Entrevista a Pablo López, cofundador y CEO de Silbon

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La clave está en premiar el esfuerzo. Si es de un pequeño, y el esfuerzo es pequeño, es doblemente valioso. Hemos tenido la oportunidad de conocer a uno de los fundadores de Silbon, Pablo López. Y, si bien aquí estamos para hablar de sostenibilidad ambiental y social, tenemos que decir que es el más elegante de los entrevistados hasta la fecha. En el trato y en el vestir. 

Este empresario estudio LADE en la Universidad de Loyola y luego pasó por empresas como Deloitte, Grupo Sánchez – Ramade o Grupo Montealto. La experiencia estuvo bien, pero él seguía buscando. Hasta que puso en marcha el pequeño proyecto de Silbon en el piso de su abuela junto a Rafael Díaz. Le gustaba la moda y una moda concreta, la del dandy British. Y se pusieron a trabajar y crearon una sastrería que se llamaría Silbon y que hoy tiene 56 tiendas, y muy pronto serán 57, en diferentes partes del mundo. 

Un sueño hecho realidad que ahora hace que puedan ayudar a otros con acciones sociales. En la entrevista nos lo cuenta.

No hay mejor marketing que un marketing que tenga en cuenta la responsabilidad de la marca. 

Silbon

Del 1 al 10, ¿cuánto de sostenible eres?

Un 6, porque creo que podría hacer bastante más. Aunque esté liderando una empresa comprometida con el entorno, seguimos siendo un comercio de moda que, al final, queramos o no,  promueve el consumo. Además, en mi hábito diario hay cosas en las que fallo. Por mis circunstancias, utilizo mucho el coche, viajo… Llevo una vida acomodada. Me doy el 6 porque dentro de todas las cosas que hago no sostenibles, trato de hacerlas de la mejor manera posible.

¿En qué aspecto te has involucrado más?

En el ámbito profesional, Silbon se ha involucrado en muchos proyectos. Proyectos orientados a tener una responsabilidad social corporativa. Hemos trabajado por la inclusión de muchos colectivos, como el de las personas con síndrome de Down. En 2014, casi por casualidad, comenzamos una campaña que tenía de modelo principal una chica con síndrome de Down, hija de una de nuestros trabajadores. Fue uno de los mayores éxitos de Silbon. 

Y, a nivel personal, colaboro mucho con Cruz Roja, donando dinero y dando charlas de vez en cuando.

¿Qué te llevó a crear la empresa?

Mi abuelo y mi bisabuelo eran sastres. De ellos heredé la pasión por la moda, pero tardé en ponerla en práctica. Primero estudié Empresariales, un poco por accidente. Los números no me apasionaban. Lo que realmente quería estudiar era Historia del arte. Finalmente, en 2009, un amigo y yo decidimos probar a cumplir nuestro sueño. Empezamos en el piso de mi abuela, con 3.000 euros y 20 americanas. Gracias a que el nicho de mercado estaba verde, pudimos introducirnos en el mercado con tan poco dinero. Lo que comenzó como un hobbie, se convirtió en nuestro trabajo a día de hoy.

Silbon
¿Por qué tiene que existir Silbon?

Porque hacemos las cosas bien. Somos una empresa comprometida con la sociedad. Tenemos una puesta de calidad a un precio razonable. Pagamos a los empleados por encima del convenio, hay una paridad absoluta entre hombres y mujeres, tenemos gran libertad de horarios, producimos cerca del 60% en la península… Estamos muy adaptados a la demanda de la sociedad, producimos de manera responsable y de calidad. 

Además, nos dedicamos mucho a proyectos para apoyar a los más desfavorecidos. Podríamos colaborar con algún tenista de alto nivel pero decidimos colaborar con Cisco García. Somos una empresa con valores y por eso contamos con muchos apoyos. A pesar de nuestros humildes comienzos, hemos sido capaces de crecer y encima ser rentables.

¿Cuál ha sido el éxito más importante de la empresa?

Cuando cumplimos 10 años. Al ser nuestro décimo aniversario queríamos hacer una gran acción. Nos pusimos a identificar proyectos y gracias a Cisco García contactamos con Vicente Ferrer. Él colabora con asociaciones en la India y gracias a él nos involucramos con una. Donamos el 10% de las ganancias del mes del aniversario para la construcción de un poblado en la India. Construimos 22 viviendas que además iban a nombre de la mujer del núcleo familiar. En aquel momento nuestra rentabilidad era mucho menor. El esfuerzo que hicimos fue muy grande, pero cambiamos la vida de 22 familias.

¿Qué proyectos tiene pendiente Silbon?

Relacionado con la ropa, en un plazo de año, año y medio, queremos que todas las prendas se puedan denominar ECO. El año pasado sacamos una línea de ropa, Oxygen, hecha con procesos de producción verde, compuestos de materiales reciclados, prendas con mensaje de conciencia para la sociedad. La idea es que esta colección gane peso y se extienda a las demás prendas.

Además, hace poco hemos incorporado un responsable de sostenibilidad a la plantilla y estamos desarrollando un proyecto que se llama Silbon Second Life. Queremos facilitar a los consumidores el reciclado de las prendas de Silbon. Ofrecemos al cliente la oportunidad de que si una prenda Silbon se ha quedado pequeña o grande, entregue la prenda en nuestra tienda. Cuando lo haga, se le recargará un saldo con dinero para comprar ropa nueva. La prenda reciclada la pondremos en el circuito de producción. Cuando saquemos una prenda de esa prenda reciclada y la vendamos, donaremos la mitad de las ganancias a una ONG. 

Otro proyecto pendiente es una colección cápsula con el modelo Oriol Elcacho. Una línea 100% sostenible y con la que donaremos un 10% de las ganancias a Save the children. Oriol es una persona increíble que merece la pena conocer.

Silbon

¿Cómo motivamos al consumidor a comprar Silbon?

No hay mejor marketing que un marketing que tenga en cuenta la responsabilidad de la marca. Tenemos una clientela que premia la solidaridad, y nosotros promovemos muchos proyectos solidarios. Puede sonar oportunista, dado que es una inversión publicitaria, pero la realidad es que estamos colaborando con el entorno.

¿Cómo ves Sibon en 2084?

Yo espero no seguir aquí para 2084 (se ríe), pero ojalá Silbon sobreviva. A nosotros nos gusta trabajar con una visión a largo plazo de la empresa. Amamos lo que hacemos y creemos que lo hacemos bien, los clientes nos apoyan. Espero que eso nos haga durar en el tiempo.

Las siguientes generaciones vienen cargadas de muy buenos valores y su responsabilidad social y medioambiental promete. Lo veo en mis hijos pequeños. 

Sin embargo, la sociedad es hipócrita a veces, la gente parece comprometida pero luego compran en bazares o tiendas como Primark. No puede ser que el local más caro de España lo tenga Primark, una empresa que vende a precios ridículos. En el futuro espero que estas empresas no funcionen y que se valore el trabajo comprometido de empresas como Silbon.

Por Gloria Almirall

Top Category Manager de Reasons en The Reason Behind

Experta en Comunicación Corporativa y profesora en ESRP