La alimentación sénior está en el punto de mira

Alimentación Senior

Comer de forma saludable es imprescindible para tener una calidad de vida óptima a cualquier edad, especialmente cuando hablamos de alimentación sénior. Sin embargo, niños, adultos y ancianos no pueden seguir la misma dieta. ¿El motivo? Hay que tener en cuenta la edad, las necesidades y el estado de salud de cada persona.

En el caso de las personas mayores, llevar una dieta equilibrada es más que una necesidad una obligación, ya que se encuentran en una etapa vital en la que los cambios físicos y las enfermedades están al acecho.

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[Foto de CDC en Unsplash]

Los hábitos de alimentación de la población sénior no suelen ser un ejemplo. Los cambios físicos, psicológicos y de estilo de vida que les asolan son los culpables de ciertos desequilibrios nutricionales.

¿A qué nos referimos? A la reducción del nivel de absorción intestinal, al sedentarismo que acompaña a esta etapa vital y a su correspondiente reducción de gasto energético. Aunque también la soledad puede jugar un papel protagonista, pues va de la mano de una serie de patologías, como la depresión, que pueden reducir el apetito.

De hecho, en la alimentación sénior, la pérdida de apetito va ligada a la vejez, siendo el ejercicio una de las formas más eficaces para combatirla. Y es que la actividad física puede hacer que el hambre vuelva a llamar a la puerta.

mayores[Foto de Sven Brandsma en Unsplash]

¿Y la sed? La edad también puede hacer que se reduzca la necesidad de beber agua de forma asidua. Por ello, no hay que olvidarse de la hidratación, más aún si la actividad física, por escasa que sea, comienza a formar parte de la rutina.

Eso sí, puede que no lo sepas, pero, aunque la energía utilizada por los ancianos en el día a día sea ínfima, pueden llegar a necesitar la misma cantidad de nutrientes que una persona adulta por la ralentización del metabolismo.

Entonces, se puede decir que una dieta adecuada para personas de la tercera edad debe decantarse por alimentos ricos en selenio, un nutriente que, además de ser importante para la reproducción, la tiroides o la producción de ADN, protege al cuerpo contra infecciones. ¿Algún ejemplo? El arroz. Todo sea por favorecer el sistema inmunitario.

También hay que protegerse del colesterol y las grasas, reduciendo el consumo de alimentos que las contengan. Lo que hay que aumentar es la ingesta de frutas y verduras, pues la alianza con las vitaminas C y E debe ser indisoluble.

Luego, las calorías deben mantenerse a raya. Y es que las galletas, las patatas fritas, los refrescos o las margarinas solo restan calidad a una dieta equilibrada. Los alimentos procesados hacen sonar todas las alertas.

Mención especial para alimentación sénior merecen las verduras, las hortalizas y las frutas, pues pueden triturarse para hacer puré. Y es que en la tercera edad la dentadura se encuentra bastante desgastada. Aunque tampoco hay que olvidar los lácteos, que aportan grandes dosis de calcio, y los alimentos proteicos.

Siempre hay que tener en mente los nutrientes básicos para asegurar el bienestar de nuestros mayores. Por ello, es esencial, por un lado, la vitamina D, que evita la anemia y se obtiene con la ingesta de pescados como el salmón.

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[Foto de Katie Smith en Unsplash]

Por otro lado, el zinc, que regula el sistema inmunitario y está presente en legumbres y cereales. También la vitamina B12, que apoya el desarrollo cognitivo y se encuentra en el marisco o la carne magra. Además, otro imprescindible es el potasio, que reduce la hipertensión y se puede extraer de las frutas y verduras.

Tampoco hay que olvidarse de evitar el consumo continuo de tres grandes amenazas para la salud de la población sénior: la sal, el azúcar y las grasas. De hecho, la forma ideal de cocinado sería al vapor, dejando a un lado las comidas muy condimentadas y las frituras.

¿Un consejo para nuestros mayores? Comer a menudo, pero en pequeñas cantidades para favorecer la digestión.

A fin de cuentas, las personas mayores juegan un papel importante en el sector de la alimentación. Y es que el consumidor sénior se convierte en un nuevo reto para las empresas. 

Ante una sociedad capitalista que suele centrar gran parte de sus campañas en los jóvenes y que abandona la idea de fidelizar a una población a la que se considera inactiva, surgen nuevas voces que los sitúan como un gran nicho de mercado.

senior[Foto de Andre Ouellet en Unsplash]

El informe “Los sénior en España 2022”, elaborado por Silver Economy Consulting, revela algunas de sus cualidades como consumidores. ¿Habiendo visto surgir tantas innovaciones no es posible ver en los ancianos el interés por la digitalización? Y es que, según este estudio, cuatro de cada cinco sénior dice no necesitar mucha ayuda a la hora de usar las nuevas tecnologías. Por ello, animan a enfocar a las personas mayores como clientes permeables a las novedades.

También la forma en la que anteponen la calidad al precio y su gusto por comprar no solo para ellos, sino también para su gente cercana, puede ofrecer una ventaja competitiva a las empresas que se conviertan en las primeras en tomarlos en cuenta.

El objetivo de las corporaciones debe ser promover un envejecimiento activo y saludable, dejando a un lado la imagen distorsionada que la publicidad y los medios de comunicación nos transmiten con el paso de los años.

Se necesita que las empresas empiecen a mirar de otra forma a la tercera edad.