En B Lab, la organización que promueve el movimiento B Corp, se dedican a crear una comunidad de personas y compañías que están transformando la forma de hacer y ser empresa. Estas empresas están enfocadas a conseguir valor para los accionistas, pero también a la creación de valor social, ambiental y económico para todos sus agentes de interés: trabajadores, proveedores, clientes, comunidades y también para el medio ambiente. Ser B Corp va más allá de la certificación de un producto o servicio. B Corp es un nuevo modelo de empresa y el único estándar global que mide el desempeño social y ambiental de toda la compañía, a la vez que define su identidad.
Hoy entrevistamos a Pablo Sánchez, director de la Fundación B Lab en España, una persona clave en la llegada y evolución de B Corp en nuestro país.
Pablo Sánchez tiene un largo recorrido como profesor e investigador (ESCI e IESE), como creador de proyectos con fundamento sostenible como Roots for Sustainability (R4S), pero sobre todo por la inquietud en temas de sostenibilidad. De hecho, cuando estudiaba económicas, estudiaba y se interesaba por la “fiscalidad verde”, que era una optativa que, entonces, no hacía nadie.
Hemos de hacer la sostenibilidad algo seductor, que no sea tan negativo y nos plantee un futuro lleno de renuncias
¿Cuándo trajiste B Corp a España?
Cofundé B Corp España en 2013. Nos pusimos en contacto con la organización B Lab para, en 2014, traer el movimiento B Corp a España. Desde entonces he estado directamente implicado. Años más tarde vimos que había una aceptación y una buena trayectoria, creamos la Fundación B Lab España, que es el vehículo a través del cual se promueve el movimiento B Corp.
¿Por qué crees que B Lab tenía que existir en España?
Yo desde el año 2000, cuando acabé la carrera, estaba convencido de la capacidad del mundo empresarial para orientarse a un bien común. Cuando conocí B Corp, en 2010, acababa de fundar una empresa (R4S- Roots for Sustainability) y uno de mis socios estaba en EEUU. En una de sus visitas me estuvo explicando un proyecto que estaba haciendo en EEUU que me recordó mucho a B Corp porque también era un sistema de evaluación de empresas muy parecido a este. Y ambos pensamos que era muy interesante traer B Corp a España. Mi socio se reunió con ellos en EEUU -que justo estaba empezando en Europa-. Nos fuimos a Amsterdam y conocimos a los fundadores de B Lab Europe y empezamos a trabajar con ellos.
Nosotros creemos y creíamos en la empresa como un agente decisivo para contribuir a generar soluciones a nuestros grandes retos como sociedad.
¿Por qué crees que las marcas lo están buscando?
A las empresas les interesa identificarse con sus similares. Hay una falta de identidad. Estamos en un momento donde hay un conjunto de empresas que nacen y no se identifican con el paradigma dominante. Lo que es la empresa mercantil al uso, muy extendida en los últimos 40 años. Ese conjunto de empresas del que te hablo tiene otros valores, son compañías que se habían quedado huérfanas y creo que B Corp ofrece esa identidad y ese espacio en el que se encuentran personas y empresas que sienten que hablan el mismo lenguaje. En el que la empresa tiene que ser viable económicamente, pero es una consecuencia de estar generando una contribución a la sociedad. La empresa se constituye desde ahí. Esto ya estaba, pero no tenía un espacio común. Yo creo que esta es la principal motivación.
Muchísimas empresas vienen porque consideran que aquí se identifican. Las empresas no dicen tenemos la certificación B Corp, dicen somos B Corp. Es una forma de ser empresa. Luego, además, hay otros beneficios, como el refuerzo de la cultura interna de la compañía, del compromiso y de la mejora en la gestión del impacto de la compañía, la posibilidad de atraer talento, la diferenciación en algunos sectores, respecto al consumidor pero, sobre todo, es esa necesidad de reforzar la identidad de la compañía.
¿Cuál es el éxito más importante que habéis conseguido?
Hay dos momentos. Uno es darte cuenta de que tiene sentido. Es un momento de mucha gratitud y de satisfacción. Estábamos logrando que la gente se emocionara con ello y que quisiera formar parte. Esto es una comunidad que se construye gracias a la aportación de las compañías, y hoy en España tenemos más de 170. Son activas, aspiran a que sigamos creciendo y, que este sea su espacio de referencia, para mí, es un gran hito.
