Ferrán Aznar creó Washaby, una marca de detergente para ropa, ahora hace un año, pero llevaba trabajando en el proyecto desde 2019. Ferrán ha tenido una trayectoria que muestra lo inquieto que es. Una fugaz implicación en marcas ajenas, pero de prestigio como Chupa Chups o Donuts, analista y director de estrategia en Infojobs y después una intensa labor de generador de proyectos, start-ups e inversor.
Con este recorrido era imposible que creara algo que no pudiera funcionar. Este emprendedor se fijó en el exceso de plástico en los supermercados y se puso a trabajar para combatirlo. Empieza con esas pequeñas cápsulas para lavar ropa que protegen la lavadora y el medio ambiente. Pero seguirá con más productos pronto. Desde aquí, como fervientes defensores de la sostenibilidad que somos, os animamos a sumaros al cambio. Nosotros ya estamos ahí y nuestras lavadoras también.
La gente en la actualidad cree que con reciclar plástico y papel ya es suficiente… La realidad es que solo el 41% de los plásticos se recicla
¿Cómo de sostenible te consideras del 1 al 10?
Siendo honesto y autoexigente, un 6.5 o un 7. Aunque intento mejorar en el día a día, todavía me queda mucho por corregir. Me muevo en patinete eléctrico, pero tengo un coche de gasolina. Visto jerséis de lana, pero intento darles la máxima vida útil posible. Poco a poco voy cambiando hábitos, aunque aún me queda. Mucha gente quiere dar pasos hacia la sostenibilidad, pero la realidad es que el mundo te pone muchas trabas. Con esta intención se creó Washaby, para facilitar el camino hacia la sostenibilidad.
¿En qué aspecto social te has involucrado más a nivel de sostenibilidad?
Me he involucrado sobre todo en el aspecto profesional. He estado en varios proyectos, pero ha sido cuando he encontrado uno sostenible que he empezado a tomar conciencia y dar ejemplo. Aunque aún me falta mucho camino.
¿Alguna asociación con la que te hayas involucrado?
En Washaby hemos colaborado con la Fundación Cares, que trabaja con personas con discapacidad y exclusión social. Ellos se encargan, por ejemplo, de la preparación de los paquetes. Además, hemos donado una tonelada de detergente a una asociación que se llama Homeless Entrepeneur, que promueve la reducción de pobreza para que las personas que viven en exclusión social puedan mejorar su calidad de vida.
¿Qué te llevó a crear la empresa?
La impotencia frente al plástico. Ver los supermercados repletos de plásticos sobre todo en la sección de limpieza me provocaba rabia. Empecé a mirar algunos proyectos disruptivos en EE.UU. y Reino Unido, proyectos innovadores que estaban triunfando con un enfoque sostenible. De ahí nació mi ambición. Buscábamos la calidad y la sostenibilidad y durante un año nos dedicamos exclusivamente a testear el producto.
Lanzamos primero un piloto en Francia y más tarde comenzamos en España. Además, había otra cuestión que me preocupaba y era el tema de las entregas. Era un reto para nosotros conseguir unas entregas sostenibles. Nuestra intención era buscar la máxima comodidad para el cliente, pero sin fallar en asegurar la sostenibilidad de la marca. Por eso, nuestro partner de logística utiliza transportes eléctricos para llegar a las casas de todos.
¿Algún nuevo proyecto en marcha?
Hay mucha competencia en nuestro sector por eso queremos diferenciarnos de alguna manera. Nuestro objetivo es involucrarnos en el mundo de la moda porque somos sus aliados. Washaby no destacaría en un supermercado, pero sí que podría destacar en una tienda de ropa. Además de esto, queremos ampliar la gama de productos y lanzar una línea de selfcare sin plásticos. Ya estamos testeando.
¿Por qué tiene que existir Washaby?
Para ofrecer un producto de calidad sin plásticos. Solo el 1% de los productos de limpieza son sostenibles. Con esa idea en mente irrumpimos en el mercado. Competir con las marcas que lideran el mercado es complicado, sobre todo porque tienen tanto poder que es difícil competir con ellas. Washaby quiere ser la alternativa a esta línea de mercado. Volviendo al tema de los plásticos, la gente en la actualidad cree que con reciclar plástico y papel ya es suficiente. La realidad es que solo el 41% de los plásticos se recicla y debemos colaborar con proyectos que promuevan la reutilización de plásticos.
¿Cuál es vuestro mayor éxito?
Llegar a 70.000 hogares. Hace poco hicimos una campaña en la que mandamos 70.000 muestras de nuestras cápsulas de detergente para que la gente lo probase. Queríamos que los clientes comprobaran por sí mismos la efectividad de nuestro producto. Demostrar que Washaby no es un producto como otro cualquiera, no es un producto de compra compulsiva. Ahora estamos recogiendo el éxito de lo que sembramos hace unos meses; tenemos un 70% de retención de compradores.
¿Cómo motivamos al consumidor para comprar?
Tenemos que ofrecer confianza en el producto y seguir con el boca-oreja. La fidelidad de nuestros clientes es lo que motiva a otras personas. La gente prueba nuestro detergente y comprueba su efectividad, así que lo recomienda. Ahí es donde ganamos consumidores, de nuestros apóstoles que recomiendan Washaby y motivan para comprarlo.
¿Dónde estará Washaby en 2084?
Veo a Washaby en otros países y con mayor gama de producto. Me gustaría ser líder en nuestro segmento, con una experiencia diferencial, sintiendo que hemos cambiado algo el sector. No me gustaría estar en bolsa; ahí es cuando empieza el principio del fin. Cuando sales a bolsa, pierdes el control y empiezas a prostituir tus valores. Yo no quiero eso.
También me gustaría que los detergentes dejasen de percibirse como un producto commodity, de poco valor y que se les dé más relevancia. Al fin y al cabo, afecta a la duración de tu ropa y a las tuberías que lo absorben. Es un producto que acaba mayoritariamente en el mar y de ahí vuelve a nosotros.