Xavier Parra tiene una larga trayectoria en distintas empresas, en el área de marketing, estrategia e innovación, como en La Sirena o Ametller Origen. Es ingeniero de formación y quizá, por eso, es capaz de sintetizar conceptos y desarrollarlos a través de su nuevo proyecto, The Visual Thinking. Hace unos meses se tomó un tiempo de reflexión, paró máquinas, y se puso a escribir el libro que aquí nos presenta Humanistic Revolution en el que habla de un nuevo management y de la gestión de talento.
Me cuenta que, en los métodos de ahorro de costes uno de los conceptos es el despilfarro en talento. El talento se convierte en un despilfarro si no lo utilizas y por eso hay una gran oportunidad de mejora en las compañías. Justamente ahora es cuando más tenemos que tirar de talento porque no nos da la vida para, con pocas personas, abordar todos los retos a los que hoy nos enfrentamos. No nos podemos permitir el lujo de no utilizar toda la energía creativa de todo el equipo.
Las startups lo tienen muy claro porque no nacen con este pecado original, pero hay un montón de proyectos con largo recorrido que se van a quedar muy desfasados porque van a empezar a ser gigantes con pies de barro en este nuevo escenario…
Un nuevo escenario en el que necesitaremos un Management 4.0.
Os recomiendo que leáis esta entrevista todos aquellos que gestionéis equipos… eso os llevará a leer el libro. Es una reflexión que sí o sí se tiene que hacer. O nos hundimos en el barro.
La nueva filosofía de trabajo no va tanto de estructuras sino de formatos diferentes de gestionar proyectos con los equipos
¿Qué te lleva a parar y a ponerte a escribir el libro?
Yo creo que todos tenemos un libro dentro. Hace diez años que tenía un libro a medio escribir, con un montón de apuntes y recortes y cosas que quería explicar, pero al final, se tienen que dar muchas circunstancias y tienes que tener tiempo de calidad para poder escribir un libro (además de la mente clara). En el mes de junio de 2023, se dieron estas circunstancias. Decidí tirar a la basura el libro anterior y todo lo que tenía escrito, y empezar de cero.
La irrupción de la inteligencia artificial en nuestro día a día me hizo ver que estábamos ante algo gigante, en un punto de inflexión. Y esto, sumado a la preocupación por el medio ambiente y a lo mal que lo gestionamos como sociedad, me hizo ver que estamos ante los años más decisivos y críticos de los últimos tiempos.
Hay una técnica en Design Thinking que se llama “cono de futuro” que lo que hace es ver cómo ha evolucionado un problema a lo largo de la historia para buscar la solución más exitosa. Cuando aplicas este método, empiezas por analizar cuáles de todos los futuros posibles que se proyectaron en el pasado para traernos al momento actual acertaron y porqué. Analizas qué efectos nos llevaron del pasado al presente: cuáles son los factores tecnológicos, sociales, energéticos, de movilidad, geopolíticos, etc
Después aplicas la misma lógica de efectos para saber qué futurible en el momento actual tiene más posibilidades de éxito (a este proceso se le denomina Retropolación)
Hacer este ejercicio del “cono de Futuro” ahora, nos arroja futuribles en ocasiones apocalípticos y distópicos. Ahora estamos en un delicado punto de inflexión al que hemos llegado a través de la evolución de la tecnología y la sobre explotación del planeta.
La inteligencia artificial ya es una revolución en sí misma. Cada mes vamos a ir viendo noticias que nos van a dejar congelados. Sólo hay que atender en cuanto se cifra el volumen de PIB anual que va a aportar a la economía mundial la inteligencia artificial en los próximos años (que equivaldrá al PIP anual de EEUU) … Eso se suma al poco tiempo que tenemos para revertir los diferentes límites planetarios que pueden hacer que la vida humana no sea viable a largo plazo.
Esto implica a gobiernos y sociedad, pero también a nuestras empresas que van a tener un escenario de alto estrés. Van a tener que adecuar sus procedimientos de gestión a todos los niveles, incorporando la nueva tecnología de Inteligencia Artificial, creando nuevas políticas de recursos humanos, y abordar proyectos de adaptación a la nueva economía circular y las nuevas normativas medioambientales.
