En The Reason Behind abrimos un nuevo espacio dedicado a la relación entre salud y alimentos. El primer paso viene dado por la alimentación infantil, ya que una dieta equilibrada al comienzo de la vida es fundamental para evitar los malos hábitos y proteger la salud de los niños.
La salud es el eje principal que rige nuestras vidas. Ante esto, proteger y mejorar nuestro estado físico y mental es una prioridad. Más aún si hablamos de niños, que están en pleno desarrollo.
La salud es ese gran río que depende de sus afluentes, siendo uno de ellos la alimentación. Un factor clave para el desarrollo que nunca deja de estar de actualidad. Por ello, queremos explorar al máximo los secretos de una alimentación saludable.
Primeros pasos
¿Cómo podemos empezar? Pues por el principio. Y es que la alimentación durante los primeros años de vida puede determinar conductas alimentarias futuras. De hecho, debemos remontarnos al momento de la gestación.
La alimentación saludable debe ser la protagonista de un embarazo. Todos los focos deben estar puestos en los nutrientes que puede aportar una dieta equilibrada y que influirán en la salud futura del bebé. Se le cuida desde el minuto cero.
Paso a paso. Alimentación, nutrición y dietas, tres conceptos similares, pero no iguales. Antes de nada, vamos a distinguirlos.
Si hablamos de alimentación, nos referimos a todo lo que envuelve al proceso de comer. Pero, si nos fijamos en la nutrición, habría que decir que aborda la absorción y transformación de las sustancias que ingerimos para regular el funcionamiento del organismo. Eso sí, no nos podemos olvidar de la dieta, que se introduce de lleno en nuestros platos, es decir, en lo que comemos y en sus cantidades.
Tres conceptos que ponen los cimientos de la salud a largo plazo de cualquier niño. Y es que el organismo de los más pequeños está en pleno desarrollo y precisa de una alimentación equilibrada que favorezca su desarrollo integral.
Con 6 meses un bebé comienza a probar diferentes texturas. Estamos ante la gran oportunidad para que los padres se adentren de lleno en el fomento de una dieta equilibrada desde los primeros bocados.
El sobrepeso llama a la puerta
Dejarlo correr solo ocasionaría problemas que podrían llegar en forma de sobrepeso. La diabetes, el colesterol y la depresión vienen de la mano de la obesidad, una enfermedad que tiene a la mala alimentación y a la falta de ejercicio como jugadores titulares.
Si nos vamos, por ejemplo, a Madrid, cuatro de cada diez niños de entre 3 y 12 años tienen un peso por encima de lo recomendado y quince de cada cien tienen obesidad, según el Estudio de la situación nutricional de la población infantil de la ciudad de Madrid.
Más hacia el este, en la Comunidad Valenciana, uno de cada cuatro niños de 6 años presenta sobrepeso y obesidad, según datos de la Hoja de Seguimiento Infantil.
Y, si ampliamos la mirada a un nivel mundial, más de 42 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso y obesidad, según la Organización Mundial de la Salud. Una cifra que podría ascender a los 70 millones de cara a 2025.
Los datos hablan por sí solos. La alimentación poco saludable de los más pequeños es ya un problema global. Hay que prevenir la obesidad y, para ello, es importante conocer sus causas: el desequilibrio entre calorías consumidas y gastadas, factores genéticos, metabólicos u hormonales, el sedentarismo o la popularidad de la comida rápida.
Otra gran batalla que librar es la de la bollería industrial. Una de las peores elecciones alimentarias, pero la más atractiva. Además, es difícil no fijarse en ella, ya que sus campañas publicitarias están por todas partes, haciendo caer a los más pequeños en unos productos sabrosos y promocionados, en muchos casos, por conocidos personajes infantiles.
Las barreras a la dieta desequilibrada
Ante esto, el Ministerio de Consumo no es indulgente. Ha anunciado una nueva regulación acerca de la publicidad sobre alimentos perjudiciales para la salud de los niños.
Una de las medidas propone restringir el uso de caras conocidas para fomentar el consumo de alimentos y bebidas con altos niveles de sodio, grasas o edulcorantes.
Por tanto, los influencers tendrán que pensárselo dos veces antes de hacer una publicidad. Pero no estarán solo, padres, madres, educadores o cualquier persona, sea real o ficticia, que pueda tener relación con el público infantil debe seguir el mismo patrón.
Eso sí, instan a estos perfiles a participar en campañas de salud pública que promuevan la actividad física y los hábitos de alimentación responsables.
Tampoco se podrán promocionar esos alimentos o bebidas poco adecuados para llevar una dieta equilibrada a través de premios, regalos, concursos o sorteos, pues se estarán creando en el consumidor necesidades que no tenía.
Unas medidas que afectan a prensa, redes sociales, contenidos radiofónicos, canales de televisión para los más pequeños, bloques publicitarios anteriores o posteriores a programas dirigidos a niños en la televisión generalista y, en definitiva, programas con una audiencia infantil superior al 25%.
Nuevas consideraciones que se unirán a la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición y que afectan a productos como el chocolate, los pasteles o los zumos. ¿Se libra algo? Pues sí, la carne fresca, el pescado, las verduras, las hortalizas y las legumbres.
No hay que perder ni un segundo
Todo por y para construir una vida saludable desde la infancia. Lo ideal sería empezar a introducir a partir de los seis meses, cuando la leche deja de ser plato único, alimentos apropiados y saludables, como los cereales, la fruta o la verdura de forma progresiva.
Otra época en la que cada decisión importa es la que abarca los tres primeros años de vida, ya que comienzan a desarrollarse los gustos. Unas preferencias que se van consolidando hasta los seis años. Tiempo suficiente para evitar que el rechazo a todo lo que sea verde se convierta en rutina.
A partir de esta edad y con la llegada de la pubertad y el crecimiento, la alimentación saludable, nutritiva y equilibrada debería ser la mejor compañera de aventuras de cualquier niño.
Productos con etiquetas responsables
Saber comprar es fundamental para presumir de una dieta equilibrada. Y es que todo lo que comemos se reparte entre unos grandes conglomerados que concentran la mayor parte de las marcas de alimentación. Empresas que tienen de todo y en grandes cantidades, pero que deben permitirnos ver más allá.
Hay que abrirle la puerta a productos diferentes, menos masivos, pero innovadores y con etiquetas sostenibles. ¿Algún ejemplo? Alimentos ecológicos de comercio justo, productos altos en fibra y bajos en calorías, bebidas de avena o carbohidratos de liberación lenta, es decir, con un bajo índice glucémico.
¿Los padres? El ejemplo a imitar
Ante esto, los progenitores juegan un papel protagonista, pues ejercen de filtro de lo que entra en los hogares. Son una resistencia férrea ante las amenazas a la alimentación saludable para crear una buena base nutricional en la infancia.
Según un informe de Nurturing Children’s Healthy Eating las familias desempeñan una misión crucial para crear buenos hábitos alimentarios en los niños. A pesar de que a algunos padres les cuesta tomar conciencia de la realidad alimentaria que atraviesan sus hijos y crean barreras de no aceptación del problema.
Es normal necesitar ayuda para afrontar una situación nueva. Basta con escuchar, tomar las riendas de la cesta de la compra, dejando a un lado los caprichos, no esperar a que el niño crezca para inculcarle buenas costumbres, no convertir la comida en un mecanismo de recompensa y, sobre todo, ser ese ejemplo que puedan imitar.
Los niños estarán más receptivos a ingerir ciertos alimentos si ven que los mayores también lo hacen.