Lola Rebollo empieza su colaboración en The Reason Behind centrada en temas de liderazgo femenino y de la mujer en la empresa. Tiene una larguísima experiencia en el tema, dado que es ingeniera y del entorno de la tecnología, por lo que ha lidiado con un entorno muy masculino siempre.
Lola es Ingeniera Electrónica de formación, especializada en Microfabricación por Wilkes University (USA, 1996). Inició su carrera profesional en Estados Unidos y en España ha ostentado diversos cargos en multinacionales de consultoría y logística. En 2019 fundó L’OLA Consulting empresa dedicada a cubrir puestos como Ínterin management en diversas empresas con necesidades puntuales en las áreas de Dirección, Operaciones o Logística.
En 2020 entró a formar parte de INCIBE, el Instituto Nacional de Ciberseguridad. Actualmente es directora para el Sector Público y Ciberseguridad para la aceleradora digital NEORIES, colabora con la Unión Europea como Evaluadora Experta en proyectos tecnológicos, a co-liderado un grupo de trabajo de impulso de la industria e I+D+i para el Foro Nacional de Ciberseguridad y formó parte del Consejo Asesor para el Alto Comisionado de España Nación Emprendedora.
Lola participa en numerosos proyectos de voluntariado como mentora en el programa STEM TALENT y en PROGRESA, es evaluadora en el Denmark Fund Investments (IFDs) e INNOWIDE, y como mentora en la EIC-Accelerator de la Comisión Europea. Ha formado parte del jurado de la 3ª Edición del CSIV (China Spain Innovation Venture) en Madrid y de la final de StartUp Olé en Salamanca.
Ahora entendéis por qué la entrevistamos ¿verdad?
Todas tenemos la capacidad de ser referentes para alguien, bien sea por proximidad o a través de las redes sociales o los medios de comunicación
¿En qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Me he involucrado mucho en el liderazgo femenino. En el primer artículo de The Reason Behind hablaba de ello: https://thereasonbehind.es/liderazgo-femenino-de-proximidad/
Yo no había sido consciente de que las generaciones que están por detrás buscaban referentes femeninos, porque quizá yo no los había necesitado. En mi caso, había tenido a mi madre, a mi abuela, a mujeres súper valientes y emprendedoras, pero entonces para mí el tener un referente no era una búsqueda activa. Nunca me preocupé. Durante mi carrera profesional estuve rodeada de hombres porque en las ingenierías estás rodeada de compañeros. De hecho, yo era la única alumna mujer en la carrera y casi del profesorado, porque entre los profesores solo había una mujer. Yo estaba cómoda en ese entorno.
Poco a poco parece ser que me he convertido en referente para otras mujeres… sin buscarlo. De manera natural me he dado cuenta de que otras personas sí que necesitan estos referentes y he dado el paso al frente y he dicho “a ver en qué puedo ayudar”. Y una de las cosas que he visto es que las niñas no optan por carreras STEM. Es una pena porque son carreras muy divertidas y además es importante que tengamos diversidad porque nos complementamos muy bien los hombres y las mujeres. Así que me he centrado mucho en que las niñas vean las ingenierías y las matemáticas como un campo futuro donde pueden trabajar y, también, en dar visibilidad a la mujer en esos campos. He mentorizado a niñas desde el programa Stem Talent Girl donde empezamos con niñas de secundaria hasta todo el bachillerato haciéndoles acompañamiento a través de sesiones y en el proyecto de investigación. Y también en las mujeres en el ámbito profesional. Soy mentora del programa Progresa de ESADE.
Wow. ¿Cuál crees que es el problema?
Lo que nos pasa a las mujeres es que no nos sentimos capaces o suficientemente capacitadas para dar ese paso al frente. Yo tenía un mentor en Promociona que me decía “Lola, las mujeres tenéis un problema que los hombres no tenemos. Y es que las mujeres necesitáis tener un doctorado de cualquier tema para decir que sabéis de un tema. Nosotros nos leemos un artículo en una revista y ya somos expertos.”
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgullosa en ese aspecto?
Yo te diría que la primera niña que mentoricé: que fue María Cobo. Era una niña brillante que participaba en el Stem Talent Girl de Cantabria y con la que hicimos un proyecto para detectar el fraude en la cadena de suministros de perfumes a través de la aplicación de la emergente tecnología de Blockchain. Hicimos un análisis en un laboratorio de la misma colonia comprada en distintos sitios y diferentes plataformas y, efectivamente, los componentes eran diferentes. Ver cómo esa niña defendió su tesis y empezó su carrera universitaria y luego se fue Holanda a acabar la carrera. Cómo ahora ha fundado una startup… Ver que has dado el apoyo a una persona que estaba empezando y ahora está llegando a donde quería llegar… para mí es un orgullo.
Si tuvieras que elegir una organización benéfica, ¿cuál sería? ¿Cuál es tu referente en el campo de la sostenibilidad?