Los recursos humanos van a tener mucha más importancia en los próximos años y también proyectos que ayuden a las empresas a ser sostenibles. Todo esto hará que la manera en que gestionamos las empresas va a tener que ser nueva y revolucionaria, un management 4.0 del cual hablo en el libro.
Todo eso me explotaba en la cabeza y tenía la necesidad de plasmarlo, de divulgarlo y ponerlo en práctica.
Después de leer el libro creo que imprescindible para cualquier persona que tenga cargos de management o de Recursos Humanos. Es como un manual…
Sí, paradójicamente hay dos departamentos que consideramos de apoyo: los de tecnología de la información y procesos, y el de recursos humanos (o mejor dicho departamentos de Personas). Hasta ahora han sido de apoyo, pero van a tener la clave para adaptarse al escenario en el que estamos ahora. Por eso tendrán que estar mucho más conectados al negocio y ser mucho más estratégicos. Van a ser clave para impulsar la velocidad que necesitamos imprimir en estos cambios.
¿Por qué hablas de una revolución y no una evolución?
El concepto de revolución viene por dos partes. Uno porque vamos a tener que dar respuesta a todos los retos que hemos mencionado, y son muchos. El otro, porque en las anteriores revoluciones tecnológicas hemos tenido décadas para adaptarnos a sus cambios. Ahora tenemos muy pocos años para adaptarnos a este cambio. Por eso hay que hacerlo al ritmo de revolución.
¿Por qué las empresas tienen que adaptarse a esta revolución y humanizarse?
Porque el foco humano no ha sido tan decisivo en las empresas hasta ahora, por los motivos antes mencionados, pero también porque hay nuevas generaciones con nuevos valores y formas de ver el mundo. Yo he trabajado con equipos de diferentes generaciones. La manera como entienden la relación con la empresa, el liderazgo y la organización del trabajo es diferente. También desde mi faceta de profesor colaborador veo un gran cambio. Ellos tienen todo el conocimiento en la palma de la mano con un móvil y manejan el tiempo de manera diferente y con otras prioridades y valores. Esto implica que la relación con quién te daba acceso al conocimiento ha cambiado radicalmente. Tú y yo veíamos a un catedrático como un foco de sabiduría. Tenía la llave del conocimiento. Estabas escuchándolo y empapándote de todo lo que te decía. Ahora el profesor es un facilitador porque el conocimiento está en otro sitio. Un profesor para mí hoy es alguien que abre y cierra preguntas dinamizando un diálogo con sus alumnos y utilizando la tecnología en el proceso.
Cuando haces una entrevista de trabajo ahora las preguntas que te hace esta generación no te las hacían antes. Por ejemplo, te preguntan por el propósito de la compañía, el teletrabajo, los valores corporativos, las tecnologías, los proyectos… la gente busca aprender, no estar en tu empresa los próximos 15 o 20 años.
Hoy en día no nos podemos permitir el lujo de no contar con toda la gente que está en el equipo. Hasta ahora hemos trabajado de arriba abajo, en cascada. El concepto de estrategia lo definía el equipo directivo o el CEO y los proyectos nos venían dados. La filosofía ahora es totalmente contraria a esto. Como tenemos un largo plazo con una miopía muy fuerte porque no sabemos lo que va a pasar en los próximos 10 años, hacer ahora una estrategia a diez años es absurdo. Trabajamos con unas gafas de ver de cerca que nos hacen ir liderando y trabajando prueba/error. La nueva filosofía de trabajo no va tanto de estructuras sino de formatos diferentes de gestionar proyectos con los equipos. Y en este contexto el factor humano, la gestión de equipos y el liderazgo cambia radicalmente.
¿Cuál crees que será el siguiente paso..? ¿Humanizamos y después que vendrá? ¿Cómo será el management 5.0?
Ostras no te lo puedo decir no sé qué será el 5.0, seguramente con la inteligencia artificial mucho más integrada. Yo me conformo con que las empresas empiecen a dar este pasito, a contemplar con otro enfoque los entornos y modelos de distribución del trabajo y del liderazgo. Al final del libro hay un test para identificar el estadio de un líder o empresa en cuanto a este nuevo Management 4.0.
