El Glamping o camping glamuroso ha llegado para quedarse. Es una tendencia que arrasa, ya no en España sino a nivel global, y consiste en acampar o ir a un hotel rural especialmente peculiar donde los servicios y el confort nada tienen que envidiar a los hoteles de gran lujo.
Cuando alguien busca irse de glamping lo que quiere es disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor, con sus excursiones, rutas y desconexión pero sin perder calidad alguna al llegar a su estancia. Y lo cierto es que no tiene por qué estar reñido, de hecho aporta un toque de autenticidad muy atractivo para una escapada rural.
Pero no nos creamos que acabamos de inventar la rueda. Esta práctica se viene realizando desde hace siglos y el término fue acuñado por exploradores británicos en el s.XIX.
Si hay algo que diferencia al glamping de cualquier otro tipo de hospedaje es la creatividad de sus usuarios a la hora de elegir su ubicación, la originalidad de la habitación, su decoración e incluso los servicios que ofrecen.
El alojamiento más típico sería la tradicional cabaña de madera, pero hay muchos otros que son realmente llamativos y que, honestamente, en los que a todos nos haría ilusión pasar una noche.
Por ejemplo los tipis o teepees, aquellas tiendas de campaña que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en los indios americanos, empiezan a estar bastante extendidos. Antiguamente se fabricaban con piel de bisonte, un material que ofrecía abrigo en invierno y frescor en verano, con sus característicos palos de madera que sobresalían por el techo.
Los tipis son geniales para una escapada a la naturaleza, son románticos para viajar en pareja y divertidísimos para ir con niños, no lo olvidarán.
Hay otro modelo de hospedaje que también nos lo podemos encontrar en bastantes lugares, las yurtas.
Originarias de Mongolia y más confortables que los tipis, este tipo de alojamiento se solía construir con estratos de lana y paja.
Estas casas portátiles eran tan importantes para la sociedad de Asia Central que aparecen en las banderas de Kazajistán y Kirguistán. Incluso la Unesco le otorgó en 2013 la designación de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Un clásico entre los clásicos e igualmente algo que los niños no olvidarán (ni nosotros) son las casas en los árboles. Aquí tienes un artículo completo sobre ellas.
Otra opción algo diferente podría ser una escapada en camper. Toda una experiencia: coche y hotel dos en uno. Es uno de esos planes que une a la familia, y si tienes perrete te garantizas que no vas a tener problemas.