Tomate, vinagre y especias. Son la base del Kétchup más famoso del mundo y de una compañía que va más allá de la famosa combinación, y ofrece todas las salsas que se os ocurran para todas las combinaciones que conocemos. Sí, hablo de Heinz, de una marca nacida en Pensilvania en 1869 y que lleva el nombre de su fundador. Nos llamó la atención de Heinz que se arremangaran y se fueran al campo a trabajar con la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) para fomentar las prácticas de agricultura sostenible.
Por eso contactamos con Elisenda Picola, su directora de Marketing en España y una persona que entiende el ámbito de los negocios como un motor activo de cambio que puede ayudar a construir una sociedad y un futuro mejores para las nuevas generaciones. Con un largo recorrido en marketing en grandes empresas como Unilever o Danone, Elisenda colabora también desde hace años con entidades formativas como la Esade Business School y la Universidad Blanquerna.
Elisenda nació en plena Costa Brava, y ya veréis que defiende la tierra, a nivel de negocio, y el mar, a nivel personal, de manera apasionada.
La sostenibilidad es una combinación entre prevención y solución. Se tienen que trabajar las dos cosas en paralelo
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Te diría un 8 porque creo que tengo en mente e intento hacer todo lo que se tiene que hacer a nivel de sostenibilidad. Aun así, creo que es difícil, si no tienes mucho tiempo, encontrar opciones sostenibles. Seguro que podría ser más sostenible, pero tendría que dedicarle muchísimo tiempo a buscar esas opciones.
Yo estoy descubriendo el mundo plant-based, porque suma nutrición y sabor. Soy defensora 100% de este tipo de opciones. También intento no usar plástico todo lo que puedo y comprar a granel. Quizá porque soy de la Costa Brava y veo el impacto que el plástico tiene en el mar.
¿En qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Personalmente en la parte de plástico y en la recogida de material plástico en el mar. Cuando eres una persona de mar da todavía más rabia ver cómo éste sufre por pequeñas acciones que impactan muchísimo en su ecosistema. Creo que es un impacto que se podría evitar al 100% si todos recogiéramos latas y residuos plásticos del mar y de la arena. Me toca personalmente porque soy de pueblo de mar… y veo cómo podemos perder el ecosistema marino por cosas que sabemos que se pueden evitar.
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
He participado en recogidas de residuos del mar, sí. Si no tirásemos esos materiales no tendríamos que hacer este tipo de acciones. Parece que no hay tanta cosa, pero te das cuenta que puedes llegar a recoger kilos en pocas horas.
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería?
Yo elegiría la Fundación Vicente Ferrer. Llevo años vinculada a la asociación a través del apadrinamiento. En mi caso he tenido la oportunidad de ayudar a dar educación durante años a Sibakumar, un niño de origen indio que vive en Anantapur. También me gustaría dar visibilidad a la Asociación Tursiops, una organización dedicada a la protección, conservación y sostenibilidad de la población marina del mediterráneo.
A nivel corporativo, ¿cuál es el hito más importante de Heinz en temas de sostenibilidad?
Es un camino que empezó hace muchos años. La sostenibilidad no es algo que se consiga de un día para otro. En Heinz, la sostenibilidad forma parte de la compañía desde que nació, hace más de 150 años. El fundador de Heinz decía “haz una cosa y hazla increíblemente bien” desde el inicio, desde que cultivas el tomate hasta que haces el kétchup. Tiene que tener los mejores tomates y los mejores procesos de elaboración. Nuestra campaña dice, por eso, “es kétchup, pero primero tomate”, porque el punto de partida también es importante para nosotros.
Heinz es sinónimo de agricultura. Nosotros contamos con un equipo de agricultores a nivel mundial que se encargan de aplicar las mejores técnicas en agricultura sostenible, y una vez funcionan, las trasladan a todos nuestros partners de producción de todos los países a nivel mundial. España juega un rol muy importante porque es el 4º en producción de tomates a nivel mundial. Hablamos de más de 3 mil toneladas al año. En España producimos el 15% del kétchup de toda Europa.