Yo colaboro con Cruz Roja por la ayuda humanitaria que hacen llegar en momentos de desastre medioambiental o social, pero por también por un tema personal. Mi padre tuvo Alzheimer precoz. Con 45 años fue diagnosticado y buscamos una manera de que pudiera mantener su autonomía según la enfermedad iba avanzando. Existía un centro de Cruz Roja en Salamanca, donde vivíamos. Allí iba (decía “voy a escuela”) y aprendía a hacer manualidades y cosas muy básicas que le permitieron tener una mejor calidad de vida y mantener los aspectos cognitivos, y ralentizar el inevitable desenlace. Hay funciones que hace Cruz Roja que son desconocidas, como este apoyo a los enfermos del Alzheimer.
También en el ámbito de la sostenibilidad fui a un grupo que se llama Quién es el jefe que es una entidad que tiene origen francés. Se implantaron en España hace unos años y lo que pretenden es pagar el precio justo en productos alimenticios. Tú formas parte de la red y ellos preguntan a los consumidores cuánto debería recibir el agricultor por unos tomates o unas patatas o unos huevos o una miel. También valoras cuánto se llevaría la cadena logística para que llegue al supermercado y después haces la compra. Ese reconocimiento del valor que tiene el producto en origen lo daban a través de esta plataforma. Creo que es algo que deberíamos adoptar más en España, viviendo en el entorno rural sientes todo el trabajo que ponen los agricultores en sus cultivos para al final recibir unos céntimos de algo que a nosotros nos cuesta varios euros en el supermercado.
¿Por qué has decidido colaborar con The Reason Behind?
Me pareció una iniciativa diferente y en la que se daba importancia al enfoque de la sostenibilidad y cómo todos jugamos un papel importante. Me hace ilusión. Si puedo ayudar a una niña o una mujer a que vea que nada es imposible, que puedes llegar a donde quieras ser, para mí ya sería un éxito esta colaboración. Con una me bastaría. Ojalá que sea muchas más. Todas tenemos la capacidad de ser referentes para alguien, bien sea por proximidad o a través de las redes sociales o los medios de comunicación.
¿Qué crees que tiene que hacer la sociedad para integrar o ayudar más a las mujeres? ¿Qué le pides a la sociedad para avanzar más rápidamente?
Yo te diría empatía. No solo para las mujeres, sino para todos. La sociedad tiene que ser más empática. No vale con decir “hay pobrecitos los inmigrantes que están llegando a Canarias” sino que hay que pensar en cómo los puedo ayudar. Esto me podría estar pasando a mí. Yo tengo un hijo fuera de España y yo he vivido fuera de nuestro país y la empatía es necesaria para poder integrarte en la sociedad. Nosotros los españoles hemos sido emigrantes toda la vida y nos hemos olvidado de que lo somos y de nuestra parte empática para dar una oportunidad a los que vienen de fuera. A mí me la dieron.
No todo el mundo tiene las mismas oportunidades o los mismos medios para hacer algo. Yo pediría empatía y generosidad a los ciudadanos para conseguir una sociedad más sostenible y un lugar mejor para vivir.
En tu sector hay todavía pocas mujeres, ¿qué crees que tenemos que hacer para avanzar en ese sentido?
Aquí hay dos cosas: Primero somos menos por algo histórico. La mujer entró en el mundo laboral más tarde que el hombre, por lo tanto, somos menos. Lo mismo pasa en el ámbito educacional el que se han abierto carreras que antes no estaban al alcance de mujeres. Para evitar esto creo que mostrar ejemplos la visibilidad es fundamental. Y tienen que ser ejemplos prácticos en los que se vea qué hacen las mujeres en su día a día y enseñárselo a las niñas para que vean las opciones que tienen.
Por otro lado, las niñas llegan al mundo profesional a través de una formación. Esta no tiene que ser una formación tradicional necesariamente. Se puede complementar esa formación universitaria o de FP con experiencias prácticas. Creo que es uno de los déficits que tiene nuestro sistema educativo.
Y un clásico de estos cuestionarios que no puede faltar ¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Yo me daría un seis. Soy una persona que recicla, tengo un huertecito y lo aprovecho todo (con la fruta madura hago mermeladas, compotas…), busco nueva vida a mis muebles… ¿Por qué me doy un seis y no un ocho? Porque no soy capaz todavía de comprar sin consumir productos envasados en plástico o en latas y demás.
En mi casa estamos moderando el tema de las compras. No tengo un coche eléctrico porque no estoy en un entorno en el que el coche eléctrico pueda ser utilizado y tampoco lo necesito. Yo vivo en León y puedo ir caminando a todas partes. Las compras no las hago en grandes superficies, las hago en la carnicería del barrio, en la frutería del barrio, etc. porque ellos evitan más el plástico. Pero hay cosas que son inevitables. Aunque hagas tus propios yogures consumes electricidad, que también es contaminante…
Me pondría un seis porque creo que podemos hacer mucho más, sobre todo desde el punto de vista del consumismo. Estamos en una sociedad tan consumista que, quieras o no, al final terminas contaminando y no protegiendo el entorno.