¿Recuerdas las famosas tiendas de ultramarinos de venta a granel? Esos locales en los que se vendía prácticamente de todo y que, con el paso del tiempo y la modernización de los procesos, han ido extinguiéndose para dar paso a las grandes superficies.
Hablamos de una forma de comprar que se ha quedado en el pasado y que muchos quieren recuperar para combatir el elevado uso de plásticos y envases de los supermercados. No se trata solo de recordar las costumbres de nuestros abuelos, ya que la motivación principal pasa por despertar la conciencia ecológica de la población.
Solemos ver mandarinas, plátanos, tomates o garbanzos expuestos en cajas de plástico en las estanterías de establecimientos de renombre, productos que podrían venderse a granel, eliminando así los residuos que producen los envases y sumando puntos en favor del medioambiente.
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Eso sí, ni el consumidor que se decante por este estilo de compra ni el local que lo ofrece deberían escoger bolsas de plástico para hacer acopio de la mercancía, las opciones ideales son: bolsas reutilizables, sacos de tela, redes o tarros de cristal.
Algunos de esos recipientes, como los tarros, no dan lugar al mal uso o desperdicio, ya que contienen los productos hasta que se consumen.
Otra ventaja de comprar a granel es que no hay ocasión de añadir al carrito más de lo que nos gustaría, ya que se puede medir de forma precisa la cantidad exacta que se necesita de cada alimento. De esta forma, se favorece el consumo responsable, comprando lo que se va a consumir y sin desperdiciar.
Un envase no tiene por qué satisfacer las necesidades del usuario, pero la compra a granel sí da en el clavo, ya que es el comprador el que tiene el control. Todo va al peso y, por tanto, el ahorro económico es notable, ya que no hay que comprar cantidades mínimas y se eliminan los costes de transporte y de logística, es decir, producción, diseño o embalaje.
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Una simplificación de los procesos que también favorece al medioambiente. ¿Cómo? Reduciendo la huella de carbono al prescindir de intermediarios.
También cambia la calidad de los productos, ya que la venta a granel suele ofrecer un abanico más amplio de posibilidades para elegir que la oferta que viene predeterminada por los envasados. De esta forma, comprar a medida le abre las puertas a los productos ecológicos.
Además, todo lo gastado en una compra a granel suele beneficiar, en la mayoría de los casos, a la economía y el comercio local, ya que son las tiendas de barrio las que suelen apostar por esta forma de entender el consumo. Un impulso a la venta de proximidad que le otorga un lugar prominente a los productos km0.
Aunque es cierto que algunos supermercados también han visto en la venta sin empaquetado una buena oportunidad, pero son una minoría.
¿El inconveniente a primera vista? La fecha de caducidad está mucho más clara en productos procesados y plastificados, pero esto no debería ser un problema porque la venta a granel debe cumplir una reglamentación específica.
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Por ejemplo, los vendedores tienen que responsabilizarse de la conservación del producto y, para ello, no pueden tirar el saco que contiene el alimento, pues en él aparece el lote y el año de partida. Además, cada producto debe ser servido con un utensilio específico para mantener la salubridad y que no se mezcle la mercancía.
Teniendo esto claro, queda determinar aquellos alimentos que usualmente se pueden comprar a granel, hablamos entonces de la fruta, la verdura, los frutos secos, el café, el té, las legumbres e, incluso, la leche, el vino o el champú.
Por último, ¿cuál es la mejor forma de comprar a granel? Es sencillo, basta con tener claro lo que necesitas comprar, para no caer en el derroche, llevar un buen control de su conservación y preparar los envases que se van a utilizar para no tener que recurrir a la vieja confiable: las famosas bolsas de plástico.