Estamos seguros de que conoces el término, pero por si acaso, lo concretamos. La cocina de aprovechamiento es una forma de cocinar que consiste en utilizar, de la mejor manera y al máximo, todos los alimentos que tenemos ya cocinados y disponibles. Con ello buscamos reducir al mínimo el desperdicio de comida.
Después de estos días de Navidad, es normal que tengamos sobras de alimentos que no se han consumido durante las comidas y cenas. Y sí, almacenamos tuppers en la nevera con un poco de todo, pero en lugar de desecharlos, ¿por qué no utilizarlos para crear nuevas y deliciosas recetas?
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Una buena cocina de aprovechamiento se puede lograr de diferentes maneras
- Planificando la compra y el posterior cocinado de varios platos.
- Utilizando todas y cada una de las partes de los alimentos. Por ejemplo, las hojas de las verduras en lugar de tirarlas, pueden servir para hacer un buen caldo de verduras que sirve como base a otras preparaciones.
- Conservando adecuadamente los restos de comida para elaboraciones posteriores.
La cocina de aprovechamiento es pura creatividad porque puede incluir ingredientes que de otra manera se consideran poco atractivos o incluso inservibles, como las frutas y verduras que ya no están frescas, o restos de carne o pescado ya cocinado. En definitiva, una forma de cocinar responsable y sostenible, que nos permite contribuir con el cuidado del medio ambiente, ahorrando dinero.
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Con un poco de imaginación y de creatividad, puedes convertir las “sobras de Navidad” en otras comidas o postres. ¡No tengas miedo de experimentar! Te dejamos 3 ideas fáciles y muy ricas.
Usa las sobras de pollo, pavo o jamón para hacer sándwiches más elaborados o añadirlo a ensaladas
Mezcla la carne en un bol con verduras picadas como lechuga, tomate o cebolla, por otro lado, mezcla un yogurt natural con un poco de cebollino y sal, y añadelo a las verduras. Coloca el resultado entre dos rebanadas de pan y añade un poco de queso o unas rodajas de aguacate. ¡Rápido, sencillo y delicioso!
Para las ensaladas, elige verduras y frutas de temporada y que sean de proximidad a tu zona y de entre ellas, escoge tus favoritas para ensaladas. Corta las verduras y frutas en pedazos pequeños y añade el pollo o jamón. Aliña con una vinagreta de un buen aceite de oliva virgen, vinagre y hierbas frescas ¡Y a disfrutar!
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Con las patatas que te hayan sobrado, haz puré y utilízala como base para croquetas o empanadas
Con un poco de aceite sofríe una cebolla picada hasta que esté transparente y agregale un poco de jamón picado, y saltéalo. Añade el puré de patata y mezcla bien con el jamón y la cebolla. Sazona con sal y pimienta al gusto y deja enfriar.
Forma con la masa resultante las croquetas con las manos mojadas en agua fría, y pasa cada croqueta por harina, huevo batido y pan rallado. Tienes unas croquetas listas para freír o para congelar e ir consumiendo poco a poco.
Si la misma masa de patata con cebolla y jamón la pones en obleas de empanadillas y las llevas al horno, tienes unas magníficas empanadas. ¡Riquísimas!
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Haz tarta de manzanas o crumble transformando las sobras de mazapán, pasteles y galletas
Corta unas manzanas en rodajas finas, ponles canela al gusto y mezcla bien. Luego tritura todas las sobras de pasteles y galletas hasta obtener migajas, coloca las manzanas en un molde para tarta y cubre con las migajas.
Hornealo durante 30-35 minutos a 180ºC , hasta que la superficie de la tarta esté dorada. La puedes servir caliente con una bola de helado de vainilla. ¡Espectacular!
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En definitiva, la cocina fomenta las ideas y alienta al uso de una variedad más amplia de ingredientes. Sí, la cocina de aprovechamiento puede ser una forma divertida y creativa de cocinar, lo que puede crear un momento realmente gratificante, toda una experiencia.