Sí algo hacemos todos los días es comer. A veces lo hacemos sin considerar que los alimentos que ingerimos tienen un efecto directo en nuestra longevidad. La alimentación en las zonas azules influye en la duración de vidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de 2,7 millones de personas fallecen cada año por no llevar una alimentación saludable. Así, una dieta equilibrada aumenta la longevidad humana porque provee los nutrientes esenciales para el cuerpo, y previene enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares. Mejorando la salud cardiovascular, ayudamos a controlar el peso y mejoramos la salud mental y cognitiva. En otras palabras, los beneficios de la alimentación en las zonas azules son enormes.
Alimentación en las zonas azules
Las zonas azules son los cinco lugares del mundo donde las personas viven más y mejor. No es ninguna sorpresa que uno de los factores más valorados en estas zonas es precisamente la alimentación. Sus habitantes ingieren alimentos que les proveen las tierras que les rodean. Aunque existen excepciones en las que la localización no determina del todo la alimentación de la región, como sucede en California.
Una de las zonas azules (Loma Linda) se encuentra en California, donde sucede algo impresionante. A está ciudad la separa de San Bernardino únicamente una carretera. Tienen idénticas condiciones climatológicas y, a priori, todas los factores deberían ser similares. Sin embargo, Loma Linda tiene una esperanza de vida 10 años superior, y la única explicación razonable es la gran diferencia de alimentación existente entre ambas ciudades. Esto sucede porque los habitantes de Loma Linda pertenecen a la religión adventista del séptimo día, donde su alimentación se basa en productos de origen vegetal sin procesar, y evitan el consumo de carne y de alimentos de origen animal.
Ingerir alimentos locales hace que el producto sea más fresco y como bien sabemos, la frescura del producto siempre se traduce a la salud humana y medioambiental. También es relevante el hecho de que, mientras menor sea la distancia que recorra el producto, menores serán los residuos y las emisiones que él mismo emita.
¿Qué tipo de alimentación tienen en las zonas azules?
Los habitantes de las zonas azules no solo comen localmente, sino que comen también coloridamente.
En Okinawa, Japón, vemos una dieta variada, donde destacan los pescados, las frutas y las legumbres. Comen también abundante soja y tofu, que son productos altos en proteínas.
En Icaria, Grecia, la fibra protagoniza la dieta. En la isla, el aceite de oliva es la principal fuente de grasa añadida. Sus habitantes ingieren grandes cantidades de frutos secos, vegetales, semillas y legumbres.
En la cocina costarricense protagonizan los platos típicos de la región de Nicoya, Costa Rica. Se trata de una dieta que pone énfasis en el consumo de arroz, frijol, maíz y frutas tropicales, como el mango o la piña.
En la zona azul de Cerdeña, Italia se consumen frutas y vegetales, pero también muchos lácteos y vino. Es una dieta mediterránea delimitada por los alimentos que el clima y la tierra proveen. Se consumen quesos locales, como el pecorino, que es una fuente de proteínas y calcio.
La alimentación en la zona azul de Loma Linda, Estados Unidos, se caracteriza por el estilo de vida adventista y la dieta balanceada, que contrasta con la típica dieta norteamericana. El estilo de vida adventista pone foco en la alimentación, considerando las legumbres, las frutas, los vegetales y las proteínas a la hora de comer.
La alimentación que llevan en las zonas azules nos enseña que a veces la respuesta es más sencilla de lo que parece. Para llevar una vida saludable no es necesario hacer dietas extremas, ingerir alimentos desconocidos o reducir desmedidamente la cantidad de alimentos que consumimos.
Vivir saludablemente significa alimentarse desde la prudencia y la frescura. Los alimentos que tenemos más cerca pueden ser los más beneficiosos para vivir más y mejor, como lo hacen en las zonas azules.