchos casos no debemos esperar a que estos mercados temporales se instalen, tiendas de carácter permanente también consiguen sus objetos de venta de manera sostenible.
El papel de los consumidores y su posibilidad de favorecer modelos productivos justos y responsables puede suponer una gran diferencia a favor del desarrollo sostenible global. Ser conscientes con nuestro consumo es una de las mejores maneras para frenar el cambio climático.