En un mundo tan globalizado como en el que vivimos, el avión es el medio de transporte más rápido, seguro y eficaz para las largas distancias. El sector aéreo transporta aproximadamente a 2.200 millones de personas anualmente, a excepción de los últimos dos años como consecuencia de la pandemia mundial que ha generado el Covid-19.
Los vuelos comerciales se han multiplicado en los últimos veinte años facilitando el movimiento y acercando a personas. Pero este uso tan cotidiano del transporte aéreo provoca la necesidad de controlar las emisiones a la atmósfera. Conseguirlo es clave para el presente y futuro del sector.
La industria aeronáutica ya está trabajando para rebajar su huella de carbono con alternativas tecnológicas y reduciendo el consumo energético, como la electricidad o el hidrógeno.
El sector aéreo también ha trabajado durante años, y parece que finalmente con éxito, en la búsqueda de combustibles sostenibles o SAF Sustainable Aviation Fuel.
Estos biocombustibles o combustibles sostenibles conocidos como Biojet se mezclan con el queroseno convencional provocando su descarbonización y reduciendo con ello las emisiones. Son carburantes producidos a partir de material orgánico de manera que, en su combustión, el CO2 que se origina es muy bajo.
Esta solución puede llegar a rebajar las emisiones que genera el sector de la aviación europeo un 34% desde ahora hasta 2050.
De momento, los SAF son la única alternativa viable en el corto plazo para reducir de manera las emisiones por parte de la industria aeronáutica.
La Unión Europea está obligando a las aerolíneas a utilizar esta solución mediante una integración que se ve incrementando año tras año. De modo que los combustibles sostenibles tendrán que utilizarse en un 2% para 2025, un 5% en 2030 y un 63% en 2050.
Aquí algunos casos concretos de uso de combustibles sostenibles:
En el prisma internacional, empresas como Boeing se han comprometido a que sus aviones nuevos destinados a rutas comerciales puedan consumir el 100% de combustible sostenible para 2030.
En nuestro país, algunas aerolíneas ya lo están utilizando. Por ejemplo, Iberia y Vueling ya han realizado los primeros vuelos utilizando biocombustible fabricado con residuos.
Y en marzo de 2021, Evelop, la aerolínea charter española con sede en Palma de Mallorca, realizó el primer vuelo Madrid – Punta Cana con uno de sus aviones Airbus A350 usando combustible sostenible Biojet.
Por otro lado, la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), referente en el sector aéreo español reuniendo el 85% del tráfico aéreo del país, mantiene que:
“Mientras llega esa solución híbrida y eléctrica, las compañías aéreas están comprometidas a operar con combustibles sostenibles o SAF (por sus siglas en inglés). Es una tecnología que ya existe y que permite ahorrar más de un 80% de las emisiones de CO2 durante el ciclo de vida.
Esta solución tecnológica ya está siendo utilizada por algunas compañías aéreas, pero su producción es todavía escasa. Antes de la pandemia apenas representaba el 0,1% del combustible total, con un precio 3 ó 4 veces superior al queroseno convencional.
Para que se implemente con éxito es necesario que la Administración estimule su producción con incentivos o estableciendo subvenciones para favorecer su consumo.”
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