Las empresas industriales todavía tienen mucha reminiscencia del 2.0 y es lógico, aunque estén trabajando con proyectos y filosofías agile del management 3.0. La estrategia colaborativa es otro de los temas en los que insisto, porque hace que integres mucho más a los equipos para desarrollar la estrategia y tener liderazgos compartidos.
Las decisiones que estamos tomando en estos años decisivos van a determinar si entramos en una especie de estado decadente en el que no hay esperanza por el planeta ni para que la tecnología sirva para vivir mejor o… gracias a la tecnología y nuevos valores más humanistas, creamos una sociedad con oportunidades, más justa y capaz de afrontar la lucha por recuperar nuestro planeta.
Hay una cosa que está clara: la inteligencia artificial va a acelerar otras revoluciones, pero hacia qué dirección no sé. Mi padre, que era una mente mucho más tecnológica e ingenieril que la mía, me decía: “… desgraciadamente más tecnología no nos está haciendo una sociedad mejor”.
¿Cómo serán las empresas que no se hayan sumado a la revolución humanística en 2084?
Hay muchos sectores que están más vacunados ante estos grandes retos, porque pueden asumir los cambios tecnológicos más rápidos y otros que se van a transformar de forma muy radical. Nos podemos imaginar que todo esto va a tener una evolución mucho más acelerada en algunos sectores. Yo veo que habrá empresas que lo van a poder incorporar y van a ser más competitivas y, en el mismo sector, quien no lo haga será menos competitivo y desaparecerá a una velocidad que ahora ni imagina. Para mí la gran pregunta es qué vamos a hacer a nivel normativo y regulatorio, político y qué van a hacer las empresas con sus políticas de recursos humanos.
Quién querrá trabajar en una empresa que ha despedido a 20 personas porque ha introducido inteligencia artificial. Vamos a buscar empresas más humanistas que utilicen la tecnología para obtener recursos extras que luego les permita avanzar y generar nuevas oportunidades de negocio.
¿Qué camino tomará cada organización? ¿Tendrán una visión más ambiciosa y estrategia sostenible a largo plazo, o va a tener una visión de corto plazo reduciendo costes?
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Yo, como soy súper autocrítico, me voy a puntuar dividiendo entre sensibilidad y facto. En sensibilidad me pongo un 7,5 – 8 y de facto me pongo un 6,5-7. Esto es porque creo que hay una diferencia entre aquello que me importa y aquello que hago efectivo.
En sostenibilidad en casa nos movemos con transporte público, separamos los residuos, compramos cosas a granel, controlamos el gasto de agua… también en mis trabajos he sido bastante toca-narices. En La Sirena fui el precursor del proyecto Save the Ocean, que iba enfocado a una pesca más sostenible y la minimización de impacto medioambiental. A nivel social colaboro con diferentes asociaciones, especialmente con Médicos Sin Fronteras que pienso que hace un trabajo fantástico. También colaboro con UNICEF porque el tema de la infancia me preocupa. De hecho, el libro está dedicado a las nuevas generaciones, porque pienso que todo tiene que ver con la educación. Si no se invierte en educación, después poco vas a poder cambiar.
¿Qué actividad te ha hecho sentirte más orgulloso en este sentido?
Pues mira, todas las pequeñas cosas que he ido haciendo en las empresas a nivel ESG. Pienso que las marcas pueden hacer grandes cosas. Por ejemplo, en Ametller Origen colaboré con diferentes proyectos, ¡como la Asociación Live! para la reinserción laboral y la captación de fondos para esta organización que ayuda mujeres que hayan superado un cáncer de mama. Otra iniciativa, que además fue una promesa personal que hice, fue con Sonrisas de Bombay con quienes hicimos una colaboración durante dos años consecutivos en La Sirena gracias a la cual durante dos años pudimos cubrir toda la alimentación de todas las escuelas que tenían Sonrisas de Bombay.
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería? ¿Cuál es tu referente en el campo de la sostenibilidad?
Para mí cualquier cosa que se lleve a cabo en el mundo infantil, como los proyectos que te decía de Sonrisas de Bombay. Es que sin esto los niños no tendrían ni educación ni posibilidad de futuro. También UNICEF, por histórico y por la capilaridad que tienen a nivel mundial. De hecho, pienso que el mundo, sin UNICEF, sería un mundo mucho más feo.