Por ejemplo, estamos poniendo en práctica cultivos de cobertura que alternan cosechas para devolver los nutrientes a la tierra, haciéndola más fértil. También la técnica de riego enterrado: regamos por debajo de la tierra y ahorramos un 15% de agua, porque no se evapora.
¿En qué ha cambiado hoy en día vuestra política de RSC de antaño?
En el ADN de Heinz siempre ha estado la sostenibilidad. Lo que ha cambiado, realmente, es el entorno en el que Heinz actúa, y la sociedad en sí. Ahora generamos más contaminación en todo lo que hacemos, por tanto, tenemos la urgencia de educar a nivel individual para evitar dejar un planeta devastado y de asegurarnos de que nuestros procesos están adaptados para conseguir un impacto positivo en la sociedad.
¿Cuál es vuestro próximo reto? ¿Cómo lo vais a encarar?
Aquí nosotros hablamos de los compromisos (iniciativas que requieren mucho tiempo en desarrollarse) como, por ejemplo, en 2025 el 100% de nuestros tomates serán sostenibles y el 100% de nuestros envases será reciclable, reutilizable o compostable. A día de hoy el 90% son reciclables y el 100% de tomate kétchup que son circulares en Europa. Hemos transformado 290 millones de botellas que eran difíciles de reciclar en botellas más aptas para este proceso en Europa. Las botellas que hemos salvado en 2020 equivalen a ¡una vuelta y media al planeta!
También queremos conseguir alcanzar una emisión neta nula de gases de efecto invernadero en 2050, ya estamos trabajando en ello. Y me gustaría destacar que hemos hecho un acuerdo con Pulpex para poder desarrollar la primera botella de papel de kétchup. Somos pioneros en la industria de salsas en trabajar estos procesos, y podremos tenerla disponible entre 2023 y 2024. Aun así, tenemos que acelerar. Hace muchos años que el planeta está sufriendo y, para poder hacerlo bien, tenemos que cubrir todos los campos.
¿Qué tareas tenéis pendientes?
El reto está en dos cosas: por un lado, la educación y concienciación. Si tuviésemos recursos infinitos esto nos ayudaría muchísimo. Yo creo que la sostenibilidad es una combinación entre prevención y solución. Se tienen que trabajar las dos cosas en paralelo. Concienciar a las nuevas generaciones desde el colegio es fundamental. Si entendemos que, además de al planeta, nos beneficia a nosotros, evitaremos mucha de la contaminación que hay a día de hoy.
En segundo lugar, dar facilidades al consumidor para que pueda encontrar opciones sostenibles. Ojalá pudiésemos tener mucha más variedad de productos a granel, tener acceso a productos sostenibles, etc. Es difícil tenerlo a corto plazo.
¿Cómo motivamos al consumidor para que elija los productos más sostenibles que proponéis?
Es importante dar a conocer todo lo que hacemos.
En lo que hemos cambiado en los últimos años es, precisamente, comunicar y explicar nuestras agendas internas.
De ahí sale la campaña “Kétchup, pero primero tomate” que nos ayuda a explicar el trabajo que hacemos para tener los mejores tomates. Esta campaña es mucho más que un simple canal de comunicación de nuestra actividad. De hecho, busca generar conocimiento en agricultura y trasladarlo a todos los agricultores. Hay un proyecto de agricultura sostenible de tomate en Aranjuez, que hacemos junto con ASAJA, cuyos beneficios se van a reinvertir en formación para las nuevas generaciones de agricultores.
En plan Orwelliano, en 2084, ¿cómo te imaginas a Heinz?
Seguirá manteniendo los tres estándares que tiene: calidad, innovación y sostenibilidad, pero al 100%. En esa fecha tenemos que haber podido desarrollar toda nuestra agenda de sostenibilidad.