2023 comienza dando un paso hacia adelante en la transformación de las empresas hacia modelos de negocio más responsables, como el consumo por suscripción. La entrada en vigor el pasado 3 de enero de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), aprobada el 28 de noviembre de 2022 por el Consejo de la Unión Europea, supone un paso firme y significativo hacia la construcción de una economía más verde y sostenible.
Acompañar a las empresas a alinearse con los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) es uno de los principales retos de la Unión Europea, quien ha integrado los ODS en seis grandes prioridades que comienzan a aterrizar en estrategias y planes de acción sobre biodiversidad, economía circular o igualdad de género, todo con un objetivo: que Europa sea el primer continente en alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
En este contexto se ha activado esta nueva directiva, la cual ya obliga a las compañías a auditar un mayor número de aspectos y detalles en materias de sostenibilidad. La Directiva rige desde inicios del 2024 para las compañías actualmente cubiertas en el NFRD para los informes de 2025 y obligará a grandes empresas, inicialmente más de 500 empleados, y cotizadas en Bolsa a presentar de una manera aún más precisa y detallada sus actividades sobre Gobernanza, y no sólo sociales y ambientales. La Directiva, a su vez, eleva el régimen sancionador y de supervisión a niveles similares a los de la información financiera.
El crecimiento de la temática ESG en los últimos años es evidente y las organizaciones, inversores y consumidores muestran cada vez más un mayor interés por producir y consumir productos responsables con el medioambiente. Pero este crecimiento abrumador del interés por llevar a cabo actividades dentro de un marco ESG viene acompañado de un riesgo latente: el denominado “greenwashing”, un término nacido en la época de los 80 que consiste en orientar el marketing de la empresa o los productos hacia un posicionamiento ecológico de forma fraudulenta ya que realmente las actuaciones siguen siendo perjudiciales para el ecosistema. En 2021 la Comisión Europea, en colaboración con autoridades nacionales, denunciaron que al menos un 42% de las compañías europeas que se anunciaban en internet con reclamos ecológicos caían en “greenwashing”.
Con la implantación de esta nueva directiva las empresas deberán comenzar a ser más exhaustivas en sus auditorías no financieras de modo que existirá una mayor transparencia de la información para ciudadanos, consumidores e inversores. En este sentido, ya no sólo bastará con auditar y analizar los consumos de energía, agua o las emisiones de CO2, si no que las compañías deberán rendir cuentas sobre otro tipo de consumos que también afectan en materia sostenible tales como ordenadores, dispositivos móviles, vehículos….
El cambio es relevante ya que hasta ahora para las empresas no era necesario informar sobre la trazabilidad y el ciclo de vida de estos productos, pero es fundamental plantearnos esta cuestión: ¿qué pasa con los productos que las empresas usan en su día a día: ordenadores, móviles, ¿vehículos…? ¿Qué sucede cuando una compañía decide cambiar esos dispositivos? Muchas de ellas apuestan por la donación, pero la realidad es que luego muchos de esos dispositivos acaban en basureros del tercer mundo con un impacto muy negativo para el planeta.
Ante esta situación, es fundamental combatir el greenwashing en el que incurren algunas empresas -muchas de ellas por desconocimiento- y avanzar hacia opciones que permitan fomentar la economía circular. Y es en este punto donde el consumo por suscripción desempeñará un papel clave.
La realidad es que llevamos años viviendo por encima de la capacidad de recursos que dispone el planeta y ahora estamos pagando las consecuencias. El modelo “take–make–waste” es totalmente contrario a la lógica ecológica ya que no considera que los recursos son finitos y que el planeta necesita urgentemente un cambio de paradigma. En este sentido, desde Simplr queremos brindar una solución a ciudadanos y compañías basada en la filosofía “as a service”, que permite al consumidor acceder a todo lo que necesite, cuando lo necesite y pagando solo durante el tiempo que lo necesite. Se trata de un modelo de consumo sostenible, basado en la economía circular y con el claro objetivo de sustituir el tradicional modelo de compra, muy contaminante, por un modelo responsable con el medioambiente que implica la reparación, reacondicionamiento y reutilización de los productos.
De este modo, el pago por uso se convierte en la solución perfecta para las empresas. Sin duda se trata de una alternativa sostenible que además permite obtener absoluta trazabilidad del ciclo de vida del producto, algo esencial en el marco de la aprobación de la nueva normativa. Así, las organizaciones podrán sustituir el actual modelo de consumo basado en la pura adquisición por un modelo sostenible mejorando sus reportes sobre sostenibilidad y ofreciendo a clientes e inversores información clara y transparente sobre los productos y servicios que contratan. Además, el consumo circular está totalmente alineado con los ODS 12 y 15 de la Agenda 2030.
Está en nuestra mano revertir los daños causados al medioambiente por un modelo de consumo que se ha demostrado que resulta insostenible y acelerar la transición hacia modelos de economía verde y circular. El pago por uso ofrece la alternativa para que las compañías puedan generar un impacto positivo para la sociedad y el medio ambiente, al tiempo que supone una solución en materia de compliance.
Ángel Bou, co-fundador y CEO de Simplr