Y luego, de manera más tangible, lo que sucedió el 30 de junio de este año. Tras casi dos años de trabajo, el Congreso de los Diputados aprobó en pleno, a través de la Ley Crea y Crece, la creación de una nueva figura jurídica, las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), que reconocerá las Empresas Con Propósito en España. Este marco jurídico acoge a todas aquellas compañías que generan un beneficio social y ambiental, además de un retorno económico. Esto es un jaque mate al capitalismo extractivo español. Si se adopta de forma masiva cambia el paradigma empresarial y el paradigma económico. De repente estamos llegando al congreso y logrando que, además, casi todos los grupos firmen esta propuesta y que hoy esté en desarrollo me parece un hito a destacar.
¿Cómo vais a hacer que B Corp siga creciendo y siga ilusionando?
Tenemos muchas tareas pendientes. Por un lado, queremos seguir evolucionando y reforzando nuestros propios estándares para mantener esa rigurosidad. Y lograr que las empresas que forman parte de B Corp sean empresas orientadas al impacto y su gobernanza responda al interés más amplio que el de los accionistas. Eso pasa por una revisión, seguramente, de todos nuestros estándares.
Luego tenemos una tarea pendiente que es colectiva, no únicamente nuestra, que es sensibilizar a la ciudadanía. En otros lugares de Europa se está logrando en mayor medida. Yo creo que en España aún tenemos un reto. La ciudadanía creo que todavía está lejos de tomar la sostenibilidad como el principal factor de decisión de compra. Ha avanzado bastante pero todavía existen barreras. Ya sea el poder adquisitivo o el factor precio. Es importante que vean que son muy relevantes nuestras decisiones de compra, inversión y ahorro. También porque movilizan el tipo de empresas y el tipo de economía y el tipo de bienestar que generamos con ello.
Por último, desarrollar e incentivar la figura jurídica con políticas públicas que aceleren la creación de este tipo de empresas.
¿Cómo motivamos al consumidor para que elija ser sostenibles?
Nosotros creemos que la información tiene que ser fiable, transparente y sencilla. El capitalismo ha tenido tanto éxito porque es enormemente seductor.
Tenemos que hacer de la sostenibilidad algo seductor, que no sea tan negativo y nos plantee un futuro lleno de renuncias. Nosotros nos dedicamos a hacer la comunicación positiva, que seduzca y sea aspiracional.
Hay un reto en la sensibilización o, mejor dicho, en la seducción…
En 2084, ¿cómo te imaginas tu empresa?
En 2084 B Corp no existe porque ya nadie se plantea una empresa que tiene que reducir el impacto. Ya es la forma de ser empresa. No tendría lógica que existiera. Nosotros tenemos una misión, que es ser una organización que promueve un cambio sistémico para generar un modelo económico inclusivo, regenerativo y equitativo para todas las personas del planeta. Si en 2084 no hemos logrado eso no solo no existe B Corp, no existe la humanidad… (Risas).
¿Del 1 al 10 cómo de sostenible te consideras?
Es pregunta trampa… yo creo que un siete. Intento hacer cosas con una cierta coherencia, aunque soy consciente del margen de mejora que tengo. Por ejemplo, en casa tenemos cafetera sin cápsulas, filtros de agua, tengo moto eléctrica que se carga con energía renovable, mi cesta de la compra es del mercado, llevo mis bolsas a la compra, priorizo el comercio local… podría eliminar el consumo de carne, más allá de haberlo reducido. Intentas evitar cualquier tipo de residuo innecesario, aunque tampoco es fácil. También me parece importante intentar que tus hijos tengan esa conciencia y la información necesaria en sus decisiones de consumo.
A nivel personal, ¿en qué aspecto social / ambiental te has involucrado más y qué crees que te ha llevado a ello?
Soy donante de la Fundación Vicente Ferrer desde hace mucho tiempo. Me gusta cómo son, cómo trabajan, sobre todo porque lo hacen con las comunidades locales, no solo para ellas. He sido voluntario en la Fundació Formació i Treball, en Barcelona, donde se trabaja con personas con riesgo de exclusión social y donde había personas muy afectadas por la crisis y les apoyaba en el desarrollo de su emprendimiento. He estado bastante tiempo implicado.
Y también me encanta 1% for the Planet, ONG ambiental, que hace que las empresas destinen un 1% de sus ventas o de los salarios de la empresa a esta organización para financiar causas ambientales. Lo hace de manera directa, sin intermediarios y además demostrando la importancia de las alianzas entre empresas y causas sociales. La creó el fundador de Patagonia.
¿Qué actividad te ha hecho sentir orgulloso en ese aspecto?
Yo, además de lo que te comentaba antes, me siento muy orgulloso de haber impulsado empresas y organizaciones orientadas a transformar el modelo empresarial. Eso es lo que realmente me hace sentir orgulloso.